EL PAíS › ROBERTO LAVAGNA, MINISTRO DE ECONOMIA
“La garrafa popular no puede ser un misterio”
De visita en Francia para discutir con los europeos una baja de los subsidios agrícolas, habló con Página/12 del problema de los combustibles, del efecto del aumento de las tasas internacionales en la economía argentina y del default, sobre el que afirmó que no habrá pago inicial en efectivo.
Por Eduardo Febbro
Página/12
en Francia
Desde París
Se presenta relajado, tranquilo, como si estuviera en su casa. Y un poco es así. Antes de asumir el Ministerio de Economía ante la convocatoria del entonces presidente Eduardo Duhalde, Roberto Lavagna disfrutaba su estadía en el Viejo Continente como embajador argentino ante la Unión Europea. Ahora, acompañado por el funcionario de la Cancillería Martín Redrado, está tratando de convencer, junto al resto del G-20, a Europa y Estados Unidos para que reduzcan los subsidios a las exportaciones agropecuarias. Lavagna recibió a Página/12 aliviado. Estaba en París y podía mostrarse ante los franceses con la firma del controvertido acuerdo con Aguas Argentinas, cuyo grupo de control es la compañía gala Suez. Habló de ese convenio elogiando el comportamiento de la empresa en las negociaciones. No quiso ser terminante con respecto a lo que puede pasar con las tarifas de las privatizadas, dando a entender que están más para subir que para seguir congeladas. Y pasó revista a los principales temas de actualidad: gas de garrafa (“queremos más competencia”), suba de la tasa internacional (“En Argentina, a diferencia de otros país, el impacto será menor”) y la deuda en default (“no habrá un pago inicial en efectivo”).
Gas de garrafa
–¿Por qué el Gobierno no avanza en forma más decidida en la regulación del gas en garrafa?
–En ese mercado hubo subas de precios muy fuerte en los últimos dos años. Se está buscando mejorar las condiciones de competencia en el sector. La garrafa es un bien de uso popular muy extendido. Hay cinco millones de personas que usan garrafa. Por consiguiente, lo que hay que hacer es asegurar que existan condiciones de competencia.
–¿Cuáles son esas medidas? ¿No piensa que son insuficientes los 600 puntos de venta para la garrafa subsidiada, cuando en total se despachan en 60.000 lugares?
–Estamos estudiando la situación. A partir de los 600 puntos de venta que hay ahora le pedimos un informe a Defensa de la Competencia. Le remitimos una carta a las cámaras del sector pidiendo la dirección exacta de cada uno de esos 600 puntos de venta. Luego los daremos a publicidad porque de lo contrario se transforman en lugares misteriosos. Tiene que haber una amplia publicidad de esos puestos de venta. Lo que también queremos saber es cuánto representan esos 600 puntos dentro de la demanda total. Se trata de saber si son efectivamente representativos o no.
–¿El Estado compensa a las petroleras por el menor precio de la garrafa social?
–No.
–¿Por qué se esperó hasta este momento para iniciar una nueva investigación sobre el mercado del GLP?
–No, de ninguna manera se esperó hasta ahora. La semana pasada hemos difundido un comunicado con todas las acciones que Defensa de la Competencia había tomado en la materia. Hubo multas muy importantes; algunas fueron mayores a los cien millones de pesos.
–Pero esa multa corresponde al período 1993-1997; es una investigación vieja. Usted el año pasado había anunciado una nueva investigación del mercado del GLP. ¿En qué quedó?
–La investigación del año pasado terminó precisamente en multas, algunas de orden general, otras de orden puntual. Que yo recuerde se aplicaron multas en la ciudad de Bariloche, en la ciudad de San Nicolás.
–Pero usted también le redujo las retenciones.
–Bueno, pero ahora se terminó con una suba de las retenciones muy fuertes. Se pasó de 5 a 20 puntos.
–Aumentó el gas, el GNC, el gasoil y las petroleras evalúan ajustar el resto de las naftas, ¿qué impacto inflacionario tendrán las subas en combustibles?
–Sin dudas habrá algún impacto. Ya se registran subas en algunos productos. Pero esas alzas están en el rango de lo que nosotros teníamos previsto a principios de año. No hay nada que vaya más allá.
Aguas Argentinas
–El acuerdo al que se llegó con Suez, el grupo de control de Aguas Argentinas, fue presentado como “un ejemplo a imitar”. ¿Por qué?
–Se trabajó intensamente durante dos meses para llegar a ese acuerdo. Probablemente era el contrato más complicado de todos. Era complicado por muchos motivos. Había razones técnicas, políticas y de imagen. Hay que reconocer la actitud positiva del gobierno francés y también hay que reconocer que la empresa, en lugar de querer resolver los problemas de corto plazo, adaptó una visión de mediano plazo.
–Por cómo lo dice parece que no es el caso de las demás empresas.
–Hay que sentarse y negociar con cada una de ellas. Al principio con Suez no era así, pero después se fue comprendiendo que el único camino de solución, creativo y válido para todos, era adoptar una visión de un inversor a mediano plazo y no la de un inversor a corto plazo.
–¿Habrá más aumentos en las tarifas de los servicios públicos privatizados?
–No creo que sea al momento de hablar de eso. Lo que hay es una renegociación de los contratos. Proceso que en esta etapa está en buena medida en manos del Ministerio de Planificación. No hay que adelantarse.
Tasa internacional
–Cada vez que Estados Unidos subió la tasa de interés provocó una crisis en América latina. ¿Esta vez va a pasar lo mismo?
–La suba de tasa de intereses tiene efectos negativos sobre el nivel de actividad económica. Hay economías que son más sensibles que otras al impacto de la suba de tasas. Argentina es menos sensible que lo que fue en la década del ’90. Cuando uno vive del endeudamiento permanente, como ocurrió en esa época, y en particular a partir de 1995, cualquier suba de la tasa de interés genera un efecto muy negativo. Hoy no estamos recurriendo a los mercados financieros internacionales. Con lo cual, se hace claro que la economía argentina conocerá un impacto menor que el que pueden sufrir otras economías del mundo.
–Brasil sí está sufriendo más la inminente suba de la tasa, y se trata del principal socio comercial del país. El real se está devaluando a ritmo acelerado. ¿Para que la economía argentina no pierda competitividad peso tiene que acompañar al real?
–No. Ambos países tienen políticas monetarias y cambiarias que no necesariamente son idénticas. Entonces habrá que tomar en cuenta los impactos comerciales de eventuales diferencias entre los tipos de cambio. De todos modos, existen intentos de coordinación macroeconómica para minimizar esos shocks externos. Estamos trabajando mucho en ese tema, pero como ocurrió en Europa, esa tarea lleva muchas años.
FMI-default
–¿Le preocupa que no se pueda conseguir un acuerdo con los gobernadores para una nueva ley de coparticipación?
–La Constitución Nacional del año ’94 dice que hay que aprobar una nueva ley de coparticipación. Estamos trabajando y esperamos que se pueda lograr.
–¿Se puede caer el acuerdo con el FMI por la falta de una ley de coparticipación, ya que el Gobierno se comprometió a conseguirla este año?
–No. Mire, además no debemos deformar las cosas. La obligación de una nueva ley de coparticipación no es con el Fondo Monetario Internacional, sino con la Constitución de la Nación Argentina.
–La nueva dirigencia del FMI puede cambiar el rumbo de las negociaciones.
–En la Argentina hay cierta tendencia a sobredimensionar lo que una persona puede hacer o cambiar. No creo. Acá había dos alternativas concretas. Una tecnocrática, que emerge desde la propia estructura del Fondo, y la opción alternativa es la de un hombre como Rodrigo Rato, que tiene una información técnica y política importante. La Argentina no dudó un instante en darle el apoyo público a Rato. Y ello no fue porque él sea capaz de solucionar problemas especiales de la Argentina, sino porque es un hombre con una visión amplia que incluye lo técnico y lo político.
–¿Qué pasará con los acreedores que no acepten la oferta de canje? ¿Habrá una segunda oferta más adelante, como ocurrió con la reestructuración de deuda de Perú?
–En toda reestructuración hay quien se queda afuera y tendrá que esperar. El Presidente y yo hemos sido muy claros: esta es la oferta final. Por otra parte, el Presidente ya ha dicho que ésta será la oferta vigente durante su mandato. Si alguien quiere esperar más tiempo puede hacerlo. No habrá una segunda oferta.
–Por último, ¿usted se juega a afirmar que no habrá un pago inicial en efectivo a los acreedores?
–Sí. No está previsto un pago inicial en efectivo. Hay que mirar la carta Dubai y ahí está claro lo que se dice.