EL PAíS › IBARRA, JUEZ, BINNER Y LIFSCHITZ ACORDARON UN ESPACIO PERMANENTE
Ahora lo transversal será estable
Frente a la reconciliación de Kirchner con el justicialismo –y en especial con la que le responde a Duhalde–, los cuatro referentes acordaron avanzar en un polo de perfil progresista como alternativa más permanente.
Por José Natanson
La transversalidad ahora se llama “espacio de centroizquierda”. El jefe de gobierno porteño Aníbal Ibarra, los rosarinos Hermes Binner y Miguel Lifschitz, y el cordobés Luis Juez acordaron avanzar en la construcción de un polo de perfil progresista, que apunta a constituir una alternativa permanente y no una unión transitoria de dirigentes. La decisión de Néstor Kirchner de reconciliarse con el PJ (y en especial con Eduardo Duhalde) terminó de convencerlos de la necesidad de avanzar con el proyecto con independencia de los planes del Gobierno: el jefe de gabinete de Ibarra, Raúl Fernández, conversó de estos temas durante una visita reciente a Rosario, donde se realizaría la reunión inaugural.
Antecedentes
El concepto de transversalidad, reactualización de un término inaugurado en aquella iniciática reunión en la Confitería El Molino, fue lanzado por el mismísimo Kirchner poco después de su asunción. La idea era buscar la confluencia de dirigentes provenientes de diferentes trayectorias partidarias detrás de un proyecto en común, al tiempo que le serviría al presidente para avanzar en la construcción de una fuerza de apoyo en caso de que se produzca una ruptura con el PJ.
La primera en tomar posición fue Elisa Carrió, que cuestionó la idea argumentando que, como los aeropuertos y los shoppings, la transversalidad es un no lugar. “O se está en el Gobierno o se está en la oposición”, dijo la líder del ARI. El intendente de Morón, Martín Sabbatella, buscó un lugar intermedio entre la oposición empecinada de Carrió y el semioficialismo del resto de los dirigentes. “No podemos construir un espacio nuevo mirando de reojo al PJ”, explicó (ver aparte).
Seducidos por las primeras medidas de Kirchner y al mismo tiempo reacios a aceptar los vicios eternos del PJ, Ibarra, Juez y Binner comenzaron a planificar la construcción de un espacio propio. Cinco meses después de aquel encuentro, Kirchner cambió su posición inicial, y hoy todo indica que ha abandonado las ilusiones transversales para volver sobre sus pasos: mejoró el vínculo con el duhaldismo, abrió una instancia de diálogo con la UCR (que nunca terminó de concretarse) y hasta le dio un lugar impensado a la nueva conducción de la CGT.
La transversalidad muta
Un mes atrás, con el nuevo escenario ya definido, Ibarra, Binner y Juez retomaron las conversaciones. El objetivo: avanzar en la construcción de un espacio político que funcione de manera permanente y que, aunque simpatizando con muchas de las políticas de Kirchner, se plantee como una alternativa al PJ.
Raúl Fernández, jefe de Gabinete y principal operador de Ibarra, dialogó sobre estos temas en Rosario, en una visita que mezcló la política con la gestión. La idea era realizar la primera reunión dos viernes atrás, pero los organizadores se convencieron de la conveniencia de no apurar los tiempos. “La idea es buscar el mejor tiempo político para hacer una presentación pública. No queremos adelantarnos, sacarnos una foto y que la cosa quede en nada, sino armar algo en serio, que trascienda la coyuntura, un espacio político permanente”, explican cerca de uno de los organizadores.
Uno de los primeros escollos se planteó en Rosario. Binner, su sucesor Miguel Lifschitz y la estructura del Partido Socialista, cuyo jefe político es el senador Rubén Giustiniani, tienen una relación compleja, mutuamente condicionada, que dificulta cualquier decisión: aunque todos coincidían en que no había problemas en realizar un encuentro con un perfil de gestión (símbolo de la alianza estratégica entre los gobiernos de las tres ciudades más importantes del país), las cosas se complicaban a la hora de darle a la reunión un tono más político. El Socialismo secaracteriza por sus tiempos vaticanos, y una movida de este tipo requería el apoyo de todos sus dirigentes.
Al final hubo consenso en Rosario, pero las cosas volvieron a complicarse cuando los organizadores se contactaron con Sabbatella, que había pegado el faltazo al encuentro de Córdoba argumentando que el proyecto estaba excesivamente atado al PJ. “Sin Sabbatella esto no tiene sentido, tenemos que estar todos”, explican cerca de los organizadores.
Finalmente, todos estuvieron de acuerdo en armar una alternativa política de perfil progresista, una construcción que apunte al mediano plazo y que aprenda de los errores del Frepaso constituyendo una alternativa sólida, que trascienda las figuras de sus referentes más conocidos. El acuerdo, que se definirá institucionalmente como un “espacio político” y no como un partido o un frente, se presentará en sociedad con un seminario en Rosario, con fecha a definir.
Escollos en el camino
Las cosas no son tan sencillas. Las elecciones del año que viene obligan a los referentes del centroizquierda a una serie de definiciones que complican el armado, y que además revelan las diferencias entre los distritos.
La Capital es el más atípico. De hecho, es el único en el que la proclamada simpatía por Néstor Kirchner de los dirigentes del “espacio progresista” derivará en una confluencia efectiva con la Casa Rosada, produciéndose el milagro del doble oficialismo: el gobierno nacional y el de la Ciudad sumarían sus fuerzas detrás de un candidato único, posiblemente Rafael Bielsa, para enfrentar a Elisa Carrió y Mauricio Macri.
En Santa Fe, Binner se postulará como primer candidato a diputado nacional por el Socialismo, en disputa con el peronismo del gobernador Jorge Obeid y el senador Carlos Reutemann. A pesar de la buena relación que mantiene con Kirchner, el ex intendente de Rosario no tendrá más remedio que enfrentar al peronismo, que jugará sus chances con el apoyo de la Casa Rosada.
En Córdoba ocurrirá algo similar, con la diferencia de que el partido de Juez no cuenta con un candidato de peso. Segunda fuerza a nivel provincial, con un senador, tres diputados nacionales y una pequeña bancada en la Legislatura local, la agrupación que conduce el carismático intendente deberá disputar los comicios contra el peronismo liderado por José Manuel de la Sota y respaldado –aunque sin mucho entusiasmo– por el gobierno nacional. “Vamos a presentar candidatos porque nuestro objetivo, además de gestionar con eficiencia la ciudad, es construir una herramienta provincial”, aseguró Juez a Página/12.
En la provincia de Buenos Aires, Sabbatella busca superar las fronteras de su municipio, para lo cual lanzará el próximo 14 de septiembre una fuerza política de vocación nacional que aspira a articular los fragmentos dispersos del centroizquierda. Aunque aún no está decidido, el intendente no descarta presentarse como candidato en los comicios del año que viene (ver nota aparte).
El futuro
El repliegue de Kirchner al PJ, la decisión de pactar una tregua con Duhalde y acercarse a la CGT alejaron la idea de la transversalidad. ¿O acaso fue al revés? “Bueno, es cierto que hasta ahora no existe una herramienta alternativa al PJ, en la cual el presidente pueda apoyarse si decide romper con el peronismo. Lo que pasa es que la centralidad política de Kirchner es muy grande, su capacidad de iniciativa es tal que es él quien define el campo político”, explica uno de sus organizadores. Y después piensa, y agrega: “Hasta ahora a nosotros sólo nos quedaba ubicarnos de un lado o del otro según las iniciativas del Gobierno. Ahora,en cambio, estamos tratando de buscar un camino propio, con independencia de lo que hagan en la Rosada”.
Más allá de las intenciones, el futuro del “espacio de centroizquierda” no parece tan sencillo: el repaso de la perspectiva electoral revela las complicaciones que encuentra el armado en la actual configuración política. Cada distrito presenta una realidad diferente, con variados grados de enfrentamiento con el PJ y de relación con el Gobierno. El panorama se embarulla aún más si se tiene en cuenta que el ARI se presentará en todas las provincias, aunque sus expectativas están centradas en la Capital, donde se candidatea Elisa Carrió. “Es un desafío difícil porque el desfiladero es estrechísimo, transita entre Lilita y Kirchner. Ahí estamos nosotros”, resumen cerca de Ibarra el complicado lugar de los (ex) transversales en la política argentina.