Jueves, 23 de marzo de 2006 | Hoy
EL PAíS › PEREZ ESQUIVEL RECORDO EL GOLPE EN LA UNIDAD 9
El Nobel de la Paz, acompañado por Laura Conte, de Madres, dio una charla, organizada por la Comisión por la Memoria, en la cárcel de La Plata donde el año pasado se probaron torturas a los presos.
Llegó y, con un largo suspiro, entró a la canchita de la Unidad Número 9 de La Plata. No era la primera vez que Adolfo Pérez Esquivel estaba en ese penal. En 1977 el régimen militar acusó recibo por su trayectoria en la defensa de los derechos humanos y lo encerró allí durante más de un año. Ayer, a horas de que se cumplan los treinta años del golpe, el Premio Nobel de la Paz volvió, pero con un fin muy distinto. Acompañado por la Madre de Plaza de Mayo Laura Conte, participó de una charla que organizó la Comisión Provincial por la Memoria con la intención de “mostrar los lazos entre las violencias de ayer con las impunidades de hoy”. Actualmente la cárcel que alojó a cientos de presos políticos durante la dictadura carga con denuncias por torturas y apremios ilegales.
El sol apuntaba ya bien alto sobre el gran paredón blanco, cuando comenzó a llegar la gente. La mayoría eran detenidos, muy poco familiarizados con el término de “derechos humanos”. Y no por ignorancia, sino porque lo que ven diariamente a su alrededor es cómo se violan esos derechos. “Acá no respetan nuestros derechos porque muchos de nosotros ni siquiera los conocemos. Cuando nos dijeron que venía el Nobel de la Paz, la mayoría preguntó si venía de alguna guerra”, contó Pablo, detenido desde hace once años a la espera de una sentencia. Para él, todavía quedan muchas cosas por solucionar, pero el acto de ayer “fue un paso más para hacer memoria sobre los derechos de todos”.
La Comisión Provincial decidió hacer allí el homenaje para subrayar su preocupación sobre la grave situación carcelaria. Entre los invitados estuvieron presentes el secretario de Derechos Humanos bonaerense, Edgardo Binstock; el secretario general de la CTA, Víctor De Gennaro, y el abogado de la Acusación Popular de España, Carlos Slepoy. “Tras estas paredes se volvió a utilizar la picana durante la democracia. No se puede ser parte del reclamo de justicia por el genocidio de ayer y ser pasivos ante las violaciones de hoy”, expresó el documento elaborado por el organismo. Pérez Esquivel ahondó sobre la cuestión. “Tenemos que luchar para que la degradación que existe en las prisiones no exista más. La democracia significa derecho e igualdad para todos. La dictadura marcó un individualismo que hay que revertir con unidad”, señaló.
Fue así como en la canchita de fútbol, tras el paredón blanco, el pasado y el presente se cruzaron todo el tiempo. Y no sólo por las consignas. Al llegar, Pérez Esquivel también recordó el día que lo llevaron a esa unidad. “Había un sol como el de hoy. Me sacaron de la Superintendencia Policial y me subieron al avión. Lo único que hacía era tratar de aspirar la vida porque pensaba que se me iba a ir. Una contraorden cambió el rumbo. Ahí me dijeron: ‘Quédese contento, lo llevamos a la Unidad 9’. Nunca pensé que, efectivamente, iba a sentir alegría de estar preso”, contó emocionado. En total, permaneció preso catorce meses. Fue interrogado y torturado sucesivas veces.
Ya pasaron 29 años, pero las cosas parecen haber cambiado poco. La Unidad 9 tiene el triste privilegio de ser el primer penal bonaerense donde la Justicia confirmó el uso de picana en plena democracia. Se trató del caso de Cristian López Toledo, conocido en agosto del año pasado luego de que una pericia judicial ratificó que fue sometido al uso de corriente eléctrica mientras estaba detenido. Cinco días antes había hablado con miembros de la Comisión sobre las condiciones en las que vive con sus compañeros. Vidrios rotos y la falta de agua caliente y de luz apenas sirven para ilustrar la situación, que ayer no pasó inadvertida por Laura Conte. La Madre de Plaza de Mayo, actual integrante de la Comisión y miembro fundadora del CELS, también participó en la charla y reivindicó la necesidad de fomentar el debate sobre la vigencia de los derechos humanos. “Para que la sociedad vea y no pase lo que pasó la dictadura, donde la gente no nos veía”, manifestó. Y así, una vez más, un aplauso logró romper el silencio en la canchita de fútbol, tras el paredón blanco.
Informe: Carolina Keve.
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