EL PAíS › LA CAMARA DE DIPUTADOS SE DISPONIA A APROBAR EL PAGO DE LA DEUDA AL FMI
Manos libres para decirle chau al Fondo
El Gobierno palpitaba la sesión de la Cámara baja en la que suponía que esta madrugada obtendría la aprobación parlamentaria para cancelar los compromisos con el organismo internacional. El Senado había dado la media sanción ayer al mediodía. La oposición fue muy crítica.
Por David Cufré y
Eduardo Tagliaferro
La Cámara de Diputados se aprestaba anoche a convalidar por ley el decreto de necesidad y urgencia que dictó el Gobierno para pagarle la deuda al FMI. Al cierre de esta edición, la mayoría oficialista en ese cuerpo se mostraba segura de que no tendría problemas para imponerse en la votación y terminar la tarea que ayer mismo, pero al mediodía, había iniciado el Senado con la media sanción. La Casa Rosada daba por descontado el resultado, pero igualmente seguía de cerca las alternativas del debate parlamentario. Con la aprobación, el camino queda libre para concretar la medida más resonante de su gestión en materia económica. La oposición fue sumamente crítica por la ausencia de funcionarios que explicaran la operación, sobre todo, porque según sus cálculos resultará un negocio chino en el que el Tesoro acabará con una carga de intereses mayor de la que se libera.
Aunque no debatió con el Congreso la cancelación anticipada de la deuda con el Fondo, el Gobierno buscó una cobertura parlamentaria antes de efectivizar el pago. Lo que hizo fue remitir al Parlamento el decreto de Necesidad y Urgencia con el que modificó los únicos tres artículos de la Ley de Convertibilidad en vigencia, para de ese modo poder echar mano a las reservas del Banco Central. El mecanismo consistió en crear las denominadas reservas indisponibles, que son las que exceden las necesarias para cubrir el circulante (en rigor, la base monetaria).
La oposición cuestionó que no hubiera hecho lo propio con el otro decreto que dictó el Ejecutivo para completar el andamiaje legal de la maniobra. Ese decreto establece la instrumentación del pago, pero según radicales, aristas y duhaldistas (estos últimos se abstuvieron en el Senado y anticiparon la misma conducta en Diputados), deja tantos puntos oscuros que el Gobierno prefirió no ponerlo en debate. Legisladores de esas agrupaciones concluyeron que el Ejecutivo no puede explicar serias deficiencias técnicas que tendrían un costo en billetes, por cuanto el Tesoro quedaría comprometido a pagar intereses por el bono que entregaría al Banco Central, en compensación por las reservas.
Es cierto que la Casa Rosada, Economía y el Banco Central han sido austeros en precisiones, pero operadores del oficialismo indicaban ayer en el Congreso que no es lo mismo deberle al Banco Central a diez años que al FMI a tres. También decían que el segundo decreto no llegó al Congreso porque no era de Necesidad y Urgencia.
El debate en la Cámara de Diputados arrancó al anochecer y estaba previsto que se prolongara hasta la madrugada. El kirchnerismo anticipaba un triunfo cómodo, mientras que la oposición admitía que sus chances eran mínimas. Sobre todo, luego de que el duhaldismo informó en el recinto que se abstendría, lo mismo que había hecho Chiche Duhalde horas antes en el Senado. También seguirían ese camino los diputados puntanos, así como Adolfo Rodríguez Saá y Liliana Negre de Alonso se habían abstenido en la Cámara alta.
El mayor problema que podría haber encontrado el Gobierno en Diputados lo había resuelto de manera contundente. Como el proyecto se debatió el mismo día en que lo aprobó el Senado, se necesitaban dos tercios de los votos de los diputados presentes para autorizar su tratamiento. Finalmente, el resultado de esa votación clave fue 208 a favor contra 23 en contra. Apoyaron el duhaldismo y la mayoría del radicalismo (salvo 6 legisladores que se opusieron y 4 que se abstuvieron), mientras que lo rechazaron el ARI, el ex zamorista Carlos Tinnirello, Norma Morandini (del partido de Luis Juez), Claudio Lozano (CTA) y Juan Godoy (aliado del ARI).
En el debate sobre el pago al Fondo, el kirchnerista Juan Manuel Urtubey sostuvo que “necesitamos darle herramientas al Gobierno para que siga haciendo historia”. Elisa Carrió, en cambio, dijo que “le estamos pagando a un Fondo en liquidación, nos liberamos de un fantasma del pasado, pero negociamos con los poderosos del presente”. Luego comparó la “supuesta liberación” con la guerra de Malvinas, el Plan Brady, el blindaje y el megacanje, que “también parecían liberaciones y tuvieron el respaldo del 80 por ciento de la población”. El duhaldista Jorge Sarghini sembró sospechas sobre el costo de la operación. El radical Roberto Iglesias compartió esas dudas –cuánto costará la ayuda de Venezuela y España, se preguntó– y denunció presiones del Ejecutivo contra la provincia de Mendoza para forzar un cambio en el voto del radicalismo.
En el Senado las cosas habían sido todavía más fáciles para el oficialismo. La media sanción salió al mediodía con 43 votos a favor, 19 en contra y 3 abstenciones. Estas últimas fueron de Chiche Duhalde y de los puntanos, en tanto que se opusieron el radicalismo, Carlos Menem, el salteño Ricardo Gómez Diez y los tucumanos seguidores de Bussi.
Menem, de muy bajo perfil, siguió la sesión en silencio. Chiche dijo que “vamos por el camino equivocado; el único beneficiado es el Fondo y por eso a Rodrigo Rato le darán una medalla así de grande”.
Rodríguez Saá sostuvo que “para nosotros pagar lo que se debe está bien”. Luego hizo una suerte de autocrítica cuando señaló que en 2001, al declarar el default, “tal vez cometí el error de no haber dicho: ‘éste es un tema difícil, no es motivo de aplausos’”.
Más filoso fue el radical independiente Rodolfo Terragno. “El Gobierno quiere que cada uno de los 38,5 millones de argentinos pongamos 760 pesos para que, entre todos, le hagamos un regalo de Navidad al FMI”, arrancó, para luego postular que el pago de esa deuda no es una decisión soberana, sino impuesta por el Fondo.
“Si yo fuera inglesa, después de escuchar muchos de estos discursos diría ‘is too much’”, devolvió Cristina Fernández, quien luego recordó cuando Fernando de la Rúa dijo al presentar el megacanje: “Qué lindo que es dar buenas noticias”. “Ahora cada sector económico tendrá que hacerse cargo de las cosas que reclama, porque ya no tendrá al FMI como lobbista”, completó la esposa del Presidente en su defensa del proyecto oficial.