“Es incoherente e improcedente.” Así de tajante fue la definición con que el subsecretario de Vivienda uruguayo, Jaime Igorra, rechazó la propuesta argentina de trasladar las papeleras unos cuantos kilómetros al sur de Fray Bentos, para evitar que la posible contaminación de las plantas de celulosa impacte directamente sobre la población entrerriana de Gualeguaychú. Casi con los mismos argumentos, Omar Lafluf –el intendente del departamento de Río Negro donde se construye el polo industrial papelero– también desechó la iniciativa: “no sería coherente de parte de Uruguay que las plantas se trasladen”. En tanto la Cancillería argentina reiteró un pedido formal al gobierno uruguayo para que explique el porqué de la elección del lugar para la radicación de las fábricas.

Esta vez la respuesta no se hizo esperar. Igorra fue el primero pero no el único funcionario uruguayo que salió a responder al subsecretario de Integración Económica de la Cancillería argentina, Eduardo Sigal, quien confirmó la existencia de la propuesta de trasladar las plantas de celulosa “unos kilómetros más al sur” de Fray Bentos. El subsecretario confirmó a la prensa uruguaya el pedido argentino y adelantó que la respuesta de su gobierno será que “esa propuesta es incoherente e improcedente”. Justificó su postura con el argumento que la ubicación de las fábricas “es una decisión soberana de Uruguay” y que “las empresas ya han invertido mucho” en su actual emplazamiento.

Igorra no es un funcionario ajeno a la estructura gubernamental que toma las decisiones de peso en este tema. El Ministerio de Vivienda oriental fue quien recibió este lunes el pedido oficial de la empresa forestal sueco-finlandesa Stora Enso de radicar una tercera planta de celulosa en las proximidades del Río Negro. Una planta que a pesar de proyectarse varios kilómetros hacia el interior del territorio uruguayo –según los ecologistas argentinos–, sus desechos también llegarían al río Uruguay a través de la desembocadura del propio río Negro.

Justamente, el intendente Omar Lafluf, del departamento oriental de Río Negro –donde se construyen las papeleras– fue otro de los funcionarios que salió al cruce de la propuesta argentina. “La posición del país será que si se comprueba que la planta tiene un efecto nocivo para la población no se van a construir ni en Fray Bentos, ni a 20 kilómetros ni a 100”, dijo Lafluf para luego agregar que “no existe un argumento sólido” que haga suponer que las plantas vayan a contaminar la región.

La vicecanciller uruguaya, Belela Herrera, fue escueta pero contundente: “No es viable”, sentenció y afirmó que “no existen planteos formales” de la propuesta argentina para trasladar las papeleras. Lo que no significa que no se hayan realizado “informalmente” durante las negociaciones, como confiaron diplomáticos argentinos a Página/12.

En un documento titulado “Requerimientos de información insatisfechos”, la delegación argentina en el bilateral Grupo Técnico de Alto Nivel volvió a reclamar precisiones a Uruguay. “La falta de información precisa certificada por profesionales matriculados responsables de la realización de los proyectos, mientras continúan las obras en la margen izquierda del río Uruguay para la instalación de dos plantas de celulosa, constituye el mayor obstáculo a superar y la causa profunda de la incertidumbre”, dice el primer párrafo de un paper de siete carillas. El jefe de los negociadores y director de Asuntos Ambientales de la Cancillería argentina, Raúl Estrada Oyuela, fue mucho más fuerte en su apreciación sobre la localización de las plantas: “Es la peor que se podía buscar”.

Pero la Cancillería quiere frenar la escalada diplomática. El gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, aseguró que el canciller Jorge Taiana le pidió “por cuestiones estratégicas” que postergue por una semana su denuncia contra las papeleras española ENCE y la finlandesa Botnia por “tentativa de contaminación”.