Viernes, 10 de marzo de 2006 | Hoy
El jefe de Gobierno porteño se recluyó ayer junto a sus asesores para idear el perfil de su administración. Quiere darles énfasis a la producción, la obra pública y lo social. Definirá el lunes.
Por Santiago Rodríguez
Jorge Telerman se recluyó ayer en el silencio y empezó a trabajar junto a sus colaboradores más cercanos en el rediseño de la administración porteña en línea con su propósito de poner énfasis en la producción, la obra pública y lo social. Sin línea directa aún con la Casa Rosada –donde el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, mantiene su condición de interlocutor político con el gobierno local–, el sucesor del destituido Aníbal Ibarra va a terminar de definir este fin de semana el organigrama de su gestión y se dará luego a las negociaciones que definirán la integración de su gabinete. “Los casilleros se cubrirán en función de futuras conversaciones”, adelantaron en el entorno de Telerman.
La idea de Telerman es llegar al próximo lunes con una definición en torno de la estructura que tendrá su administración. Ese día prestará en la Legislatura el juramento formal como jefe de Gobierno porteño hasta el vencimiento del actual mandato, en diciembre de 2007.
Telerman se propone pelear entonces su reelección y con ese propósito pretende asentar su gobierno sobre dos patas: una kirchnerista y otra progresista, con el ibarrismo como actor principal junto a socialistas, radicales que se referencian en el centroizquierda y peronistas no contenidos en las filas del PJ.
Todo armado que Telerman haga dependerá de las conversaciones y acuerdos que establezca al otro lado de la Plaza de Mayo. A poco de la destitución de Ibarra, llamó a Presidencia para hablar con Néstor Kirchner y le dejó el mensaje de que estaba a su “disposición” y listo para reunirse en el momento en que lo considerara oportuno. Después de eso, dialogó por teléfono con Fernández, con quien nunca tuvo un buen vínculo. “Hablaron de que tenían que hablar”, sintetizaron sus allegados.
Telerman sintoniza mejor con varios dirigentes de Compromiso K, que dentro del kirchnerismo le disputa espacio al sector liderado por Fernández, quien fracasó en su apuesta a la continuidad de Ibarra. Sus referentes son el ministro de Planificación, Julio De Vido; y el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, desde cuyo entorno dejaron trascender de todos modos que el “interlocutor político” K en el distrito sigue siendo el jefe de Gabinete.
En la tropa de Fernández, como no podía ser de otra manera, le dieron mayor trascendencia a esa definición: “Kirchner confirmó que el jefe político en la ciudad es Alberto y, por lo tanto, quien debe hablar con Telerman”. En la Casa Rosada dicen que “Telerman tiene que definir antes que nada si va a jugar con Mauricio Macri o con nosotros” y no muestran premura para avanzar en la definición de un armado político. También recuerdan que “cuando destituyeron a Jorge Colazo en Tierra del Fuego, Hugo Cóccaro tuvo que esperar como tres meses para que lo recibieran”.
A la espera de la definición del esquema de sustentación política de su gobierno, Telerman se llamó a silencio y se dedicó fundamentalmente a analizar con sus íntimos las alternativas al actual organigrama de la administración porteña. Del tema conversó también con el jefe de Gabinete de la ciudad, Raúl Fernández, quien a su vez evaluó el escenario político planteado en el distrito con Zannini, en una reunión de casi dos horas.
Las modificaciones que Telerman hará en la estructura del gobierno buscarán priorizar las áreas que considera centrales para dejar su impronta y posicionarse de cara al 2007. Su intención, además de poner énfasis en lo social, es promover la obra pública y la producción por lo que ya es casi un hecho el desdoblamiento de las secretarías de Obras Públicas y Planificación y Desarrollo Productivo, Turismo y Medio Ambiente.
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