EL PAíS
“El tema del nocaut no llegó a instalarse” en Estados Unidos
Mientras la Casa Rosada mantenía que la política hacia Cuba es un asunto soberano, el embajador ante Washington bajaba la temperatura del tema y afirmaba que no complicaba las relaciones.
A poco más de 48 horas del encuentro que mantendrán en Monterrey el presidente Néstor Kirchner y su par norteamericano, George Bush, desde la Casa Blanca quieren “evitar” que el incidente surgido a principios de semana a partir de las declaraciones del subsecretario de Estado Roger Noriega sobre la política argentina hacia Cuba “complique la relación entre ambos países”. Aunque varios funcionarios de la administración Bush avalaron a Noriega luego de que en nuestro país se multiplicaran las voces de repudio por sus dichos, el embajador en Estados Unidos, José Octavio Bordón, transmitió esa sensación horas antes de la partida del Tango 01 hacia la Cumbre de las Américas en México. El clima previo a la cumbre que se desarrollará desde mañana aparece más distendido, pero el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, reafirmó que Argentina no aceptará presiones sobre el tema Cuba.
La polémica que ocupó toda la semana surgió el martes pasado cuando el subsecretario de Asuntos Hemisféricos estadounidense expresó su preocupación por “el giro a la izquierda” del gobierno de Kirchner. Las respuestas a los dichos de Noriega llegaron desde todos los sectores, y el propio Kirchner se puso al frente de ellas. “Tenemos que dejar de ser alfombra”, salió al cruce el mandatario y, ante la pregunta de tono boxístico de un periodista, dijo que a Bush “le ganamos por nocaut”. Muchos temieron sobre el efecto que los cruces verbales podían tener en tierra mexicana.
Desde el Gobierno aseguraron que no iban a aceptar planteos sobre este tema en la reunión que mantendrán Kirchner con Bush en el marco de la cumbre y el propio jefe de Gabinete reiteró ayer que nuestro país se abstendrá de votar contra Cuba ante las Naciones Unidos (como exigen desde la Casa Blanca). Fernández señaló que “la posición que se adopte sólo le incumbe a la Argentina y no debe ser objeto de presión” de otros países.
En este sentido, Bordón aseguró que en Washington se percibe un clima de conciliación. Este era uno de los objetivos del gobierno argentino, que en las horas cercanas a la partida de Kirchner y su comitiva hacia la cumbre había hecho todos los esfuerzos por bajar el tono de la discusión.
El embajador en Estados Unidos explicó en declaraciones radiales que “el tema del nocaut no llegó a instalarse” en ese país. “Eso se vio como una reflexión en un cambio de comentarios con un periodista”, minimizó el funcionario, que señaló que sí fueron recibidas las críticas a Noriega y al secretario de Estado, Colin Powell, que salió a avalar al diplomático.
Con el conflicto sobre Cuba en punto muerto volvió a cobrar protagonismo el que será el tema central de la cumbre: el económico. La Argentina llegará a la reunión de Monterrey con una buena nueva bajo el brazo, luego de que el director del Fondo Monetario, Horst Koehler, aseguró que el organismo aprobará el acuerdo firmado con nuestro país. La noticia la recibió Kirchner el viernes por vía telefónica, en una comunicación con el titular del FMI, y trajo un respiro para el Gobierno luego de una semana congestionada.
En el mismo sentido, el prólogo a la reunión que el Presidente tendrá con Bush será la conversación personal que mañana mantendrá con Koehler, acompañado por el ministro de Economía, Roberto Lavagna. Aunque no se sabe en qué términos podría darse la discusión sobre el tema de la deuda, desde el Ministerio de Economía aseguraron que Argentina no cambiará su posición frente a los acreedores privados (ver recuadro).