Jueves, 11 de mayo de 2006 | Hoy
EL PAíS › EL PRESIDENTE KIRCHNER ARRIBO A VIENA PARA LA IV CUMBRE UE-AMERICA LATINA
En las actividades que comienzan esta noche con una cena de honor se plantea la posibilidad de un encuentro no programado entre Kirchner y Tabaré. Las diferencias entre Venezuela y Brasil por Bolivia también tienen eco en Viena, al igual que la crisis en la Comunidad Andina. Kirchner abrirá mañana una de las tres mesas de trabajo.
Por Fernando Cibeira
Desde Viena
El fuerte cruce entre el gobierno de Brasil y el de Venezuela a propósito de lo sucedido días atrás durante el encuentro de presidentes en Puerto Iguazú, agregó ayer un condimento más a la cumbre Unión Europea y América latina de mañana. El presidente Néstor Kirchner habló de la palpitante situación del Mercosur con el titular de la Comisión de Representantes Permanente del bloque, Carlos “Chacho” Alvarez, y con el canciller Jorge Taiana a bordo del avión que lo trajo ayer a Viena. El nuevo incidente surgió porque el canciller brasileño Celso Amorim reveló que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva le recriminó a Hugo Chávez haber influido en Evo Morales en su decisión de nacionalizar los hidrocarburos. La Cancillería venezolana emitió ayer un comunicado en el que consideró un “irrespeto repetir las provocaciones de la prensa reaccionaria”. Si a esto se le agrega el conflicto por las papeleras y las quejas de Uruguay y Paraguay por su situación dentro del bloque, las perspectivas son inquietantes. Esta noche, todos los protagonistas se verán en el primer evento oficial de la cumbre, la cena oficial que el gobierno anfitrión ofrecerá en el histórico palacio Hofburg, icono del imperio austro-húngaro.
Era una incógnita qué podría suceder en la cumbre a propósito de la situación interna del Mercosur. Ayer, el diario vienés Kurier ilustró su portada con la foto de Kirchner, Evo, Lula y Chávez saludando en Puerto Iguazú como símbolo del encuentro de presidentes que se darán cita a partir de esta noche. Curiosamente, aquella misma reunión ahora es motivo de una nueva fisura de las muchas que viene mostrando el bloque.
El tema fue tocado en la delegación argentina. “Hay que entenderlo a Lula. Está muy presionado dentro de Brasil y que Evo haya mandado al ejército de Bolivia a ocupar la planta de Petrobras no lo dejó bien parado, encima para él es un año electoral”, explicaba un diplomático argentino en el barroco lobby del hotel Sacher, donde se hospeda la comitiva. Según su versión, también Kirchner había mantenido en Iguazú una posición similar a la del brasileño, explicando a Chávez y a Evo lo poco conveniente de tomar medidas de ese tipo sin un llamado previo que sirviera a los otros presidentes para ponerse en guardia. En la comitiva imaginaban que en las entrevistas que mantendrá con mandatarios europeos, las consultas sobre Evo serán una fija. “Ante los ojos del mundo, Argentina es el país que contiene a Bolivia. Cuando Kirchner se reunió con Bush en Mar del Plata, le hizo muchas preguntas sobre Bolivia. Nos guste o no, es así. Por eso es bueno conseguir un marco de acuerdo con Evo y con Chávez como hicimos en Iguazú”, remarcaban.
Kirchner llegó ayer poco después de las 14 al aeropuerto de Viena y fue directo al Sacher, justo enfrente de la Opera. Descansó un poco y dedicó parte del día a recorrer los muchos atractivos que ofrece la ciudad (ver aparte). También se puso al tanto de cómo venían las negociaciones por el documento final que suscribirán los mandatarios cuando se junten el viernes. Luego de haber mantenido ocho párrafos entre corchetes –así se los denomina cuando todavía no hay acuerdo–, anoche, los negociadores diplomáticos de los países participantes sólo discrepaban en un punto: el énfasis de la condena del bloqueo a Cuba. Los países latinoamericanos pretenden algo más duro y concreto, los europeos una referencia vaga y general. Un clásico.
Kirchner tendrá a su cargo el discurso de apertura de una de las tres mesas de trabajo en las que se dividirán el viernes los presidentes. Eso significa que hablará algunos minutos más que el resto y marcará la pauta de la discusión que le seguirá. Se supone que pondrá énfasis en la defensa de los derechos humanos y en la protección del medio ambiente, dos de los doce temas que figuran en la convocatoria de la cumbre y en plena vigencia en nuestro país a partir del conflicto por las papeleras con Uruguay.
En la comitiva argentina admitían que en este tipo de encuentros lo más importante pasa por los contactos que los presidentes puedan armar en el momento. En ese sentido, valoraban la reunión que hoy Kirchner mantendrá con el presidente de Austria, el socialdemócrata Heinz Fischer, ganador hace dos años de las elecciones al conservadurismo gobernante. Fischer tiene su despacho en Hofsburg, en verdad un conjunto de diez edificios que retratan la época imperial y en donde vivieron el emperador Francisco José I y su esposa, la popular Sissi.
A la entrevista ya anunciada con la premier alemana, Angela Merkel, se agregará otra con la chilena Michelle Bachelet y se daba por casi seguro un contacto con el español José Luis Rodríguez Zapatero. No descartaban otros, ni tampoco una puesta en escena de amistad entre los socios del Mercosur –al menos del núcleo Kirchner, Lula y Chávez–, de manera de demostrar que las coincidencias superan a las diferencias.
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