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“No podemos ser tan necios. La Iglesia no puede plantear que no puede estar en la Corte una mujer que se manifiesta atea y que está a favor del aborto.” El respaldo a la candidatura de Carmen Argibay provino de una importante dirigente peronista insospechada de tener posiciones anticlericales: la diputada Hilda “Chiche” González. Otra legisladora, esta vez de la Ciudad de Buenos Aires, perteneciente a la lista macrista, también avaló a la jurista. Con la resistencia de un sector de su bloque, María Florencia Polimeni presentó un proyecto para que la Legislatura respalde a Argibay.
La posibilidad de que en la Corte Suprema de Justicia de la Nación haya por primera vez en años al menos una mujer provocó la solidaridad de género. La religiosa Martha Pelloni ya se había diferenciado de la línea “oficial” de la Iglesia Católica al apoyar a la actual integrante del tribunal internacional que juzga los crímenes de guerra en la ex Yugoslavia. “Más allá de su postura sobre algunos temas, lo importante es su integridad moral, su profesionalidad y su idoneidad para el cargo”, afirmó. Ayer, Chiche Duhalde se sumó a las voces que respaldaron a la candidata para el máximo tribunal. “Yo aprobaría el pliego por otras causas que no son sus pensamientos sobre aborto o religión. No tengo por qué anular a esta mujer que tiene todas las condiciones, hay que mirarla en su totalidad”, sostuvo en declaraciones a la Radio La Red.
Sólo organizaciones de mujeres o personalidades que hace años intentan impulsar un debate acerca de la despenalización del aborto se animaron a reivindicar públicamente las declaraciones de Argibay sobre ese tema, que –en gran parte debido a las presiones de la Iglesia– sigue siendo tabú en la Argentina. En esta línea, la ex primera dama aclaró que “no estaba a favor del aborto”. Sin embargo, fue más audaz que otros al tratar el asunto. “Quienes tienen una posición holgada no tienen problemas en cuanto a educación y anticonceptivos. Son las mujeres pobres las que no están protegidas. El Estado tiene que aparecer cuando la mujer no tiene recursos, el aborto es una consecuencia”, precisó la diputada.
Hace dos años, cuando respaldó la sanción de la Ley de Salud Reproductiva, Duhalde tuvo un enfrentamiento con la Iglesia, que hizo público un documento en el que la “acusaba” de “promover la prescripción de elementos anticonceptivos no conformes al orden natural” y de no incluir “la educación por la castidad”.
Chiche había señalado que era “tiempo de dejar a un lado las hipocresías y falsos preconceptos” y de “defender la salud y la vida de los argentinos y argentinas con responsabilidad y criterios profesionales que en nada dañan los valores morales ni la espiritualidad de los ciudadanos”. Después de que la criticaran explícitamente, simplemente recomendó a la Iglesia “que se ocupe de sus problemas”. Ayer especificó que “el tema del aborto pasa por la educación, por la prevención”, y manifestó que estaba segura de que “ninguna mujer quiere pasar por un aborto”, pero que entendía “lo que le puede pasar a una mujer que tiene el marido que no la cuida, que a veces la viola, que quiere simplificar sus problemas”.
Argibay también se había referido esta semana a la “hipocresía” de la sociedad argentina. “El aborto existe nos guste o no. Y es una de las mayores causas de mortalidad de las mujeres jóvenes y sobre todo de las que están en la pobreza”, señaló, al tiempo que aclaró que su lugar como integrante de la Corte sería “hacer cumplir las leyes” y no crearlas.
“El tema del aborto lo quieren instalar los detractores de Argibay, pero lo que debe ser sometido a juicio es si se trata de una buena jurista o no”, aseguró a Página/12 María Florencia Polimeni, diputada porteña por Compromiso para el Cambio, la lista del empresario Mauricio Macri. La legisladora, que proviene del radicalismo, presentó un proyecto para que la Legislatura “exprese su beneplácito con la postulación” de la jueza. Entre los fundamentos de la iniciativa, Polimeni señaló que “las mujeres representamos más del 50 por ciento de la población del país y la actual Corte Suprema, así como otros ámbitos institucionales, no expresan estarealidad. En toda la historia argentina sólo una mujer ocupó un cargo en la Corte. Resulta imprescindible saldar esta deuda histórica, posibilitando a las prestigiosas juristas mujeres que tiene nuestro país cubrir las vacantes actuales y futuras que se produzcan en el tribunal. La incorporación de Argibay constituirá un inicial pero trascendente avance hacia una Corte más igualitaria y legítima”.
El proyecto recibió la solidaridad del sector femenino de la Legislatura y de los diferentes partidos, y sería tratado la semana próxima, junto con otro similar elaborado por legisladores kirchneristas. Donde menos apoyo tuvo fue dentro del bloque de Polimeni. La diputada recibió varios llamados en los que integrantes de Compromiso para el Cambio le manifestaron el rechazo a la propuesta y no faltó quien le sugiriera que la retirara. Incluso algunos de los que la respaldaron, le confesaron que en realidad estaban en contra pero que querían llevar al recinto el tema del aborto con la intención de perjudicar a la candidata del Gobierno. La legisladora mantuvo su postura; privilegió la solidaridad de género y, sobre todo, su convicción de que Argibay posee sobrados antecedentes académicos, jurídicos y profesionales para integrar el máximo tribunal.
La candidatura de la jurista ya superó la etapa de avales e impugnaciones y ahora el Poder Ejecutivo tiene que enviar su pliego al Senado, donde se descuenta que la Iglesia –aunque a esta altura tal vez más preocupada por el debate sobre el aborto que por la jueza– intentará influir en los legisladores.