EL PAíS › EL GOBIERNO MANTIENE ALTO EL NIVEL DE LA CONFRONTACION CON EL DUHALDISMO
Cómo poner presión a la olla a presión
El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, acusó a Chiche Duhalde de tener actitudes de una “cruzada medieval”. Con sus declaraciones consiguió que la disputa continúe escalando. Desde el duhaldismo respondieron contra la ley de Coparticipación. Solá, en cambio, dijo que está recomponiendo con el Gobierno.
Está claro que el Gobierno quiere mantener en alza el conflicto con el duhaldismo. Lo demostró ayer a través del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien por segundo día consecutivo salió a cruzar duramente a Chiche Duhalde. Lo hizo al asegurar que la diputada apela a “frases grandilocuentes donde la defensa de lo bonaerense parece una cruzada medieval”.
La mujer de Eduardo Duhalde consideró el miércoles en televisión que los bonaerenses estaban siendo desconsiderados por la actual administración a través de un “injusto” reparto de los fondos coparticipables. El Gobierno ya se plantó y le anunció al gobernador Felipe Solá que no habrá modificación alguna en la distribución de ese dinero.
Al respecto, lo único que logró el mandatario es negociar la posibilidad de rever los términos de la ley en tres años y no en diez, como planeaba originalmente la Casa Rosada. Según pudo saber Página/12, Solá y Kirchner retomarán el tema el próximo martes en un encuentro que acordaron telefónicamente minutos antes del inicio del River-Boca.
En Gobierno, de todos modos, diferencian claramente a Solá de Duhalde. El propio mandatario bonaerense aseguró ayer que está recomponiendo la relación con la Casa Rosada, “tanto económica como políticamente”. En cambio, en el duhaldismo están que trinan con la embestida oficial, que no parece cesar.
“No sé qué quieren, realmente. Lo único que les puedo decir es que a Duhalde lo van a tener que echar del club de amigos del Gobierno, porque él por voluntad propia no se va a ir”, le dijo a Página/12 una voz autorizada del entorno del ex presidente.
La bronca en la trinchera duhaldista se generó no sólo por las declaraciones de Alberto Fernández, sino también por los movimientos en el Congreso, donde se creó un sub-bloque kirchnerista. “No conozco un presidente en la historia que divida a su propia gente, a no ser que considere al peronismo como extraños”, señaló la fuente citada.
Ese sub-bloque fue, efectivamente, producto de la pelea Kirchner-Duhalde. Y se presenta como una reacción de la Casa Rosada a la visita del ex presidente al titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño. La mejor traducción del gesto no la hizo el Gobierno sino un duhaldista de pura cepa como el diputado nacional Daniel “Chicho” Basile: “Duhalde quiso decir: ‘Ojo que no estoy muerto, estoy bien vivo’”, dijo a este diario.
Para que no quedaran dudas, el legislador bonaerense fue mucho más allá y apuntó sus cañones contra Alberto Fernández y sus pedidos para que Duhalde sea más prudente a la hora de hablar. “No van a poder callarlo y menos mandarlo al sarcófago porque Duhalde está más vivo que nunca.”
Aun así, Duhalde va a hacer silencio por unos días más. Y pese a las versiones que circularon en las últimas horas, va a evitar reaparecer por el Congreso por lo menos hasta dentro de diez o doce días, cuando las discusiones por el levantamiento del puente Colonia-Buenos Aires lo impongan. Se trata, al fin, de un tema que asume como propio en su rol de presidente de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur.
Claro que el silencio de Duhalde no se traduce necesariamente como el silencio de toda su tropa. Un botón de muestra: Marina Ca-ssese, una diputada que le responde, gritó a los cuatro vientos contra el proyecto oficial de coparticipación. “Es un mamarracho jurídico y fiscal que linda con la inconstitucionalidad y legaliza la mayor apropiación histórica de fondos de las provincias a manos del Poder Ejecutivo”, señaló la legisladora bonaerense.
En rigor, Chiche Duhalde había manifestado la misma sensación, pero en términos mucho más diplomáticos, al considerar que sus comprovincianos recibían de coparticipación per cápita mucho menos que los ciudadanos del resto de las provincias del país. En cambio, había sido dura al evaluar que algunos ministros del Gobierno tenían actitudes “dictatoriales”. Ayer Fernández volvió sobre el tema, una vez más para retrucarle: “La verdadera acción dictatorial, la verdadera intolerancia es que a uno no le guste quele contesten. El intolerante no es el que contesta, el que contesta es alguien que cree en su verdad, que cree en sus convicciones y las defiende”, dijo.