Los docentes de Santa Cruz terminaron ayer un paro de 96 horas y tendrán hoy un congreso para definir nuevas medidas de fuerza. Con un clima tenso, era seguro que continuarán la huelga, aunque faltaba definir por cuántos días. En tanto, el gobierno provincial repitió que la condición para iniciar las negociaciones es que levanten el paro. Por su parte, el obispo Juan Carlos Romanin visitó la carpa blanca que instalaron frente a la Gobernación. El obispo firmó el petitorio de los docentes, en el que reclaman al gobernador Carlos Sancho una serie de mejoras salariales y el blanqueo de sumas no remunerativas en el salario básico de 161 pesos (el más bajo del país).

De los cerca de 600 delegados docentes que asistirán al congreso en una escuela industrial de Río Gallegos, la mayoría tiene como mandato continuar la medida de fuerza, pero faltaba definir por cuántos días. Una de las propuestas preveía un paro por tiempo indeterminado, como ocurre en Neuquén.

En respuesta, el secretario general de la Gobernación, Roque Ocampo, advirtió una vez más que sólo accederán a negociar “si levantan las medidas de fuerza”. El gobierno provincial se mantiene inflexible en su condición, mientras intenta destrabar el conflicto. “Estamos elaborando un petitorio donde pedimos por la discusión salarial y queremos conocer cuál es la propuesta que tiene el gobierno cuando llaman al diálogo sin medidas de fuerza”, reclamó el secretario general de Adosac, Pedro Muñoz.

En tanto, la ministra de Educación provincial, Silvia Esteban, se quejó por los escraches que recibieron diversos funcionarios. “Quienes marchan son formadores. Los escraches no sólo lo padecen los funcionarios, sino nuestras familias”, aseguró.

Por su parte, la presidenta de la Legislatura, Judith Forstman Massera, defendió el decreto que mantiene congeladas las paritarias desde 1993. “Es imposible llamar a paritarias porque un 70 por ciento de la economía depende de la administración pública”, aventuró. La dirigente cuestionó un proyecto que prevén presentar 22 diputados kirchneristas. “Es un voluntarismo político pretender llamar a paritarias”, remarcó.