Sábado, 23 de septiembre de 2006 | Hoy
EL PAíS › EL BALANCE DE LA VISITA DE NESTOR KIRCHNER A NUEVA YORK
En la comitiva oficial se mostraron satisfechos por la actitud del secretario de Asuntos Latinoamericanos, Tom Shannon, hacia la Argentina y tomaron distancia de las críticas a Venezuela y Bolivia. Kirchner elogió, especialmente, al premier italiano.
Por Fernando Cibeira
Desde Nueva York
En la cena del jueves en el Consejo de las Américas, el presidente Néstor Kirchner tuvo un invitado especial en la mesa: el encargado de Asuntos Latinoamericanos de la Casa Blanca, Tom Shannon, quien llegó a la cita justo un par de minutos después de que terminara el discurso del Presidente. En el diálogo que mantuvieron, Kirchner pudo comprobar de primera mano el renovado interés de Washington por el rol de Argentina y Brasil en la región, dado el nivel de preocupación que existe en el Norte por el rumbo de los gobiernos de Hugo Chávez en Venezuela y de Evo Morales en Bolivia. “El Presidente se sorprendió que apareciera en la cena, se nota que hay una intención por mejorar el nivel de la relación”, explicó una alta fuente de la delegación argentina, que anoche emprendió el retorno a Buenos Aires. Kirchner y los suyos hicieron un balance positivo del viaje. El Presidente pudo mostrarse en Wall Street y enviar un mensaje de confiabilidad a los empresarios norteamericanos, que respondieron anunciando nuevas inversiones. Otro punto que destacaron fue el encuentro con el primer ministro Romano Prodi, un paso fundamental para normalizar las relaciones entre Argentina e Italia.
Shannon había anticipado que probablemente asistiría a la cena del Council en un breve encuentro que mantuvo el miércoles con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro de Planificación, Julio De Vido. Lo que no se sabe es si lo de llegar justo segundos después de que el Presidente cerrara su discurso fue una jugada meditada o si de veras lo retrasaron otros asuntos. En el mensaje ante los empresarios, Kirchner reclamó que Estados Unidos prestara más atención a la región. Dijo que pareciera que a veces Estados Unidos “mirara con la nuca” hacia el Sur.
Como si respondiera al reclamo, minutos después apareció el delegado de la Casa Blanca y se sentó en el lugar que le habían designado en la mesa principal, entre Kirchner y Alberto Fernández. Para la Casa Rosada, la llegada de Shannon a la Subsecretaría de Asuntos Hemisféricos marcó una gran diferencia respecto de su antecesor, Roger Noriega, quien acostumbraba mantener una postura beligerante hacia los gobiernos de la región que no se alinearan con Washington. Kirchner y Shannon, explican en Gobierno, vienen consiguiendo mantener la relación bilateral en un marco respetuoso, teniendo en cuenta que son dos gobiernos con unas cuantas diferencias políticas, pero también parte de una agenda común.
Según la percepción de Kirchner –contó una importante fuente de la delegación–, dada la insistencia con la que volvió sobre el tema, a la Casa Blanca le preocupa lo que pueda suceder en Bolivia. Shannon mencionó el discurso pronunciado por Evo Morales en la Asamblea General de la ONU, donde defendió el cultivo de la coca, mostrando unas hojas que llevó en el bolsillo. “Les cuesta comprender lo que está pasando allá, qué significa el indigenismo”, explicaban.
Venezuela, obviamente, también ocupó una parte importante de la conversación, que se extendió por unos 40 minutos mientras los casi 300 empresarios y funcionarios que se dieron cita en el Consejo comían su cena. La demonización que hizo Hugo Chávez de George Bush en la ONU seguía ayer siendo motivo de análisis y burlas de parte de los diarios estadounidenses. Kirchner y Shannon analizaron que uno de los problemas en Venezuela es que la oposición no cumple el rol que debiera. “Me parece que allá Estados Unidos hizo unas cuantas cosas mal”, le dijo el Presidente al funcionario norteamericano. Kirchner le aclaró que el voto argentino a favor de Venezuela para que ocupe un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ya está resuelto y no es modificable. Shannon, aseguraban, se mostró comprensivo.
En la delegación argentina, cada vez que se menciona si existen presiones de Estados Unidos para romper relaciones con Hugo Chávez la respuesta es la misma. “Estados Unidos es el principal socio comercial de Venezuela, intercambian 25 mil millones de dólares”, retrucan. Pese a los polémicos últimos movimientos del venezolano –que visitó Irán, Belarús y demás países que figuran en la lista negra de Washington–, a Kirchner es imposible sacarle un comentario en su contra y no deja de recordar el apoyo de Chávez a la Argentina traducido en la compra de bonos. “A mí, Chávez no me incomoda”, repite el Presidente. El interés norteamericano, decían en la comitiva, pasa porque Argentina y Brasil recuperen su peso en la región y actúen como “niveladores”. Pero para apuntalar la recuperación argentina, explicaban, son necesarias las inversiones extranjeras. De ahí uno de los objetivos del viaje que culminó ayer.
“Cuando vine por primera vez, en el 2003, en el Consejo de las Américas me hicieron una reunión chiquita y me peleé con el de Cargill. En 2004, fui a un almuerzo en el que tampoco había buen clima. Por eso, el balance de este viaje es muy bueno”, desgranó el Presidente ayer ante su entorno más cercano.
Luego de la actividad de los días previos, ayer, el lobby del Hotel Four Seasons lucía mucho más tranquilo. De sport, la senadora Cristina Fernández de Kirchner, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y la ministra de Economia, Felisa Miceli, salían a recorrer la ciudad. Salieron rumbo al aeropuerto JFK a las 19.
“La reunión con los empresarios en la Bolsa de Wall Street fue positiva. El nivel de los empresarios era importante y era toda gente dispuesta a invertir en el país”, sostenía un integrante de la delegación. Aseguraban que la cuestión energética, que algunos analistas ven como el cuello de botella de la reactivación, no fue planteada por ningún hombre de negocios en los seis días que pasó el Presidente en Nueva York. Y que cada vez que se refirieron a la actualidad de la economía argentina fue para elogiarla. “Claro, qué van a decir, si están delante mío”, bromeaba el Presidente.
Según la información brindada por Presidencia, la cosecha fue la siguiente: la empresa Occidental Petroleum anunció una inversión de mil millones de dólares de acá a cinco años para duplicar su producción petrolera; Wal Mart abrirá 12 nuevos supermercados a un gasto de 10 a 15 millones de dólares cada uno; Cargill invertirá 330 millones de dólares mientras que Barrik Gold destinará 50 millones de dólares para una planta de refinería de oro en San Juan, entre otras menos importantes.
Hubo otra inversión, pero italiana, anunciada por el propio Prodi. Dijo que juntamente con la empresa india Tata, la italiana Fiat comenzará a fabricar en Córdoba una 4x4 que quieren vender en todo el mundo. Kirchner quedó encantado con Prodi. Ponderó la muñeca de il Professore para cambiar de tema cuando tiró sobre la mesa el caso de los bonistas que quedaron fuera del canje. “Para nosotros eso es un tema cerrado”, lo cortó Kirchner. El italiano entonces dijo: “Bueno, eso es algo para que lo sigan los abogados”. Dio vuelta la página y terminó contando el desembolso de Fiat. “Otro en su lugar, cuando yo le respondí eso sobre los bonistas, se levantaba y se iba”, reconocía Kirchner.
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