EL PAíS
La Argentina quiere recuperar un lugar en el directorio de la Unesco
El Gobierno propondrá la candidatura del ministro de Educación, Daniel Filmus, para incorporarse al consejo directivo de la Unesco.
Por Nora Veiras
La Argentina decidió recuperar su silla en el consejo ejecutivo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). El 12 de octubre, cuando se realice en París la Conferencia General, el ministro de Educación, Daniel Filmus, será postulado para ocupar uno de los tres lugares correspondientes a la región de Sudamérica. El presidente Néstor Kirchner fue invitado como una “de las personalidades internacionales” a exponer. Desde 1999 que el país no figura en la conducción de esta organización creada al término de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de expandir la educación como la herramienta más poderosa para luchar contra la discriminación, erradicar la violencia y promover el desarrollo. Casi sesenta años después el objetivo sigue siendo utópico.
La cartera educativa viene aceitando los contactos con el director general de la Unesco, el japonés Koiïchiro Matsuura, para recuperar un rol más activo en la organización. Matsuura aspira a ser reelecto y la Argentina a integrarse en el comité de decisiones conformado por treinta cargos, tres por cada una de las diez regiones en la que se divide el mundo. La representación es una membresía honoraria y el consejo se reúne dos veces al año para definir las políticas estratégicas.
El problema de la Unesco no es la determinación de los objetivos, sino la concreción de los mismos: que todos los chicos del mundo recibieran educación y que el analfabetismo de los adultos se redujera a la mitad fueron las metas fijadas en 1990 por la conferencia “Educación para todos” realizada en Jomtiem, Tailandia. En el 2000, al cumplirse los diez años previstos para alcanzar esas metas, había 880 millones de adultos analfabetos y 113 millones de chicos que no iban a la escuela. Ese año la Conferencia Anual, en Dakar, Senegal, prorrogó los plazos: en el 2015 todos los chicos tendrían que estar cursando la escuela primaria obligatoria, gratuita y de calidad.
El año pasado, en París, en la 47ª Conferencia Internacional de Educación (CIE) de la Unesco, Filmus recogió el guante del desfasaje entre los dichos y los hechos del único organismo internacional en el que cada país tiene un voto para designar a la conducción y señaló que “si año tras año discutimos estos temas y nos proponemos objetivos que en su mayoría nos cuesta mucho alcanzar, es que hay que hacer las cosas de otra manera. En la colaboración internacional, específicamente, algo debemos estar haciendo mal”.
Ahora, ya pensando en la silla que van a recuperar en la conducción del organismo, explican que con el reingreso de Estados Unidos en el 2003 –la superpotencia estuvo diecinueve años fuera tras acusar en 1987 a la Unesco de “antioccidental, antiamericana y derrochadora”– hay dos visiones sobre el rol que debe jugar: una, encabezada por el gobierno de George W. Bush, que prioriza la evaluación de lo que pasa en el mundo y apunta a programas de “sponsoreo”, y otra que reclama un papel más activo, apoyando a los países más necesitados en el marco de proyectos de cooperación para el desarrollo mediante el aporte directo de los países centrales. “De lo que se trata es de defender el multilateralismo y utilizar a la Unesco como el instrumento para garantizar la diversidad cultural y la pluralidad”, repiten en el Palacio Sarmiento.
Como prueba de las buenas relaciones con Matsuura, hace dos semanas Filmus presidió en la sede de la Unesco en París el comité organizador del Foro Internacional sobre las articulaciones entre las Ciencias Sociales y las Políticas Públicas, que se realizará entre el 5 y el 9 de septiembre en Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Montevideo, impulsado por la Unesco. Los premios Nobel de Economía Joseph Stiglitz y Amartya Senn, el ex presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso, Ignacio Ramonet y Alan Touraine son algunos de los invitados al encuentro que funcionará bajo la coordinación académica de Francisco Delich.
Ese encuentro internacional que girará sobre el fortalecimiento de los sistemas políticos democráticos y la lucha contra la pobreza enmarca la idea de ganar protagonismo en la conducción de la Unesco.