A las siete y media de la mañana, en Aeroparque, los industriales que se iban juntando para abordar el vuelo que los traería a Córdoba no hablaban de otra cosa. “Si no viene, que no mande al chofer”, bromeó uno de ellos. Se refería a Hugo Moyano, quien estaba previsto que fuera hoy uno de los principales panelistas en la conferencia anual de la Unión Industrial Argentina. Hasta que se confirmó su ausencia, cerca del mediodía, e incluso tras ello, los empresarios intercambiaron opiniones, análisis y chicanas sobre el rol del líder de los camioneros en los incidentes en San Vicente. El propio jefe de la CGT se comunicó con el presidente de la UIA, Héctor Méndez, y con uno de los principales dirigentes de la entidad, José De Mendiguren, para comunicar su imposibilidad de mostrarse en el evento.

Moyano ofreció que, en su lugar, la CGT estuviera representada por José Luis Lingeri, secretario general de Obras Sanitarias. Sin embargo, Lingeri también se bajó un par de horas más tarde. El reemplazante, al parecer definitivo, es Juan Carlos Smith, del Sindicato de Dragado y Balizamiento.

“Lo que pasó es vergonzoso. No me parece oportuno que venga Moyano”, opinó Alberto Sellaro, de la Cámara de la Industria del Calzado. Fue uno de los pocos industriales que habló del tema abiertamente, pero expresó la opinión mayoritaria de sus colegas. Por distintos motivos, los organizadores de la conferencia preferían que el camionero no viniera a Córdoba.

“Vamos a quedar metidos en una interna en la que no tenemos nada que ver”, dijo un destacado dirigente de la UIA. “Nos va a robar el acto”, alertó otro, preocupado por la trascendencia que cobraría la visita del líder cegetista en desmedro de los temas que les interesa plantear a los industriales. Todo esto ocurrió temprano, antes de que llegara la noticia de la suspensión de la visita.

De acuerdo con la versión de otro dirigente de peso, la CGT mostró groseras fallas en la organización del acto en San Vicente, al punto de que cuando los restos del general Perón ya habían salido de la Chacarita, todavía no estaba claro quién se encargaría de la seguridad en la quinta. “Se les fue de las manos”, reflexionó el industrial.

“Acá en la UIA somos todos gorilas”, confesó en un pasillo ante Página/12 un ejecutivo de una gran empresa, que justificó de ese modo las bromas y críticas a Moyano y demás dirigentes de la CGT. Y también cargó contra el gobierno nacional, al que responsabilizó por su política “de confrontación permanente”. “Esto les va a enseñar”, completó, fiel a su autodescripción.