EL PAíS › UNA MULTITUD HETEROGENEA PARTICIPO EN EL ACTO DE PLAZA DE MAYO
A 28 años del golpe con la Plaza llena
Miles de personas participaron ayer en la marcha a Plaza de Mayo al cumplirse 28 años del golpe del 24 de marzo de 1976. Se leyó un documento que fue discutido previamente por las 230 agrupaciones convocantes.
Por Laura Vales
“Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”, gritaron los manifestantes cuando la marcha por el 28º aniversario del golpe comenzó a avanzar. Eran las seis menos cuarto de la tarde y en la cabecera de la movilización, que salió del Congreso, una pancarta recordaba el pedido de justicia para los 30 mil desaparecidos. ¿Cuánta gente caminó detrás? Tanta que se hacía difícil de medir. La marcha en repudio a la dictadura fue masiva y heterogénea. Como viene pasando en los últimos años, convocó a distintos sectores sociales, desde abogadas de taco alto y trajecito entallado a desocupados del conurbano. Pero como no pasaba hacía tiempo, logró contener además a un arco político extendido, ya que estuvieron todos los organismos de derechos humanos y un abanico partidario que incluyó desde los jóvenes K al Partido Obrero.
Detrás de la cabecera, una larga tela con las fotos de los desaparecidos fue la principal bandera del acto. María Julia Daroqui caminó junto a ella. Llevaba un cartel con las fotos de sus tres hermanos, Juan Carlos, Daniel y Alberto, secuestrados en 1977. “Vine especialmente desde España para reclamar que exista verdad y se haga justicia”, contó. A pesar del tiempo transcurrido desde los secuestros, sus familiares nunca consiguieron saber qué les pasó. “Esa es mi principal necesidad. Quiero saber dónde los llevaron y qué hicieron con ellos.”
María Julia integra la agrupación Hermanos, una de las 230 organizaciones que se reunieron en el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia para convocar a esta jornada de lucha.
El Encuentro es un espacio de coordinación que existe desde el ‘96. Nació para organizar la marcha por los 20 años del golpe y desde entonces lo siguió haciendo cada año. Su trabajo, además de preparar la actividad del día, es redactar un documento común. El criterio para hacerlo es tomar las decisiones por consenso. Como participan sectores con profundas diferencias, esto implica no poco esfuerzo.
Comienzan a reunirse un mes y medio antes del 24 de marzo y en general hacen alrededor de siete reuniones plenarias hasta llegar a un piso de acuerdos. El mecanismo es el siguiente: se discuten primero las consignas con las que se va a convocar a la marcha. Las consignas de este año, por ejemplo, fueron agrupadas en cinco puntos: “Cárcel efectiva a los genocidas de ayer y de hoy. Restitución de su identidad a los 500 jóvenes apropiados. Anulación de los indultos a los genocidas. Amnistía o desprocesamiento a los luchadores populares. No al pago de la deuda - No al acuerdo con el FMI - No al Alca”.
Luego se debaten las subconsignas, que suelen ser entre 20 o 30 puntos. Con todos ellos se redacta la base del documento. De esta manera, se busca llegar al día de la movilización con una postura trabajada entre todos los convocantes.
El documento leído ayer señaló como un triunfo la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, así como la declaración de imprescriptibilidad de los crímenes de la dictadura. Reconoció como un hecho valioso la decisión de transformar la Esma en un Museo de la Memoria, pero a la vez criticó el rumbo económico del Gobierno.
Esto dijo en su párrafo clave: “Todos los que estamos en esta Plaza tenemos claro que nuestra lucha para terminar con la impunidad de los genocidas de la dictadura –que seguiremos sin claudicaciones hasta ver a todos y cada uno de tras de las rejas– no se agota allí. Sabemos que esa lucha incluye terminar con la impunidad de los genocidas de hoy: los que matan de hambre, de miseria, de frío, de desocupación”.
En ese sentido, el texto denunció que los presupuestos para Salud y Educación son insuficientes. Pidió que “ante la desesperante situación de desocupación y como una solución transitoria, los planes sociales para desocupados sean universales”. Y advirtió que “los principales problemas que llevaron al Argentinazo siguen vigentes”.
De la misma manera que el contenido del documento, en el Encuentro, se decide previamente en qué orden va a ir cada uno.
El de ayer abrió con una cabecera integrada por representantes de todas las organizaciones. En teoría, detrás debían ir los organismos de derechos humanos, luego las asambleas barriales, los piqueteros y al final los partidos políticos, aunque los distintos grupos terminaron bastante mezclados.
Entre las asambleas y los organismos marchó un grupo de actores de Teatro por la Identidad. “Venimos contentos porque después de cuatro años de funciones sigue habiendo una respuesta fuerte. Cada vez que empezamos la temporada, los llamados a Abuelas se triplican”, contó Diana Lamas. Del 24 de marzo pasado a este, otros cuatro nietos recuperaron su identidad.
Los asambleístas desempolvaron sus pancartas y sumaron una buena cantidad de gente. Había banderas de Saavedra, el Cid Campeador, Coghlan, Temperley, Wilde, Florida, Villa Crespo, San Telmo, San Cristóbal y Plaza Irlanda, entre otras.
Detrás, los maestros del Suteba-San Miguel cantaron una de las consignas diferenciadoras de quienes habían ido al acto de la Esma: “No queremos museo, queremos los archivos y que metan en cana todos los asesinos”.
El operativo policial fue muy discreto. Tanto que sobre la Avenida de Mayo no se vieron policías cortando el tránsito. De eso se ocuparon los mismos manifestantes. Las columnas eran tan nutridas que hubo agrupaciones que decidieron abandonar la avenida y tomar las calles paralelas para poder llegar a la plaza.
Allí el vallado que cruza por detrás de la Pirámide de Mayo, protegiendo a la Casa de Gobierno, tenía las puertas abiertas y en el frente de la Rosada no se veía a la infantería. El acto de cierre consistió nada más que en la lectura del documento. Luego se recordó a los 30 mil desaparecidos y abajo los manifestantes contestaron tres veces presente. Eran las nueve menos cuarto de la noche y la jornada terminaba sin incidentes. Según los organizadores habían pasado por la plaza más de 60 mil personas.