SOCIEDAD

El ex jefe antisecuestros, preso por las torturas del caso Macri

Carlos Sablich y otros seis comisarios de la Federal fueron detenidos por apremios a los secuestradores de Mauricio Macri.

 Por Horacio Cecchi

Si es cierto que los jueces hablan por sus fallos, el caso de Luis Zelaya indica, al menos, cierta reticencia a decir lo que finalmente dijo. En tres oportunidades a lo largo de 13 años y medio, Zelaya sobreseyó al ex jefe de la División Delitos Complejos, Carlos Sablich, procesado por torturas a los detenidos por el secuestro de Mauricio Macri. Junto con Sablich, beneficiarios de la persistencia judicial fueron otros seis comisarios y dos suboficiales, todos reconocidos de una u otra forma por los detenidos. Finalmente, Zelaya se decidió a ordenar la detención de Sablich y del resto del equipo de Si lo Sabe Cante y Si no También y embargó sus bienes por una suma que en principio suena a absurda: 25 mil pesos a cada uno.
El 18 de noviembre del ’91 el ex suboficial de la Federal Juan Carlos “Pelado” Bayarri fue detenido por el secuestro de Mauricio Macri. Junto con él, o en diferentes procedimientos, fueron cayendo otros integrantes de la banda conocida con toda justicia como La Banda de los Comisarios. El 9 de agosto de diez años después, el juez federal porteño Rodolfo Canicoba Corral condenó a la banda a penas de entre 5 años hasta reclusión perpetua, como fue el caso del Pelado Bayarri y de Miguel “Jopo” Ramírez. Pero en abril del año pasado, las condenas fueron anuladas por la Cámara Federal de Apelaciones, que tomó en cuenta las torturas denunciadas por el Pelado, el Jopo y otro de los detenidos, Carlos Benito.
Además de los cuerpos de los denunciantes, las torturas tuvieron otro recorrido: abrieron otra causa, a cargo del juez Zelaya. Los denunciantes señalaron a los integrantes del entonces equipo de Defraudaciones y Estafas: además de Sablich, los comisarios procesados fueron Vicente Palo, Ricardo Leiva, Juan Carlos José, Oscar Rodena, Jacinto Gutiérrez y Alberto Armentano, y los suboficiales Julio Ontivero y Délfor Héctor Panelli. El 17 de marzo de 1992, Bayarri amplió su declaración, negó toda su confesión anterior y denunció que fue sometido a torturas donde había funcionado el centro clandestino de detención El Olimpo. Bayarri aseguró que fue desnudado, atado a un catre y se le aplicó picana en los “genitales, tetillas, ano y la planta del pie derecho”, luego le colocaron “una bolsa plástica como capucha, lo golpearon con los puños” hasta que sufrió una hemorragia en su oído derecho y la perforación de un tímpano.
En su declaración, Bayarri aseguró que “pudo reconocer entre las voces de quienes lo torturaron e interrogaron las de los oficiales Gutiérrez y Sablich”. El padre de Bayarri también fue picaneado por esa enjundiosa idea de proteger al hijo. A Benito le bajaron tres dientes a trompadas, le clavaron pinches debajo de las uñas y le sumergieron la cabeza en un tacho de agua. Los denunciados negaron la especie, Zelaya les creyó y los sobreseyó. Tres veces, la Sala VII de la Cámara del Crimen revocó el mismo fallo que Zelaya volvía a interpretar como más justo, incluso después de que la Cámara ordenara profundizar la investigación.
Catorce años después de aquellas denuncias, tres veces después de haber dicho que eran inocentes, varias veces después de que especialistas médicos indicaran como ciertas las torturas, tres veces después de que la Cámara ordenara modificar los tozudos sobreseimientos y once meses después de que la Cámara Federal anulara las condenas por considerar ciertas y comprobadas las torturas, el juez de instrucción Luis Zelaya consideró que, después de todo, algún grado de certidumbre podría haber y ordenó las detenciones. Ayer, fuentes de Gobierno aseguraron a Página/12 que los policías estaban detenidos. Por su lado, fuentes policiales rumiaban descontento.

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Carlos Sablich fue jefe de la División Delitos Complejos.
 
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