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Aceptó la candidatura el sábado, dio a conocer su programa ayer domingo y conocerá el grado de aceptación de su proyecto mañana mismo, cuando la asamblea universitaria se reúna para elegir el nuevo rector de la Universidad de Buenos Aires. Aldo Ferrer es el flamante postulante del oficialismo para comandar la UBA, pero dice que no será la continuidad de Oscar Shuberoff. Locuaz –como corresponde a un candidato en campaña–, plantea que la UBA “debe ser la plataforma para poner al país de pie”, anticipa que defenderá el modelo de universidad “abierta, accesible y gratuita”, y que impulsará mecanismos para que la institución mejore los ingresos propios.
–¿Cuáles son los puntos centrales de su programa?
–Podríamos hablar de tres áreas: la de vinculación con la sociedad, la de organización interna y la inserción internacional. Creo que a la universidad hay que integrarla a la sociedad en varios niveles: en principio con una reflexión sobre el país, el mundo y la ubicación del país en el escenario internacional; también a través de su potencial de resolución de problemas concretos en la salud, el hábitat, la vivienda, en una serie de temas con respecto a los cuales es depositaria de un acervo muy importante que hay que acercar a la solución de los problemas concretos de la sociedad. Después, hay acciones hacia el interior de la universidad, que es una de las más grandes del mundo, y finalmente está el tema de la dimensión internacional. La UBA tiene un gran reconocimiento externo y allí tenemos que establecer vínculos de capacitación, de formación recíproca, de intercambio de alumnos y profesores, de proyectos de investigación.
–La oposición lo señala como la continuidad del modelo que sostuvo Shuberoff. Si es electo, ¿cuál va a ser su relación con el radicalismo?
–La última vez que hice política universitaria fue en 1948, cuando era militante estudiantil. Desde entonces nunca hice política universitaria, de ningún tipo. De tal manera que soy afiliado radical, pero no tengo ningún compromiso sino con mis propias ideas. Soy absolutamente independiente del pasado, y de cualquier vinculación política partidaria.
–¿Qué opina sobre los incidentes en repudio a Shuberoff del miércoles pasado?
–Tal vez hay que ubicarlos en el contexto del disgusto que vive el país y que se manifiesta no sólo en esos incidentes sino en muchos otros espacios. Claro que en un ámbito universitario, donde se supone que la gente integra el ámbito de la cultura y el pensamiento, donde el debate se debe dar en el respeto del otro, que aparezcan episodios así son exabruptos que deben evitarse. Los veo muy de época, muy de momento. Se ha infiltrado esta situación en el ámbito universitario con este hecho desgraciado que espero que no se repita.
–Es el contexto que le va a tocar si es electo.
–Habrá que asegurar la seguridad de la universidad y sus eventos académicos, y lograr un clima de comprensión, de tolerancia, de pluralismo y de libertad inherente a una institución académica. Ese es el objetivo. La asamblea universitaria tiene que ser un espacio para la discusión de ideas y no para la imposición de soluciones aritméticas, donde discutir la política de ingreso, financiamiento, validez del título para el ejercicio profesional, pluralidad en el ejercicio de las cátedras, evaluación de la calidad institucional y rendición de cuentas y acción social concreta de la universidad.
–¿La universidad pública tiene que ser paga?
–No. El arancel no resolvería el problema financiero de la universidad. La universidad pública argentina tiene una gran tradición de institución abierta, accesible y gratuita. El financiamiento tiene que venir esencialmente por el refuerzo del apoyo presupuestario que debe fundarse, desde luego, en una mejora sustantiva fiscal del Estado federal. Acá esimprescindible reactivar la economía, generar recursos y aumentar los fondos públicos disponibles para la educación.
–¿Y mientras tanto?
–Mientras tanto hay que usar muy bien los recursos.
–¿El presupuesto actual alcanza?
–No, hacen falta más recursos. Hay que mejorar la situación del plantel docente. Hace falta mucho dinero para los proyectos de inserción y desarrollo, para estas tareas de la universidad en la sociedad. La información de que dispongo hasta ahora es que el presupuesto está bajo control. El aporte que la universidad puede hacer en términos de contribuir a la calidad de las políticas públicas puede llevar a una mejora de la situación presupuestaria.
–¿Cómo?
–La posibilidad de recursos propios de la universidad no son insignificantes, a través de las prestaciones que rinde a diversas áreas de la sociedad recoge fondos de alguna importancia que hay que fortalecer. Incluso en los temas de cooperación internacional recíproca podemos desarrollar proyectos interesantes.
–¿Usted está conforme con la calidad de la educación que brinda la UBA?
–Creo que la universidad tiene una larga historia, tiene una historia de grandes méritos. Los premios Nobel de Ciencia han surgido de la Universidad de Buenos Aires. Los institutos, los laboratorios y la investigación que se realiza en la UBA son el aporte de mayor peso relativo dentro de la investigación científica, y esto se da en un contexto de grandes dificultades en la situación nacional. Desde el punto de vista de la universidad lo importante no es solamente la oferta de conocimiento sino que es preciso que la sociedad demande en un proceso de crecimiento intenso, diversificado, estos conocimientos. Si no, pasa lo que ha sucedido desde hace mucho tiempo, que es la fuga de cerebros, la fuga de capital humano, porque se forman recursos que el sistema no absorbe. Por eso es tan importante pensar el país desde la universidad.
–¿En qué se diferencia su proyecto del candidato de la oposición, Guillermo Jaim Etcheverry?
–Yo soy muy buen amigo de Jaim Etcheverry, tengo una vieja amistad con él y el mayor respeto personal y académico. ¿Qué puedo decir? Es una pregunta que tendría que hacerle a él y después comparar ambos proyectos. Yo le cuento el mío, que los demás hagan las comparaciones.