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Los piqueteros dejaron el plato fuerte para el final: luego de cuatro días de marchas, cortes de ruta y asambleas en todo el país, cerraron la Semana Federal de Lucha con movilizaciones encabezadas por la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y por las agrupaciones encolumnadas detrás de los partidos de izquierda, en las que exigieron la universalización y aumento a 350 pesos de los planes sociales para desocupados. Aunque hubo reclamos hacia “los tres poderes del Estado”, uno de ellos concentró casi todos los dardos: el Ejecutivo.
La jornada de lucha arrancó temprano, a cielo despejado y con menos frío que durante el resto de la semana. La CCC de Juan Carlos Alderete se concentró frente al Congreso, mientras que las organizaciones más convocantes, las del Bloque Piquetero Nacional (BPN), la Asamblea Nacional de Trabajadores (ANT), el MST Teresa Vive, el MTD y la CTD Aníbal Verón, y la FTC partieron desde Parque Rivadavia.
Aunque los dos sectores coincidieron en sus reclamos, las columnas de uno y de otro se movilizaron separadas en una suerte de juego de postas. Ya que ambos marcharon frente a las sedes de los tres poderes –el Congreso, Tribunales y la Casa de Gobierno–, pero en ningún momento se mezclaron.
La jornada también tuvo eco en el interior, con movilizaciones en Rosario, Mendoza, Córdoba, Río Negro y Mar del Plata, y se desarrolló en línea con el reclamo que llevan adelante empleados estatales y docentes en varias provincias.
“El índice de desocupación es una mentira”, señaló por la mañana Alderete, frente a la Plaza del Congreso. “Espero que con esta masiva movilización, el Gobierno cambie su actitud de indiferencia hacia nosotros, porque los últimos datos dicen claramente que el desempleo sigue siendo tan fuerte como antes, a lo que se suma el tarifazo que cae sobre nosotros”, explicó en la misma línea a Página/12 Gustavo Giménez, del MST Teresa Vive.
El MST –junto al resto de los piqueteros de izquierda– llegó a la esquina del Parlamento minutos después de que la CCC partiera hacia el Palacio de Justicia. Mientras varios saboreaban mates y tortas fritas, en la esquina de Rivadavia y Callao varios altoparlantes repetían desde la caja de un camión los fundamentos de la semana de lucha, que fueron resumidos en una “Carta abierta del Movimiento Piquetero a los trabajadores y al pueblo”: “Queremos explicar y compartir los objetivos: luchamos por aumentos de salarios, subsidios de 350 pesos a los desocupados y el no pago de la ilegítima deuda externa”, explicaban.
Cuando los piqueteros llegaban a Tribunales, algunos peatones ajenos a la movilización aceleraron un poco el paso como si estuviera por llover, y se sumergieron en las bocas de la línea D del subte. Otros, en cambio, observaban en silencio el avance de las columnas, que ocupaban varias cuadras de largo.
Otro de los ejes centrales de reclamo de la movilización fue el repudio a la criminalización de la protesta social, tema que fue debatido profundamente por el sector durante toda la semana pasada. Este fue uno de los puntos centrales del pliego de reclamos que los piqueteros elaboraron para entregar ante la Justicia, los legisladores y el Ejecutivo. Tanto ese escrito como decenas de pancartas rechazaban el fallo de la Cámara de Casación que establece que cortar rutas es delito, al igual que las resoluciones del fiscal Marcelo Romero. Exigieron la “absolución inmediata” de Marina Schifrin, la maestra que tiene una condena de prisión en suspenso por haber bloqueado un acceso a Bariloche en 1997, y cuyo caso es el primero de este tipo en llegar a la Corte Suprema. “El tarifazo nos golpea a todos. Reclamamos la inmediata rebaja de las tarifas y la garrafa a 10 pesos”, lanzaban los parlantes. “Lo que hoy vemos es la continuación de la política de ajuste, y que los problemas sociales no se han solucionado”, coincidió el líder del Polo Obrero, Néstor Pitrola, antes de ingresar a la Plaza de Mayo.
Otra de las críticas fuertes dirigidas hacia la Casa de Gobierno fue la decisión –recientemente aprobada por el Congreso– de enviar tropas argentinas a Haití como apoyo a la misión de la ONU. “Llamamos a luchar en conjunto para que ningún soldado argentino vaya a apoyar un gobierno títere de los yanquis”, marcaban las voces de repudio.
Tal como sucedió en las últimas movilizaciones, junto a los piqueteros marcharon delegados de la empresa Transportes del Oeste, que exigieron la reestatización del servicio.
Dentro del abanico de reivindicaciones, los piqueteros expresaron además su solidaridad con las víctimas del derrumbe de la mina en Río Turbio, en Santa Cruz, y culparon por este hecho a “la entrega brutal de las empresas a manos privatizadas”.
El cierre de la movilización, en Plaza de Mayo, no tuvo oradores destacados ni protagonistas. Sólo se cumplió con el cronograma y se leyó el pliego de reclamos, con la Casa Rosada de fondo.

Informe: Alfredo Ves Losada.