EL PAíS › OTRO RESPALDO A SOLA EN SU PELEA CON EL DUHALDISMO
El abrazo del gran pingüino
Kirchner recibió imprevistamente ayer al gobernador en la Casa Rosada, en medio de los ataques que le asestó Chiche Duhalde.
Por Martín Piqué
Néstor Kirchner se involucró ayer personalmente en la pelea mediática entre el gobernador Felipe Solá y la diputada Chiche Duhalde. Para ello eligió un gesto por demás elocuente: recibió al propio Solá en la Casa Rosada, ordenó que los fotógrafos retrataran el encuentro y le prestó al bonaerense la sala de conferencias para que contara los resultados de la reunión. “Impresionante, espectacular”, fueron los adjetivos que usó Solá para contarles a sus allegados el contenido de la charla. El entusiasmo calzaba a la perfección con el tono grandilocuente que impera en el Gobierno por el supuesto anuncio misterioso (ver página 5). Para Solá, la conversación con Kirchner fue un claro gesto de apoyo que se produjo justo el mismo día en que Chiche volvía a quejarse por el “agravio” del gobernador.
El segundo capítulo del cruce Solá-Chiche incluyó esta vez a otros protagonistas. El más importante fue Kirchner, quien sin hablar del tema emitió una nítida señal de respaldo al gobernador. La diputada, en tanto, continuó con su cruzada desde bien temprano. Entrevistada en dos radios porteñas, se quejó por el “agravio” que había cometido Solá al relacionarla con la “vieja política” y le pidió que “midiera sus palabras”. “El (por Solá) tiene todo el derecho de acompañar a quien quiera, lo único que debe medir sus palabras. Si yo represento la antigua política con la que él no quiere saber nada, el año pasado me rogó que lo acompañara en la fórmula”, cargó la esposa de Duhalde.
Cuando Solá llegó a la Rosada, las agencias de noticias ya habían difundido las palabras de Chiche. Era cerca del mediodía. Kirchner recibió en su despacho al gobernador. Antes de que comenzara el diálogo, el Presidente se preocupó porque el encuentro fuera captado por los flashes. Luego comenzó la reunión, a solas. Solá salió exultante de la charla. Ante los periodistas, anunció que había acordado con el Presidente que un crédito del Banco Mundial por 350 millones de dólares se destinaría a realizar obras públicas en la provincia.
El gobernador buscó aliviar el impacto de la noticia en el duhaldismo. En público, dijo que la entrevista con el Presidente estaba programada desde hace semanas. Eso quitaba significación política a la reunión, porque separaba el encuentro del cruce con la mujer de Duhalde. Sin embargo, colaboradores de Solá admitieron a Página/12 lo que todos descontaban: que en la charla se había hablado del enfrentamiento con Chiche y el grupo de diputados duhaldistas que se abstuvo de votar los superpoderes para el Jefe de Gabinete. “Nosotros vamos a avanzar. No se pueden enojar tanto por una opinión favorable para Cristina. Porque si no se puede opinar, no se puede hacer política”, resumió un allegado de Solá.
Otro bonaerense que estuvo con el Presidente en las últimas 48 horas coincidía casi en los mismos términos. “La consigna es no retroceder, pero tampoco personificar. No hay que nombrar a nadie, salvo que ellos hagan nombres”, dijo. Con esa frase presumía transmitir el pensamiento de Kirchner ante el cruce público entre Solá y Chiche. Tanto los allegados al gobernador como los que dicen conocer la opinión presidencial interpretaban la andanada de críticas del duhaldismo –encabezada por Chiche y reforzada por Alfredo Atanasof, Juan José Alvarez y Daniel Basile, entre otros– a la preocupación de algunos legisladores que verán cumplidos sus mandatos el año próximo. Ayer, en la Rosada había una inquina especial con Juan José Alvarez.
La respuesta a los ataques duhaldistas, sin embargo, no estuvo en manos de Solá ni de ningún funcionario del Gobierno: llegó a través del ministro de Gobierno provincial, Florencio Randazzo. “Chiche se está refugiando en el aparato desoyendo los consensos sociales, como Herminio Iglesias hizo en el ’85”, dijo.