EL PAíS
El informativo de Radio Pasillo
La producción de chismes y anécdotas tiene su pico estacional a fin de año. Acá, bromas y versiones contadas en voz baja sobre habitantes de la Rosada y del Congreso.
Por Felipe Yapur y
Eduardo Tagliaferro
Acidez duhaldista. Lo recibieron con los brazos abiertos, pero ello no impidió que a sus espaldas comentaran el devenir de su raid por los ministerios de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y de la Nación. Así, los diputados duhaldistas –risitas cómplices de por medio– dicen del recién llegado Juan José Alvarez que pasó de Alejandro Dumas a Vicente Blasco Ibáñez. Es decir, dejó de ser uno de Los Tres Mosqueteros junto a los intendentes Julio Alak de La Plata y Alberto Balestrini de La Matanza para ser uno de Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis con los legisladores Oscar Rodríguez, Alfredo Atanasof y Carlos Ruckauf. Claro, es un chascarrillo que ninguno de “sus amigos” del bloque se anima a comentarlo delante del ex intendente de Hurlingham.
- Espíritu navideño. Las fiestas de fin de año se acercaban y la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, no quiso que pasen inadvertidas en el edificio que ocupa su cartera. Así, recomendó que cada uno de los pisos adornen las oficinas convenientemente. Sus empleados acataron sin chistar. Guirnaldas y adornos se colocaron rápidamente. Claro, los más dedicados fueron los que ocupan el piso donde está la oficina de la ministra, que no dudaron incluso en colocar en lugares estratégicos a pingüinos con gorritos navideños. Un detalle que despertó la sonrisa de la ministra que llegó del lejano sur.
- Sólo quiero rock and roll. En el gabinete de Néstor Kirchner hay varios de sus integrantes fanáticos del rock. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, muere por Litto Nebbia y lo demuestra con una foto del mítico líder de Los Gatos en su despacho. El otro Fernández, Aníbal, tiene la colección completa de Los Redondos. Miguel Núñez, el vocero presidencial, no se queda atrás y suele hablar de su admiración por el cantautor León Gieco. Para que no quedaran dudas, hace quince días acompañó a León en su recital en el estadio de Ferro Carril Oeste. Lo escuchó extasiado desde un costado del escenario y luego se retiró del estadio en una combi junto al ro- ckero para cenar y comentar las alternativas del concierto. Núñez llegó incluso a saludar con sus brazos en alto a los fanáticos que esperaban a Gieco y que lo reconocieron.
- Un bostero de ley. El 14 de diciembre los hinchas de River Plate rezaron por una derrota de su archirrival Boca Juniors mientras disputaba con el Milan la Copa Intercontinental en el lejano Japón. No hubo caso, el equipo de Carlos Tevez triunfó para el delirio de los hinchas que llegaron hasta el carísimo Tokio. En el imponente estadio los fanáticos festejaron hasta más no poder. Entre los más alborozados estuvo el camarista federal Gabriel Cavallo, quien no dudó en llevarse un recuerdo de su viaje. Exultante, le pidió a un amigo que lo retratara abrazado a un policía japonés que lo miró de reojo mientras el camarista repetía con una sonrisa de oreja a oreja: “Bocaaa, Bocaaa”. Todo sucedió al mismo tiempo en elque, en Buenos Aires, Mario Pontaquarto reabría el caso de los sobornos con su confesión.
- De tal palo. Es el comentario de los senadores radicales. Lo recordaron en medio de las charlas de las alternativas del caso de los sobornos. Los legisladores de la UCR cuentan el caso de Hernán C., el caso de un joven licenciado en Ciencias Políticas que egresó de la Universidad de San Andrés y su primer trabajo fue en la SIDE cuando Fernando De Santibañes lo designó en marzo de 2000. Hernán fue uno de los pocos colaboradores de Fernando de la Rúa que lo acompañó en el viaje en el helicóptero luego de que renunciara. Los senadores dicen que admiraba tanto al ex presidente que hasta se parecía en su forma de hablar. Hernán acompañó a su líder hasta la casa de la quinta en Villa Rosa. Lo visitaba diariamente antes de trasladarse hasta las oficinas de la SIDE. Nadie le había pedido la renuncia y el joven pasaba inadvertido en la casa de los espías vernáculos. El día de la renuncia de Adolfo Rodríguez Saá en las oficinas de 25 de Mayo reinaba el desconcierto. De hecho, los empleados de planta se reunieron para seguir las alternativas de la debacle política sin saber a quién reportar. En medio de ese cónclave, Hernán apareció. Saludó y antes de que alguien le hiciera un comentario, preguntó: “El Presidente quiere saber cómo está la situación”. Uno de los espías atinó a preguntar “¿quién?”. Sin inmutarse, el espía respondió: “De la Rúa”. Como única respuesta obtuvo una generalizada carcajada. A tres años del hecho, los senadores radicales, otrora oficialistas de la peor gestión de la UCR sostienen que “el muchacho es un fiel representante del delarruismo”.
- Mutis por el foro. José María Díaz Bancalari en su calidad de jefe del bloque de diputados del PJ organizó para el martes al mediodía el tradicional brindis de fin de año con los periodistas acreditados. Hasta su amplio despacho llegaron, además de algunos legisladores, el presidente del cuerpo, Eduardo Camaño, y el vicepresidente Daniel Scioli. Todos levantaron sus vasos de plástico con champagne para desear un feliz 2004. Sin embargo, la presencia de Camaño tenía un solo objetivo, retrucar la queja que radicales y la arista Graciela Ocaña realizaron por la demora en la integración de la comisión bicameral de seguimiento a la SIDE. Es por ello que sin demora desplegó la resolución con su firma donde designa a los integrantes. “Que la comisión no se conforme es responsabilidad exclusiva de las autoridades del Senado”, dijo con firmeza justo en el momento en que un sonriente Scioli se acercó a los periodistas para saludar. Sin notar su presencia, el duhaldista repitió su afirmación. El vicepresidente tragó saliva, miró hacia el techo y tras unos segundos, se escabulló disimuladamente ante la crítica de su colega presidente.