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“Hay una sociedad muy hipócrita y escondedora, que no quiere darse cuenta de los problemas que enfrenta –afirmó en declaraciones radiales la jueza Carmen Argibay, propuesta por el Gobierno para integrar la Corte Suprema–. El aborto es una cuestión traumática para cualquier mujer, descriminalizarlo no quiere decir mandar a abortar a todo el mundo.” Argibay señaló que la sorprendía la repercusión que tuvieron sus declaraciones, ya que su posición sobre el tema era conocida. “Pero yo no soy legisladora, no hago las leyes –aclaró– y, en todo caso, si me nombran, mi trabajo será hacer cumplir las leyes.”
La jurista hizo estas declaraciones desde Holanda. “Nadie puede pensar que un aborto es una cosa de todos los días –insistió–, porque eso es no tener los pies en la realidad. Pero el aborto existe en Argentina, nos guste o no.” Argibay, que recibió ataques de sectores eclesiásticos por su posición, recomendó a los que la critican que “también defiendan la vida de las madres”. Señaló que “especialmente entre las mujeres más pobres” el aborto es la principal causa de muerte y advirtió que se necesita “una red de contención” y educación para que las menores no caigan en manos de “curanderas”. “Existe y es una de las mayores causas de mortalidad de las mujeres jóvenes y sobre todo de las que están en la pobreza”, dijo.
“Yo quisiera que hubiera la posibilidad de darles instrucción a esas criaturas que acaban embarazándose por falta de conocimiento y que pudieran sencillamente evitar tener que recurrir a un aborto clandestino”, aseguró.
Argibay, de 64 años, elegida desde el 2001 por la ONU para desempeñarse en el Tribunal Internacional Criminal, enfrenta un proceso de selección para determinar si el Senado la acepta para reemplazar al renunciante Guillermo López. Hasta el viernes, el Ministerio de Justicia recibió más de 10 mil cartas de apoyo y rechazo a su postulación, pero la mayoría de las críticas estaban dirigidas a su posición sobre el aborto y a su definición como “atea militante”. Sobre este punto señaló que “nadie puede ser militante de una no creencia, es absurdo”, y remarcó: “Yo no oculto, es mi forma de hablar; si me preguntan, digo lo que soy y las opiniones no creo que tengan que causar ningún tipo de problemas a nadie”.