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“Un antecedente del terrorismo de Estado y una orgía de sangre”

El secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, definió así a la masacre de Trelew, del 22 de agosto de 1972. Lo hizo al declarar como testigo en la causa en la que se investiga el hecho.

El secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, calificó como “una orgía de sangre” la masacre que se produjo el 22 de agosto de 1972 en la base aeronaval de Trelew. Al declarar como testigo en la causa que investiga estos hechos, el funcionario pidió la intervención del jefe de la Armada, Jorge Godoy, para que esa fuerza aporte información sobre lo ocurrido y sus responsables. Al ser consultado sobre si la orden del fusilamiento vino del propio dictador, el general Alejandro Agustín Lanusse, Duhalde respondió: “Sí, estoy seguro de que la decisión se tomó al más alto nivel”. Hoy es el turno de la declaración del subsecretario de Derechos Humanos, Rodolfo Mattarollo.

El 22 de agosto de 1972 fueron acribillados en la base Almirante Zar, de Trelew, 19 militantes de agrupaciones de izquierda que habían sido recapturados una semana antes en el aeropuerto local después de protagonizar una espectacular fuga del penal de esa ciudad. Sólo tres de los masacrados lograron salvar sus vidas, aunque resultaron gravemente heridos y permanecen desaparecidos.

Duhalde prestó declaración testimonial durante una hora y media ante el juez federal de Rawson Hugo Sastre, que reabrió la causa abandonada hace 35 años y citó al funcionario nacional en su condición de abogado defensor de diez de los baleados, junto con su colega Rodolfo Ortega Peña, asesinado por la Triple A. El secretario de Derechos Humanos pidió la intervención directa del almirante Godoy para que la Armada aporte la información sobre el entonces capitán Luis Emilio Sosa y el teniente Roberto Guillermo Bravo, brazo ejecutor de la matanza y de quienes no se supo nada. “La respuesta la debe dar el almirante Godoy porque de los registros de la Marina no pueden esfumarse dos oficiales de esa manera, en algún lado deben haber cobrado su sueldo”, dijo.

Para Duhalde, una de las posibilidades es que “se hayan cambiado de identidad, pero algunos sobrevivientes de la Escuela de Mecánica de la Armada escucharon durante la dictadura que uno de los visitantes era el capitán Sosa, lo que tendría lógica, por lo que quizá todavía esté con vida”. El funcionario agregó que “la versión de la Armada” sobre la masacre “fue increíble y poco seria” en cuanto a que los militantes fueron baleados en un intento de fuga. Y recordó que “sobre el episodio dieron tres versiones distintas en 24 horas”. Según su punto de vista, no hay duda de que “se está frente a una venganza por la fuga una semana atrás del penal de Rawson de los presos políticos”, aunque dijo creer que la decisión “no se tomó en una guardia, y fue un antecedente de la política de terrorismo de Estado y aniquilación que después se completó con la negación de los hechos”.

El testigo se mostró confiado en que se llegue a la verdad del hecho al indicar que “es una historia reconstruible y por más que se tarde, yo prefiero una justicia tardía a una injusticia eterna”. El juez Sastre calificó como “un paso importante” en la investigación la declaración del secretario de Derechos Humanos y afirmó que “por primera vez tenemos un dato concreto sobre lo que pasó, aportado por una persona que declara bajo juramento de ley y con datos precisos”.

Mattarollo, número dos de Duhalde convocado para hoy, era miembro de la Asociación Gremial de Abogados de Buenos Aires y defendía a María Angélica Savelli, una de las asesinadas el 22 de agosto.

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En la base Almirante Zar, de Trelew, fueron fusilados 19 militantes que intentaron fugarse de Rawson.
 
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