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Con un lenguaje más coloquial y menos dogmático, Luis Zamora volvió a mostrarse como un cuestionador del sistema. Ante una raleada concurrencia en el auditorio de la Universidad de Belgrano, el candidato a diputado por Autodeterminación y Libertad (AyL) planteó que mejor que un debate sería que los candidatos, “que se venden como productos”, digan qué hicieron en los últimos 20 años, “porque es más importante lo que se hace que lo que se dice”. Cargó contra la política económica y exterior del Gobierno y afirmó que en este régimen presidencialista “Rocca, de Techint, tiene más fuerza en la Casa de Gobierno que millones de argentinos protestando en la Plaza de Mayo”. Minutos después, en diálogo con Página/12, se defendió de las críticas por las que casi una decena de legisladores abandonó su partido.
–¿La campaña le parece poco atractiva?
–Es una campaña mediática llena de acusaciones personales, que si fueran importantes también habría que hacerlas, pero no existe debate de ideas ni el fervor ciudadano del ’83. Pero por otro lado noto en el electorado de la ciudad gente con la cabeza abierta dispuesta a no seguir las tradiciones políticas familiares a la hora de votar. Ese es el desafío.
–¿Le gustaría poder debatir con los otros candidatos?
–Más importante que debatir es que cada candidato diga que hizo en los últimos 20 años. Que Bielsa, Macri, Carrió digan de qué gobiernos participaron y cuáles apoyaron. Es más importante que lo que pueden decir en estos dos meses de campaña. Lo que la gente hace es más importante que lo que dice.
–¿Pero los otros candidatos no expresaron propuestas?
–La política económica no está en discusión. Todos hablan de la educación como prioridad, pero en un país devastado y sin proyecto nadie dice formarse para qué. Aunque todos tienen su slogan. El “contrato moral” de Carrió, ¿a qué se refiere? Nadie va a asumir públicamente que es un inmoral pero no todos tenemos la misma moral. “Patricia (Bullrich) piensa en vos”, todas frases hechas. El PRO de Macri y López Murphy no es precisamente una expresión de sus ideales, sino un nombre ideado por un publicista para vender candidatos y captar votos igual que obtienen compradores para sus productos: tal vez por eso tenga el mismo nombre que un dentífrico.
–¿Cuáles serían los ejes que propondría para un debate?
–La política económica. Cómo puede ser que con un ocho por ciento de crecimiento anual tengamos al 40 por ciento de población bajo los índices de pobreza. La deuda externa es nuestro drama desde hace 25 años y Kirchner patalea contra el FMI pero es quien más le ha pagado y puntualmente. La política exterior. El presidente habló en la ONU de la lucha contra el terrorismo alineándose con la política de Bush, el principal terrorista internacional. Hagamos un plebiscito, junto con la elección, para ver si nuestro pueblo quiere que Bush venga al país.
–¿Es partidario de un sistema con más peso parlamentario?
–Defiendo la implementación de mecanismos democráticos más directos, el sistema presidencialista y de representación ha caducado. No puede ser que la participación ciudadana se remita a votar cada dos años y después aguantar dos años a que nuestros representantes nos impongan lo que hay que hacer sin consultarnos. Rocca, de Techint, tiene más fuerza frente al Presidente cuando se sienta a hablar en la Casa Rosada que millones de argentinos protestando en la Plaza de Mayo.
–Su esposa, Noemí Oliveto, y también candidata, dijo que AyL no era de izquierda. ¿Por qué?
–Dijo: es que si izquierda son sus partidos tradicionales: Vilma Ripoll, Patricia Walsh, Jorge Altamira, etc., nosotros no tenemos nada que ver con esa izquierda. Tampoco nos interesa decir que somos de izquierda.
–¿Cómo se definirían entonces?
–Estamos tratando de construir una organización en forma distinta. Más alejada de un pensamiento único y vertical y de ida y vuelta con la gente. La izquierda le habla a la población como si tuviera respuesta para todo y lo único que hace falta es que el pueblo atrasado lo siga.
–Sin embargo, todos los legisladores de AyL se fueron de su bancada cuestionando la forma en que usted y su esposa manejaban el partido.
–Fue un error nuestro. Nos presentamos muy rápido en las elecciones de 2003. Teníamos muchos votos y poco cuerpo. Esto permitió que ingresaran arribistas, carreristas políticos, gente que vino, obtuvo una banca y se mandó a mudar. No hubo discusiones políticas. Hoy están con el Partido Comunista, otro con Kirchner, otro haciendo acuerdos con Macri. Era gente que no tenía ideales, vino a buscar la banca.