EL PAíS › DEPORTISTAS PERSEGUIDOS TRAS EL ’55
El revanchismo
Tras el golpe, varios deportistas que habían sido respaldados por el gobierno depuesto sufrieron las consecuencias de ser llamados peronistas. Entre ellos, el fondista Osvaldo Suárez y el remero Eduardo Guerrero fueron marginados de la posibilidad de participar en los Juegos Olímpicos de Melbourne 56. Eran las esperanzas argentinas para conseguir medallas: Suárez era candidato en 5000 y 10.000 metros y tenía grandes chances en el maratón. En tanto que Guerrero iba a defender el oro que había conseguido cuatro años antes en Helsinki.
“Estaba en mi mejor momento deportivo y ésos iban a ser mis Juegos –aseguró Suárez–. Lo que me hicieron no tiene nombre”, agregó Suárez, actual director de la escuela de atletismo que funciona en el Cenard.
“Muchos deportistas no teníamos ninguna bandera política y el mejor revanchismo que se podían tomar era contra nosotros”, expresó por su parte el remero, quien hasta los pasados Juegos de Atenas, en 2004, había ostentado la única medalla de oro olímpica argentina en 52 años.
El seleccionado de básquetbol que cinco años antes había conseguido el campeonato mundial en el Luna Park también fue castigado. “Los jugadores fueron declarados profesionales ante la Federación Internacional y nunca recuperaron su condición de amateurs, por lo que les cortaron la carrera”, explicó Jorge Canavesi, el entrenador del equipo, a la revista La Final, publicada por los alumnos de segundo año de la escuela de periodismo deportivo DeporTea.
El compromiso con el peronismo de la tenista Mary Terán de Weiss (quien fuera número uno de la Argentina entre 1944 y 1948 y se suicidó en 1984) también causó rechazo en aquel reaccionario mundo del deporte. La por entonces intervenida Asociación Argentina de Tenis solicitó, sin éxito, que la Federación Internacional le impidiera jugar. Terán se exilió en España y siguió cosechando títulos por toda Europa.