Detenido en la cárcel de Villa Devoto pero sin sentencia firme, beneficiado por la presunción de inocencia, Horacio Adolfo Rojo fue el único preso que ayer pudo votar en la ciudad, gracias a una acción de amparo que presentó ante la Justicia.

Y lo hizo sin salir de prisión: un procedimiento dispuesto por el Tribunal Superior de Justicia porteño le permitió votar en un improvisado cuarto oscuro, donde había sólo dos boletas, una por cada candidato. El operativo empezó cuando los funcionarios judiciales Raúl Pérez y Adriana Recalde, con el documento de identidad del detenido, se presentaron ante las autoridades de la mesa 4096 de la Escuela Santiago del Estero, en el barrio de Montserrat, sobre Chile al 1300. Ahí retiraron un sobre firmado por las autoridades de mesa y se llevaron las boletas en competencia.

Mientras, en la cárcel de Devoto, el juez de trámite, Julio Mayer, había dispuesto un cuarto oscuro en el sector destinado a actividades educativas del penal. Con la escenografía electoral dispuesta, Rojo entró solo y ejerció su derecho a votar, amparado en una acordada de la Corte Suprema y en pactos internacionales que garantizan el estado de inocencia y los consecuentes derechos cívicos, hasta que no haya cosa juzgada. Según la jueza Mabel Daniele, a cargo del procedimiento, “el detenido no había podido votar en la primera vuelta”, porque presentó el pedido después del 3 de junio. También confirmó que Rojo fue “el único” detenido que pudo votar en el ballottage: “El defensor general había interpuesto amparos en nombre de dos personas detenidas en la cárcel de contraventores, pero no tenían sus documentos en condiciones”. La jueza recordó que, de acuerdo con la Acordada Nº 6 del Tribunal Superior de Justicia, además de contar con el documento en condiciones, un detenido sin sentencia firme para poder votar “tiene que estar en el padrón y no estar tachado o impugnada su actuación por ninguna circunstancia”.