La cercanía con Jorge Sobisch se convirtió en una mancha venenosa. El líder de PRO, Mauricio Macri, tomó más distancia con su socio político. Aclaró que el partido del gobernador de Neuquén no integra el frente de PRO en la ciudad y señaló que la alianza a nivel nacional fracasó. También el ex gobernador de Misiones Ramón Puerta se despegó de Sobisch. En su entorno, aclararon que la coalición con el neuquino no pasó de algunas conversaciones. “¿Acuerdo con Sobisch? No. ¿Para qué? ¿Quién se saca ahora una foto con él?”, se preguntaban, sin piedad, en el entorno de Puerta.

La relación entre Macri y Sobisch itineró entre la cercanía a mediados de 2006 –cuando coincidieron en uno de los encuentros de equipos técnicos en Palais Rouge, rodeados de ex menemistas y ex delarruistas– y cierta frialdad a partir de que el neuquino no logró ascender en las encuestas. Con todo, Macri tuvo un encuentro con él este verano, mientras hacía campaña en Mar del Plata. Allí todavía subsistían las peleas de cartel por la candidatura a presidente y la conclusión fue la misma que siempre: “El que esté mejor en las encuestas será candidato, y el otro acompaña”.

Cuando Macri finalmente decidió competir en la ciudad, anunció que su candidato a presidente podía ser tanto Ricardo López Murphy, como Puerta o Sobisch. Y postergó su apoyo para después de las elecciones porteñas. Por su parte, Sobisch anunció que había acordado una coalición con la corriente Peronismo de Pie, que dirige Puerta. El misionero –afirmó– podría ir como su vice. A la naciente pareja se iba acercando el candidato a gobernador bonaerense Francisco de Narváez.

Tras el asesinato del docente Carlos Fuentealba, los aliados políticos le duraron quince segundos al gobernador. Puerta, de viaje por Italia, llamó a sus cuadros para que salieran a expresar su malestar. Desde su entorno, sostuvieron directamente que la alianza con Sobisch jamás existió. “No tenemos nada con Sobisch. Puerta hizo una ronda para hablar con todos. Y después Sobisch salió a anunciar un acuerdo”, se quejaron. Las perspectivas sobre una alianza a futuro tampoco eran muy buenas. “Después de esto va a quedar demasiado herido el hombre. No puede hacer una campaña con un muerto encima. Es lo que piensan todos los muchachos”, dijo un habitual vocero de Puerta, peronista él.

Macri también tomó una saludable distancia: anteayer le pidió explicaciones y ayer indicó que no existía una alianza con el Movimiento Popular Neuquino (MPN). “Nuestra intención fue hacernos cargo del reclamo ciudadano de unificar a todos los que tenían una visión distinta del oficialismo en un único espacio. Trabajamos durante dos años y fracasamos”, consideró el empresario.

El diputado de licencia aseguró que a Fuentealba lo mató “un asesino disfrazado de policía” en un hecho “detestable, producto de la improvisación en la que vivimos”. El dirigente pareció olvidar que el sobischismo forma parte del interbloque de PRO, que fueron juntos en un frente electoral en las constituyentes de Corrientes a principio de año y que tienen una incipiente alianza con Sobisch en la provincia de Buenos Aires.

Sobisch mantuvo silencio sobre las posiciones de sus ex aliados. “Mi prioridad en este momento es ordenar la provincia”, esquivó. Por su parte, Mauricio Silva, titular del MPN en la provincia de Buenos Aires, no ocultó su bronca ante las declaraciones de Macri. “Cuando empezó Macri a hacer sus macriadas, lo primero que hizo la gente de De Narváez y de Blumberg fue llamarme y ratificar el trabajo con mi partido”, comentó a Página/12. “Somos el eje de la oposición bonaerense, sobre todo de los macristas bonaerenses, que quedaron afuera del diseño electoral de su jefe”, dijo. El dirigente denunció que fueron atacadas a piedrazos las sedes del MPN de Mar del Plata, Quilmes, Tres de Febrero y Morón. Los sobischistas concentraron ayer en el local de Mar del Plata. “Estamos en estado de movilización permanente... ¡Y vamos a resistir!”, prometió Silva.