EL PAíS
El sector empresario tomó nota del guiño de Lavagna
La UIA y varios economistas apoyaron los dichos del ministro, que acusó a los aumentos de sueldos de ser peligrosos por alentar la inflación.
Proponiéndoselo o no, los comentarios deslizados por el ministro de Economía en torno de la incidencia de los acuerdos salariales sobre la inflación provocaron inmediatos alineamientos. La advertencia de Roberto Lavagna sobre monitorear los resultados de las paritarias para evitar repercusiones inflacionarias no pasó inadvertida. Por un lado, sindicalistas y defensores de consumidores criticaron con dureza el intento de maniatar los aumentos salariales y culparlos de la suba de precios. Por otro, voceros empresarios y economistas próximos al establishment se sumaron al alerta ministerial insistiendo en la muletilla de vincular subas de sueldos con “productividad”, concepto que choca contra la negociación colectiva de salarios. Desde el Gobierno se registraron múltiples esfuerzos por bajarles el tono a las declaraciones atribuidas a Lavagna, pretendiendo que no dijo lo que dijo.
La “señal” de Economía, en cuanto a moderar los incrementos masivos de salarios, fue tomada inmediatamente por el sector empresario. Unos en silencio, otros a través de manifestaciones públicas. Entre estos últimos, un habitual vocero de las posiciones patronales, el titular del departamento legal de la Unión Industrial, Daniel Funes de Rioja, se hizo eco de los dichos de Lavagna con frases retóricas o tautológicas, pero con la clara intención de dejar en claro que al menos un sector de la central empresaria está al lado del ministro en esta apuesta. “Una negociación en malos términos es mala para todos”, dijo. “Si queremos crecer con empleo, lo tenemos que hacer con racionalidad que haga que este crecimiento siga”, agregó. Y no necesitó decir mucho más.
Desde dos sectores diferentes, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y la Asociación de Consumidores y Usuarios de la Argentina (Adecua), se apuntó a la responsabilidad de los monopolios en la formación de precios y a las volteretas de Lavagna para no enfrentarlos. Víctor De Gennaro, titular de la CTA, recomendó que “si Lavagna quiere que no haya inflación, que vaya a controlar a las 200 empresas formadoras de precios que hay en la Argentina, no al kiosquero de la esquina”. Denunció además que el ministro “practica la extorsión, apela al terror, como la mayoría de los poderosos, cuando dice si ustedes piden más salario, viene la inflación”. En sentido similar, Sandra González, de Adecua, sostuvo que “Economía debe poner su lupa sobre las cadenas de comercialización de los productos, ya que allí existe un agujero negro por el cual se cuelan ajustes de precios que no corresponden” y se generan “conductas inescrupulosas”.
Desde el plano de “los especialistas”, dos economistas vinculados con el Gobierno y además consultores empresarios hicieron señalamientos cercanos al mensaje ministerial. Eduardo Curia, en el pasado asesor de la CGT, hoy opina que “si queremos recuperar salarios sin implicancias inflacionarias hay que hacer ajustes por productividad”, luego de argumentar que “el ministerio debe controlar los aumentos porque están vinculados con lo que suceda en materia inflacionaria”. Curia, sin mencionarla, también le intentó arrebatar un argumento de base a la parte sindical en las discusiones paritarias, al rechazar los ajustes salariales de acuerdo con la inflación. “Es una fase que está terminando”, apuntó. Ricardo Delgado, actual titular de Ecolatina, la consultora creada por Lavagna, se manifestó en igual sentido, al reconocer que “hay una recomposición de precios relativos, pero hay que respetar el paradigma de incrementar los salarios según la productividad de cada sector”.
De Gennaro concluyó que “esto demuestra que esta política económica no pretende recuperar la capacidad de demanda del mercado interno”. En sentido contrario, los únicos miembros del gabinete que hablaron del tema, Aníbal y Alberto Fernández, buscaron quitarles toda significación a las palabras de Lavagna desde China, retransmitidas por su vocero.
El jefe de Gabinete dijo que “Lavagna sólo cuenta lo que está diciendo el Indec, y en verdad enojarse con quien cuenta lo que dice el índice es enojarse con el cartero, con el que trae la noticia”, simplificando lo que en realidad fue una fuerte señal emitida nada menos que desde China. Aníbal Fernández, ministro del Interior, siempre dispuesto para temas ajenos a su cartera, indicó que la posibilidad de intervenir en materia de paritarias “es una decisión únicamente del Presidente”, como para no dejar lugar a decisiones tomadas desde el Lejano Oriente.