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En la CGT advierten que las deliberaciones que se están dando en China en el marco de la Cumbre del G-20 son de interés para los trabajadores y ven con preocupación que desde el Gobierno se insista con el discurso de que “hay que bajar el costo del empleo” y que antes de viajar a ese encuentro Mauricio Macri haya reiterado su prédica contra “el ausentismo” como un mal de la realidad laboral actual. “No son los trabajadores los que ponen ‘palos en la rueda’ cuando reclaman el cumplimiento de convenios y acuerdos firmados”, señala un borrador documento redactado por Juan Carlos Schmid, uno de los secretarios generales de la central sindical. El titular del gremio de Dragado y Balizamiento señala en ese texto que “corresponde prestar atención a las recomendaciones que emite la Cumbre en China” porque “es necesario reconocer el papel de los sindicatos y el diálogo social y asegurarse de que los interlocutores sociales sean efectivamente consultados”.

El documento de Schmid se titula “Luz amarilla” y se hace eco del llamado de atención que con motivo de la cumbre hizo el L-20. Ese grupo, que reúne a representantes sindicales de países del G-20, advirtió que el encuentro “se celebra en un contexto de contracción del crecimiento y una persistente crisis social” y de creciente precarización del trabajo, ante la cual los gobiernos deben “tomar medidas para promover el crecimiento y el empleo mediante políticas expansionistas basadas en la demanda” y aplicar “un programa de políticas estructurales” para “crear empleos de calidad y a reducir la desigualdad de ingresos”.

Schmid también reseña que el Comité Asesor Sindical de la OCDE señala que no se han cumplido las metas de crecimiento ni los compromisos asumidos en anteriores cumbres del G-20 en materia laboral y social. “Ninguno de los países intensificó las medidas destinadas a fomentar la inversión productiva, el consumo y el crecimiento con menor desigualdad”, destaca y agrega dos datos: que mientras la productividad no ha dejado de aumentar de manera sostenida, el nivel de ingresos reales de los trabajadores se mantiene virtualmente estancado y que esa presión a la baja de los salarios con respecto al aumento de la productividad no se ve compensada por una mayor generación de puestos de trabajo, en tanto disminuye el empleo de calidad.

Schmid también sostiene en su documento que “el caso de China, sede de la Cumbre del G-20, debe llamarnos a la reflexión” y no sólo recuerda en ese punto la extrema precarización del mercado laboral chino, sino también las prácticas comerciales de China en detrimento de otros países y sus trabajadores. Y concluye: “Si se produce la apertura indiscriminada a sus productos y la ‘competitividad’ que se aspira a alcanzar para la economía argentina se habrá de guiar por esos parámetros, entonces se estaría pretendiendo someter a los argentinos a un retroceso laboral.”