EL PAíS › DURO CRUCE ENTRE DE LA RUA Y EL
GOBIERNO POR LA CAUSA DE LAS COIMAS
“Tuvo la ley laboral poniendo plata”
Así lo dijo el ministro del Interior, Aníbal Fernández, en una feroz respuesta a un escrito que el ex presidente había presentado ante la Justicia pidiendo que investigue si Pontaquarto recibió algún pago del Gobierno para declarar lo que declaró.
Por Diego Schurman
Néstor Kirchner levantó el teléfono rojo:
–A ése lo matás –ordenó, figurativamente, el mandatario.
Unos minutos después, Aníbal Fernández salió presto a cumplir la embestida presidencial contra “ése”, o sea, contra Fernando de la Rúa. “El que pagó para que se aprobara una ley antipopular fue el gobierno de De la Rúa”, dijo entonces a Página/12 el ministro del Interior.
La abrupta irrupción oficial en el debate sobre el origen de los sobornos en el Senado la generó ayer el propio De la Rúa. Fue cuando, a través de un escrito dirigido a la Justicia, solicitó que se investigue si Mario Pontaquarto recibe algún tipo de “compensación” del gobierno nacional.
La presentación dice sobre el arrepentido: “Sus antecedentes no son buenos, viene de una posición ideal para extorsionar u obrar por precio. Como secretario parlamentario puede dar una versión con impacto. Hay engaño en su autoincriminación y surge la necesidad de averiguar si le pagaron compensaciones y el manejo de fondos por parte del Gobierno”.
Al enterarse del escrito, a Kirchner se le subieron los humos a la cabeza. Hasta ahora el Presidente había ordenado ignorar las alusiones que en mayor o menor medida hicieron del Gobierno los imputados en la causa de los sobornos.
De hecho, José Genoud ya habló de un “complot” en contra del gobierno de la Alianza, en el que involucró a Carlos “Chacho” Alvarez y a toda la administración Kirchner. Más aún: el ex senador radical consideró que la denuncia de Pontaquarto no fue producto de la espontaneidad sino que se disparó luego de algún tipo de incentivo.
Pero en la Casa Rosada no reaccionaron hasta conocer el escrito de De la Rúa. Fue la gota que derramó el vaso. Por eso Kirchner levantó el teléfono y ordenó a Fernández que le responda. El ministro del Interior, fiel a su estilo, no habló con la diplomacia de un canciller. Por el contrario, hasta se animó a ridiculizar al ex presidente radical.
“Lo que hizo De la Rúa con la reforma laboral es lo que hacen aquellos que sólo conciben el sexo sin amor: lo consiguen poniendo plata. Y De la Rúa tuvo que hacer eso: me lo imagino con medias, camiseta y calzoncillos, pagando para obtener las leyes que obtuvo”, atacó.
–De la Rúa sugiere en su escrito que pudo haber existido algún tipo de compensación del gobierno de Kirchner a Pontaquarto –le apuntó Página/12.
–De la Rúa concibe la política desde una situación mezquina. Y no tiene otra cosa que actuar desde esa situación.
–¿Por qué?
–Fíjese la aprobación de la ley 25.250, la famosa ley de reforma laboral. Yo en ese momento era ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires. Me parecía una ley inconcebible. A todo el mundo le parecía eso. ¿Y cómo hicieron parar torcer voluntades? Tuvieron que poner dinero.
–¿Pero tiene pruebas de eso?
–Pareciera que siempre se construyó pagando. La Alianza fue un gobierno plagado de medidas antipopulares. Impuestazo, después el 13 por ciento de recorte salarial a los estatales, después el recorte a las jubilaciones, después el Megacanje, por el que se pagaron comisiones altísimas, etc., etc., todas leyes antipopulares, ¿cómo puede ser?, ¿en representación de quién se votaron esas leyes...?
–¿Y por qué el Gobierno salió a cuestionar esto ahora?
–Esto no se puede dejar pasar. Perón decía que sólo del ridículo no se puede volver. Y De la Rúa al decir lo que dijo no hace otra cosa que afianzarse en el ridículo. Este no es el gobierno de la Alianza. Nosotros no pagamos. De la Rúa nos quiere igualar, pero Kirchner toma medidas en beneficio de la Nación.
–¿Y qué fue a pedir Pontaquarto al Gobierno?
–Lo único que pidió Pontaquarto fue seguridad para su familia. Si Pontaquarto hubiese pedido plata, Kirchner lo hubiese sacado a patadas de la Casa Rosada. Nosotros no actuamos con la lógica de la Alianza, que arrancó pagando. Pero De la Rúa cree que somos iguales a él. Y ahora hace la de Goebbels: “Miente, miente, que algo quedará”.
En su declaración ante el juez Rodolfo Canicoba Corral, Pontaquarto había señalado a De la Rúa como responsable de haber ordenado el pago de 5 millones de pesos para aprobar la reforma laboral, el 26 de abril del 2000. Pontaquarto, en su carácter de secretario parlamentario, dijo haber sido testigo de una reunión clave entre De la Rúa, Genoud, y los entonces jefe del bloque justicialista Augusto Alasino, y titular de la Comisión de Trabajo del Senado, Alberto Tell. Según relató el arrepentido, cuando Genoud le dijo a De la Rúa que el justicialismo necesitaba de “otras cosas” para sancionar la ley, éste le contestó: “eso arréglenlo con Santibañes”, en clara alusión al entonces número uno de la Secretaría de Inteligencia del Estado.
Ayer, en su escrito, De la Rúa contraatacó denostando al arrepentido. “Pontaquarto es un jugador, un fabulador, acostumbrado a pedir sin devolución (...), hay que averiguar quién lo financia, quién paga sus viajes y su permanencia en el exterior”, si “recibe protección, pasajes, recursos para su familia”, señala el texto que el ex presidente presentó a través de su abogado Miguel Almeyra.
Para De la Rúa, como también había sugerido Genoud, todo se trata de un complot, en el que involucra a la revista TXT, que publicó en exclusiva la denuncia de Pontaquarto, al gobierno nacional, que a través del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, prestó sus oídos al arrepentido, y también del ex jefe de gabinete de la Alianza, Rodolfo Terragno.
“Después de dos meses de diálogo y contención con la periodista Villosio (Pontaquarto) lleva al Gobierno su voluntad de declarar, a la prensa y a los tribunales, sobre los hechos del Senado. Tiene preparación y tratativas con el jefe de Gabinete”, se queja De la Rúa.
¿Cuál es el papel que jugó Terragno en este supuesto complot? Los dichos de De la Rúa no lo aclaran demasiado. “Alvarez y Terragno –señala el texto– aparecen unidos en esta versión acusatoria contra el presidente... hecha al amparo de un triste negocio (sic)... Terragno no pudo substraerse al rencor de perder ante mi su precandidatura presidencial.”
Esta vez Marcelo Tinelli, a quien el ex presidente había responsabilizado de la caída del gobierno de la Alianza, no cayó en la volteada.