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“Formamos una masa crítica.” Con esa definición, el ex diputado peronista Luis Brunati –integrante del Grupo de los Ocho que en los ’90 enfrentó al menemismo en el Congreso– caracterizó la fundación del nucleamiento político que lanzó la candidatura a diputada de Alicia Castro en la Capital Federal. Aún sin nombre, el nuevo espacio de centroizquierda está formado por el Frente para el Cambio, el Partido Socialista Auténtico (PSA), los legisladores porteños Beatriz Baltroc y Daniel Betti, el presidente del Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas, Eduardo Murúa, el ex ombudsman Antonio Cartañá y el periodista Luis Bilbao. A pesar de su lanzamiento, sus integrantes todavía mantienen negociaciones con Izquierda Unida y el socialismo en busca de ampliar el frente electoral para octubre.
Con una “proclama a la ciudadanía” porteña, la “nueva coalición convoca a construir una alternativa política y propone a la diputada Alicia Castro” para dar batalla electoral en Capital. Nacido del seno de Coincidencia Popular –otro de los reagrupamientos de partidos y dirigentes de centroizquierda–, la nueva expresión electoral sumó a otros grupos menores pero dejó en el camino a algunos “aliados” con quienes compartía el mismo espacio, como el diputado Mario Cafiero, el Partido Comunista Revolucionario y la Corriente Clasista y Combativa.
La proclama define como “falsa” la idea lanzada desde el Gobierno “para plebiscitar al Presidente u oponerse a él como enemigo público número uno”. En cambio, propone y defiende el concepto de plebiscito para que la sociedad se exprese “si está de acuerdo en mantener como acreedor privilegiado al FMI”, “si quiere que el negocio del petróleo continúe en manos de Repsol” o “si está de acuerdo con que grandes extensiones de tierras sigan vendiéndose a capitales extranjeros”.
Ya de lleno en la campaña, el documento critica a los dirigentes del PJ. “En Capital el partido de gobierno, conducido por Alberto Fernández, un ex hombre de Domingo Cavallo, pone como candidato a un canciller que semanas atrás, luego de una reunión clandestina en Washington, se pronunció a favor del ALCA.” En contrapartida, el nuevo frente político expresa que “la Revolución Bolivariana de Venezuela inaugura una nueva etapa en la historia de la lucha en Latinoamérica”, y llama a “forjar una herramienta política para la emancipación”.