Miércoles, 11 de enero de 2006 | Hoy
El vínculo se resintió a partir del nombramiento del futuro secretario de Descentralización. En el cortocircuito también está involucrado el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
Por Santiago Rodríguez
Algunos, los más componedores, dicen que “la relación está fría”; otros, aseguran, más directos en su lenguaje y aunque suene paradójico, que Aníbal Ibarra “está bastante caliente”. Todos coinciden, sin embargo, en que el vínculo entre el suspendido jefe de Gobierno y Jorge Telerman se resintió en los últimos días. El cortocircuito entre ambos surgió por el nombramiento del sucesor del secretario de Descentralización, Héctor Capaccioli, quien tiene las valijas preparadas para emigrar a la administración kirchnerista, e involucra también al jefe de Gabinete nacional, Alberto Fernández. Las diferencias entre Ibarra y su reemplazante por ahora interino volvieron a quedar de manifiesto ayer: allegados a Telerman anunciaron que como resultado de su gestión serían retiradas las vallas que rodean la sede del Ejecutivo porteño desde que empezaron las manifestaciones de familiares de víctimas de Cromañón, mientras voceros del ex fiscal aseguraron que “eso ya estaba acordado”.
Aunque tiene reservada la Superintendencia de Servicios de Salud nacional, Capaccioli seguirá alrededor de un mes más en la administración porteña. “Mañana (por hoy) hay reunión de gabinete y ahí tiene previsto presentar su plan para la puesta en marcha de las comunas”, remarcaban anoche en el entorno de Telerman con el propósito de minimizar la cuestión, pero ése no era el plan original de Capaccioli ni tampoco el de Ibarra y Fernández, quien en su momento lo nominó para la Secretaría de Descentralización de la ciudad y ahora le reserva otro destino.
Capaccioli estaba desde hace meses a la espera de una vacante en el gobierno nacional. Con un cargo asegurado, la semana pasada le transmitió a Telerman su intención de dejar su puesto esta semana –concretamente ayer– e incluso les comunicó la novedad a varios de sus compañeros secretarios de la comuna.
Claro está que Capaccioli no llegó a esa instancia sin haber hablado antes con Fernández, quien a su vez había arreglado con Ibarra que la Secretaría de Descentralización sería ocupada por otro de sus hombres: el joven K Nicolás Trotta.
Ninguno de los tres tuvo en cuenta que la lapicera para firmar los nombramientos está ahora en manos de Telerman, quien se resistió a convalidar el cambio amparado en el “compromiso” que asumió con Ibarra de no modificar su gabinete hasta tanto no concluya su juicio político y se defina si continúa o no como jefe de Gobierno. “El acuerdo era que firmaba todo lo que Aníbal le pidiera; éste no es un pedido de Alberto”, es la queja que se escucha en la tropa de Fernández. En las filas del jefe de Gabinete remarcan también que “la asunción de Trotta iba a reunir a ministros como Filmus, Iribarne y Fernández con Ibarra y era el mismo Telerman el que aparecería poniéndolo en funciones. Se perdió la oportunidad de mostrar el fuerte vínculo que existe entre el Ejecutivo nacional y el de la ciudad”.
Ibarra habló con Fernández del sucesor de Capaccioli cuando visitó la Casa Rosada para participar del acto de anuncio del pago de la deuda al Fondo Monetario Internacional. Ese día fue uno de los primeros en recibir el abrazo de Néstor Kirchner y después percibió distintas señales de que el kirchnerismo no lo dejaría librado a su suerte. El freno al nombramiento de Trotta reavivó las sospechas de los ibarristas sobre los supuestos vínculos de Telerman con los santacruceños de la Rosada.
También Telerman se queja de que ni Ibarra ni Alberto Fernández lo llaman. A ambos les hizo llegar el mensaje de que pretende tener algún tipo de participación en esa clase de decisiones. “Jorge está a cargo del Ejecutivo y no puede ser que manden a un secretario a arreglar su propia sucesión”, remarcaba anoche un colaborador del vicejefe de Gobierno.
La confianza entre Ibarra y Telerman nunca fue total. Tampoco el diálogo entre ambos y eso no cambió desde que el jefe de Gobierno fue suspendido. En el círculo mismo de Ibarra son varios los que advierten que la falta de comunicación complica las cosas.A Fernández también le ha aconsejado alguno de los suyos que hable con Telerman por más que no se lleven bien. El jefe de Gabinete se fue de vacaciones sin llamarlo, aunque le envió un mensaje. “Le dijo que tenemos un compromiso con Aníbal y que lo vamos a cumplir, pero que se quede tranquilo porque si fuese necesario garantizar la continuidad institucional en la ciudad, lo vamos a apoyar”, sostienen en su entorno.
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