EL PAíS
La nueva Corte realizó su brindis con champagne y, claro, sin pizza
Los Supremos reunieron a los periodistas con motivo del fin de año. Hasta brindaron por la prensa, contrastando con el tono de la ex Corte menemista. Quiénes fueron.
Qué se dijo. Quién faltó.
Por Irina Hauser
Fue un chin chin “por la prensa libre”. Lo hizo Enrique Petracchi, presidente electo de la Corte Suprema, ausente en los cocteles cortesanos desde hacía mucho tiempo. Levantó la copa de champagne medio de prepo, alentado por los periodistas que lo rodeaban, y aprovechó así para romper con toda una tradición a la que Julio Nazareno y su séquito le habían dado un estilo propio, caracterizado por los comentarios futboleros, los chistes verdes y los mensajes en clave política. Pero no todo fue color rosa: Carlos Fayt, quien preside en los papeles el tribunal hasta fin de mes, mandó a decir que él no había autorizado el festejo.
Los canapés coquetos y los fosforitos de jamón y queso eran como los de todos los años. Incluso como los del último brindis que encabezó Nazareno en junio, para el Día del Periodista, dos semanas antes de renunciar, donde contó con la única y solitaria compañía del destituido Eduardo Moliné O’Connor. Ayer cambiaron los personajes, algunos reaparecieron y se reciclaron los rituales.
Antonio Boggiano fue el primer supremo en entrar al salón de alfombra roja y cortinas pesadas. Huidizo, se sirvió varios bocaditos de corrido, saludó de paso y se fue antes de que llegara Petracchi. Al rato entró el más nuevo de Sus Señorías, Eugenio Raúl Zaffaroni, que charló cálidamente con todo el mundo y fue uno de los últimos en irse del evento. Cuando ya había unos cuantos platos y vasos vacíos llegó Petracchi, y tras él apareció un renovado Augusto Belluscio liberado de los anteojos de vidrio hipergrueso, posiblemente gracias al bisturí. En el ínterin, causó sorpresa la aparición de Adolfo Vázquez, el único sobreviviente de la etapa menemista en la Corte. No se habla con ninguno de sus colegas y sigue diciendo que resistirá el juicio político.
Cristian Abritta, uno de los secretarios de la Corte y antigua mano derecha de Nazareno, promocionaba entre los comensales una nueva acordada, que acababan de firmar los ministros estableciendo que todos los fallos del tribunal deben ser dados a publicidad por Internet. Hasta ahora sólo aparecían unas pocas resoluciones puntualmente seleccionadas. Esta medida se suma a otras que buscan transparentar el funcionamiento de la Corte: ayer, a propuesta de Boggiano, se decidió que para los casos sensibles se pondrá fecha de tratamiento. Días atrás también se resolvió permitir el acceso a conocer el estado de los expedientes, su fecha de ingreso y qué ministro lo estudia.
Las explicaciones sobre la ausencia de Fayt las dio también Abritta: “Me dijo que si en 20 años no había venido a estas celebraciones no tenía por qué hacerlo ahora”, precisó. Un comentario que circulaba por la reunión agregaba que el ministro estaba enojado porque él no había dado autorización para que se hiciera el brindis. A lo que se suma que su relación con Petracchi pasa por un momento de alta tensión. El otro ausente fue Juan Carlos Maqueda, poco afecto a estas reuniones y, de todos modos, comprometido en otro almuerzo.
El discurso breve y conciso de Petracchi, que ofreció tras la insistencia del público y en un clima muy relajado, contó con un cuidadoso detalle: estuvo dedicado a los agasajados, los periodistas, y al libre ejercicio de la profesión.