EL PAíS › COMO ARMAR FORMULAS BONAERENSES SI NO HAY ACUERDO CON EL DUHALDISMO
El viejo truco de las listas separadas
Por Fernando Cibeira
La madre de todas las batallas –tal la definición apocalíptica que los kirchneristas puros hacen de la interna justicialista en la provincia de Buenos Aires– ya tiene listo un nuevo escenario. Si, tal como está planteado hasta el momento, no hay un acuerdo con el duhaldismo, cerca del presidente Néstor Kirchner piensan en la posibilidad de promover dos listas del PJ a la elección legislativa del año que viene: una que tenga como candidata a senadora a Hilda “Chiche” Duhalde y la otra a Cristina Fernández de Kirchner. “Que la gente elija cuál le gusta más”, desafían en la Casa Rosada. La idea es recrear aquel éxito de las tres boletas separadas del justicialismo en la elección presidencial, medida que le permitió a Kirchner llegar al gobierno. La gran diferencia es que para aquella movida tenía al duhaldismo como aliado.
Desde el año pasado, los kir-
chneristas salieron con la carretilla a recorrer la provincia de Buenos Aires y ver qué juntaban. Como anzuelo, tiraron la posibilidad –lanzada por el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel– de que Cristina Kirchner fuera la candidata. La sola mención alteró los ánimos de los duhaldistas, sobre todo de Chiche Duhalde, que cada vez menos esconde que quiere ser candidata a senadora el año próximo, como paso previo a la postulación para gobernadora en el 2007. Las encuestas que manejaron después tanto Duhalde como Kirchner mostraron que Cristina era largamente la mejor candidata que podía ofrecer el oficialismo. La noticia, dicen, sólo sirvió para poner más nerviosa a Chiche.
Desde la perspectiva de la Rosada, Duhalde y Chiche tienen hoy ambiciones diferentes. Al ex presidente lo notan cómodo en el cargo de titular de la comisión permanente del Mercosur, un puesto que le permite alternar los lujos de la vida de un diplomático con las experiencias más terrenales de la política. En contrapartida, a su esposa la creen poseedora de “una voracidad insaciable por el poder”, al decir de un operador político del kirchnerismo. Por ese motivo, y con visión optimista, cerca del Presidente dudan de que el justicialismo bonaerense se encolumne sin fisuras detrás de una candidatura de Chiche si no perciben un decidido apoyo de su marido. “Acá no hay amores eternos. Los intendentes y concejales van por el poder, no por las ideas”, sostenía el funcionario nacional. Y el poder, es obvio para el funcionario, en estos momentos sólo emana de la Casa Rosada. No obstante, aunque piensen que buena parte de la dirigencia de la provincia los pueda acompañar, el kirchnerismo no piensa enfrentar en una interna mano a mano al duhaldismo, seguramente el aparato político más poderoso del país. Su idea es otra.
Dos damas
“Una interna cuesta 150 millones de pesos, es un gasto que no tiene justificación”, explicó un amigo del Presidente. Lo del gasto innecesario tal vez no sea un argumento que convenza hacia dentro del justicialismo, pero puede que tenga eco en la sociedad. La solución pensada desde el kirchnerismo, entonces, es ir con dos listas en la general y que la gente decida si prefiera a Chiche o a Cristina, sin intervención de los tan desacreditados aparatos partidarios. Seguramente la idea renovará el fastidio de Chiche con la avanzada K sobre la provincia. Pero también puede actuar como factor revulsivo dentro del PJ bonaerense, ya que atadas a las candidaturas a senador seguirán las listas de candidatos a diputados nacionales, y diputados y senadores provinciales. Una enorme cantidad de postulantes que, como es lógico, tendrán más ganas de ganar que de perder, por lo que querrán formar parte de la boleta que cuente con más chances. El problema es que para convalidar la jugada necesitan la aprobación del PJ bonaerense que hasta el momento responde disciplinadamente a las órdenes de Duhalde. Distinto podría resultar si el propio Presidente saliera a respaldar esta alternativa, pero esto todavía no está previsto.
“No es algo tan extraño: es más o menos lo mismo que aprobamos en aquel congreso de Lanús”, explicaba el operador kirchnerista. Se refería a aquella movida del Congreso Nacional del PJ para que participaran tres candidaturas presidenciales y que determinó el fin de las ilusiones de perpetuidad del menemismo.
El hombre, que viene recorriendo desde hace tiempo el conurbano, enumeraba las ventajas de la jugada. Desde ya, que serían justicialistas los tres senadores nacionales, dando por hecho que se quedarían con los correspondientes a la mayoría y a la minoría. También que con una lista de unidad obtendrían, a lo sumo, 20 o 21 diputados, mientras que con dos listas fuertes por separado podrían sacar unos 30 en total. Una lógica que se extendería a las candidaturas a legisladores provinciales. “Cuando hay dos listas de diputados peronistas, la gente entiende que el poder está ahí. Y por eso, naturalmente, vota a alguna de las dos”, explicaba el funcionario. Sin una oposición articulada a la vista, en el kirchnerismo sostienen que la decisión sólo traería ganancias. Habrá que ver qué piensan en el PJ bonaerense.