EL PAíS › REENCUENTRO CASI SIN PALABRAS ENTRE DUHALDE Y CARLOS MENEM

Malas ondas en el palco riojano

Se reencontraron en La Rioja después de casi tres años. Se mantuvieron distantes, aunque pronto deberán dialogar de cara a la interna del PJ. Hubo protestas contra ambos. Qué espera cada uno del otro. Qué necesita Duhalde de Menem. A qué juega Menem. Críticas de Néstor Kirchner al encuentro.

Generaron la expectativa de un River-Boca. De un Gatica-Prada. Pero en el reencuentro del clásico del PJ no hubo lugar para los enfrentamientos sino una excelente excusa para potenciarse. Por eso Eduardo Duhalde y Carlos Menem no necesitaron de palabras rimbombantes ni de gestos sobreactuados. Con la foto que los retrató juntos después de tres años fue suficiente: al Presidente le sirvió para mostrar su voluntad de “contener” a todos los candidatos dentro de la estructura del PJ, y al ex mandatario la de comenzar a ganar terreno en la interna partidaria.
Duhalde y Menem volvieron a estrecharse la mano en la localidad riojana de Aimogasta. La excusa fue la inauguración de Yovilar, una planta procesadora de aceitunas. Pero cada uno llegó dispuesto a capitalizar el encuentro político de mayor expectativa de la semana. La última vez que se cruzaron fue en 1999, en Córdoba, durante los festejos del triunfo del gobernador José Manuel De la Sota (ver nota aparte).
Con diferencia de algunos minutos, aterrizaron en la pista de Anillaco,
aquella que nunca se utilizó para exportar aceitunas –como justificó Menem cuando la mandó a construir– sino para facilitar sus traslados desde la Capital a su morada.
Esta vez quien llegó en el avión “Tango” fue Duhalde, con un poncho colgado al hombro. El gobernador de La Rioja, Angel Maza, y el ministro del Interior, Jorge Matzkin, hicieron de comité de recepción.
Luego del traslado a la planta industrial, donde fueron recibidos por los dueños –los hermanos Roemmers–, Duhalde y Menem subieron al palco preparado para la ocasión. Estaban a un metro, separados por Maza. Pero con la indiferencia simulaban una distancia mayor. Casi no se miraron, sólo un instante, tras el frío apretón de manos.
La puesta en escena que previamente se podía imaginar no fue tal. Menem, que jugaba de local, fue el que debió sobrellevar las mayores dificultades. Poco antes de embarcar hacia el acto recibió insultos de una mujer durante un seminario sobre globalización. Y volvió a ser blanco de las críticas en la propia Aimogasta, gobernada por su amigo y empresario Nicolás Martínez. Ocurrió cuando un grupo de productores olivícolas desplegó unos carteles con mensajes corrosivos: “Ratas, se robaron el país”; “Menem traidor”. Al rato, la policía los obligó a arriar las banderas.
A la hora de los discursos, Duhalde regaló una prédica de unidad. “La única posibilidad es la de tirar juntos. Ya vendrá el tiempo de las elecciones y los partidos políticos tendrán que preparse, pero ahora no es momento de desunión, ya que la situación en la Argentina y la región es muy difícil”, dijo.
Las palabras buscaron transformarse en hechos puertas adentro, durante un almuerzo que los encontró en la misma mesa, aunque separados por más de tres asientos. Se habló incluso de un “aparte” a solas de 5 minutos, que voceros de Menem y Duhalde se preocuparon de desmentir.
En verdad, duhaldistas y menemistas vienen tallando hace rato los tiempos y las formas del proceso electoral que dará luz al próximo gobierno. El debate se centra ahora sobre una comisión de notables –3 diputados, 3 senadores y 3 gobernadores– que Duhalde busca crear para monitorear las negociaciones, pero que Menem rechaza, ya que asegura que esa facultad es exclusiva del Consejo del PJ que lidera y que hegemoniza el menemismo.
Las últimas negociaciones estuvieron a cargo del secretario privado José Pampuro y del ministro Matzkin, en nombre de Duhalde, y del senador Eduardo Bauzá, en representación de Menem.
Unos y otros aspiran a elecciones lo más tarde posible. Duhalde porque no quiere emular a Alfonsín y a De la Rúa, yéndose antes de tiempo. Y Menem porque necesita tiempo para levantar puntería.
Ambos saben que no hay margen para mostrar fisuras. No sólo porque las encuestas siguen mostrando en lo alto a la titular del ARI, Elisa Carrió. También porque se dificultan las posibilidades de que Adolfo Rodríguez Saájuegue por dentro de la estructura partidaria, lo que le quitaría votos al peronismo.
Entre los rebeldes del PJ, no sólo los legisladores sino también gobernadores, como el santacruceño Néstor Kirchner, sostienen que lo de ayer fue un acto para “polarizar” la interna del PJ entre Menem y Duhalde, ya que no sólo el ex mandatario tiene aspiraciones de volver a la Casa Rosada, sino que el propio presidente busca perpetuarse en el poder.
Duhalde conoce esa opinión que Kirchner ya hizo pública en un reportaje a Página/12. Por eso se preocupó ayer en negar que tenga intenciones de postularse y que el encuentro riojano tenga alguna vinculación con el tema.
Algunas fuentes –equidistantes de Duhalde y Menem– miraron a Estados Unidos a la hora de explicar la foto. “La Embajada no quiere Ley de Lemas y prefiere al PJ disciplinado por internas. En eso están trabajando.”
En la Casa Rosada admiten que la situación está atada a las negociaciones con el Fondo Monetario y el “efecto Brasil”, que podría profundizar la crisis local. Pero los más optimistas insisten en que Duhalde mantendrá su postura de convocar a comicios generales en septiembre del próximo año, por lo que las internas serían a principios de 2003.
De estos temas estuvieron hablando Menem, Kohan, los legisladores Eduardo Menem, Ramón Puerta, y los gobernadores Juan Carlos Romero, de Salta, y Eduardo Fellner, de Jujuy, en la sobremesa de ayer. A esa altura Duhalde ya había partido hacia Buenos Aires, acompañado hasta el aeropuerto por Maza.
Los tópicos también fueron abordados antenoche por Matzkin, Maza, Carlos, Eduardo y Adrián Menem durante una cena –cargada de tallarines con tuco– en la residencia del gobernador riojano, en la que participó el periodista Mariano Grondona con su mujer, Elena.
Sea cual fuere la fecha de las elecciones generales, existe un preacuerdo para dejar a Duhalde anunciar públicamente la fecha –que terminará consensuando con menemistas y gobernadores– de tal manera de hacerlo cargo de la iniciativa, ya que de lo contrario se interpretaría que está siendo echado.

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Parece que se llevan bárbaro pero no vaya a creer. La foto registra un momento que fue inusual.
 
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