EL PAíS › CHAVEZ Y SOLA EN EL ASTILLERO RIO SANTIAGO
El barco bautizado Eva Perón
Por Miguel Jorquera
El clima festivo que se vivía en el Astillero Río Santiago (ARS), un público conformado por sus trabajadores y centenares de militantes políticos y los cánticos exaltando la figura de Evita le dieron el pie justo al presidente venezolano: “Si la quieren tanto y la recuerdan como una revolucionaria, el primer barco que se construya aquí llevará el nombre de Eva Perón”, les dijo Hugo Chávez a los trabajadores. El acto que Chávez compartió junto al gobernador Felipe Solá en Ensenada sirvió para ratificar el convenio –firmado horas antes con el presidente Kirchner– para la construcción de dos buques de 47 mil toneladas cada uno, por un valor de 112 millones de dólares, que generará más de 1000 nuevos puestos de trabajo. El gobierno nacional también invertirá 78 millones de pesos en equipamiento para la renovación tecnológica del astillero estatal.
El gesto fue más que simbólico y el presidente de Venezuela lo utilizó para insistir en su prédica latinoamericanista. Chávez recordó que el buque de la petrolera venezolana Pdvsa, que terminaba de ser reparado en el ARS, fue bautizado con el nombre de “Manuela Sanz”, la esposa del libertador Simón Bolívar. Con lo que ligó los dos distintos momentos históricos del continente y reivindicó el papel de Juan Perón. Desde el palco, Chávez también arengó en favor de los “acuerdos estratégicos” entre los países latinoamericanos, como los que acababa de firmar con Néstor Kirchner en la Casa Rosada o los que también selló en Uruguay.
Los trabajadores y los militantes de las agrupaciones MTD Evita, Barrios de Pie, la Juventud Desocupada de Ensenada y la Federación de Tierras y Viviendas respaldaban con aplausos a Chávez. Aunque poco antes del acto algunas escaramuzas enfrentaron a ambos, cuando las agrupaciones tardaron en responder al pedido de bajar las pancartas que tapaban el palco.
El otro orador fue Felipe Solá. El gobernador se encargó de un anuncio también muy esperado por los trabajadores: la inversión del Estado nacional de 78 millones de pesos para “equipamiento y modernización del astillero”. Muy suelto, Chávez se permitió poner en aprietos al gobernador cuando hizo referencias a la “actitud social” de los contratos que estaban ratificando y cómo éstos también deberían repercutir favorablemente en la población de la zona: “A ver si puedo regresar cuando se inauguren viviendas para los trabajadores, al menos algunas”, dijo el venezolano mirándolo a Solá, con quien compartió un almuerzo en el “Manuela Sanz”.
Pero Chávez también buscó el compromiso de los trabajadores del astillero. Afirmó que el convenio podría renovarse por otros dos navíos, pero les pidió que “hasta donde puedan acorten los tiempos de construcción”. Un tema que preocupaba a los trabajadores, que ya habían denunciado un “complot” para arrebatarles los contratos, que lobbistas privados habían boicoteado a favor de una futura empresa mixta que compartirían con Tandanor y el Domecq García, en manos de la Armada.