Lunes, 25 de junio de 2007 | Hoy
EL PAíS › LA CANDIDATA DEL ARI, FABIANA RIOS, GANO EL BALLOTTAGE EN TIERRA DEL FUEGO
Ríos confirmó la sorpresa de la primera vuelta y derrotó ayer por cinco puntos al gobernador Cóccaro, candidato del Frente para la Victoria. Se convirtió así en la primera gobernadora electa de la historia. Habló con Elisa Carrió, quien le dijo que el triunfo era todo suyo. Ríos viajará mañana a Buenos Aires y pedirá una entrevista con el presidente Kirchner.
Por Martín Piqué
desde Río Grande, Tierra del Fuego
Cuando entró al palco del salón Dalí de esta ciudad, apenas pasadas las ocho de la noche, Fabiana Ríos sabía que había entrado en la historia de la política argentina. La candidata del ARI se había convertido en la primera gobernadora electa en las urnas. Había ganado la gobernación por cinco puntos, 52 a 47 por ciento. Ex farmacéutica y ex delegada de ATE, Ríos se sentó entre una explosión de aplausos y gritos de “Fabi, Fabi”. Encima de ella se veía un cartel que decía “ARI, contamos con vos, ARI” y que tenía escritos los apellidos de los candidatos a legisladores. Era el único decorado. Le había costado bastante atravesar el gentío y sentarse frente a las cámaras. En el camino la interrumpían amigas, compañeras de militancia. La abrazaban, algunas lloraban. Cuando por fin habló, Ríos demostró que ya tenía pensado lo primero que iba a decir. “Lo único que tenemos para decir es gracias.” Obviamente, no fue lo único que dijo. Sabía que su triunfo tenía un impacto nacional. Se trataba de la primera conquista electoral del partido fundado de Elisa Carrió y el derrotado era nada menos que el Frente para la Victoria.
–¿Este resultado implica un mensaje para el Presidente? –le preguntó Página/12.
–Me parece que hay un mensaje de transformación institucional. La gente quiere ser oída y está pidiendo transformaciones profundas en las instituciones.
–¿El gobierno nacional no tiene en cuenta ese pedido?
–No hay transformaciones profundas en lo institucional, pero esta sociedad (por Tierra del Fuego) es muy particular y muchas veces reacciona antes.
Sentada al pie de una pequeña mesa donde sólo la acompañaba su marido, el concejal Gustavo Longhi, Ríos se apuró en mandar un mensaje a los fueguinos. Sabía que la mera posibilidad de que ganara el ARI había despertado temores en una parte de la sociedad, sobre todo en los empleados públicos y los beneficiarios de planes sociales pasados a planta permanente. “Que nadie tenga miedo. Todo aquel que ya trabajado decentemente no tiene de qué preocuparse. No venimos a vengarnos de nadie. Venimos a cuidar, a ordenar, a proteger a los más débiles”, dijo. Enseguida mencionó a los estatales, a los metalúrgicos, a los policías. Les pidió tranquilidad. “Los trabajadores de la administración pública son el mayor reaseguro que tenemos”, ensalzó.
En el suelo del salón Dalí se veían papelitos recortados en los que se veía el logo del ARI. Eran folletos de campaña que se habían recortado a último momento para recibir a Ríos. A la lluvia de papeles le siguió una sucesión de cantitos. “Se va a acabar/ se va a acabar/ esa costumbre de robar”, cantaba un grupo de jóvenes. “Y ya lo ve/ y ya lo ve/ es para Hugo (por Cóccaro) que lo mira por tevé”, arengaban. La barra estaba encabezada por Facundo Delgaiso, un colaborador de la diputada nacional Delia Bisutti. Los dirigía como un director de orquesta. “Va a estar bueno Tierra del Fuego”, bromeó Delgaiso, parafraseando el eslogan de Mauricio Macri. Era uno de los militantes del ARI que habían viajado desde Buenos Aires para colaborar en la fiscalización. “La dignidad venció al miedo”, agregó. Era otra cita, esta vez a la primera frase que usó Luiz Inácio Lula Da Silva tras conseguir su primera victoria presidencial.
Entre las consignas no se escuchó ninguna dirigida a Kirchner. Al menos en público. Cuando le preguntaron por el Presidente, la propia Ríos se mostró tan prudente como lo había estado en las entrevistas previas al ballottage. “Esta provincia quiere mucho al Presidente, pero también quiere mucho al ARI y a sus dirigentes”, dijo. Enseguida repitió lo que ya había dicho al mediodía, en el momento de votar. Anunció que le pedirá una entrevista a Kirchner para hablar sobre Tierra del Fuego (pese a ser una provincia rica, también es una de las más endeudadas).
–¿Qué le diría al Presidente en esa reunión? –le preguntó este diario.
–En primer lugar presentarnos. No tengo la suerte de haberlo visto personalmente salvo en las asambleas legislativas. Queremos presentarnos, presentar un informe sobre la provincia y que de la Nación nos den informes sobre la situación financiera de Tierra del Fuego.
–¿Iría acompañada por Carrió?
–Para ir a ver al Presidente tengo que ir con el vicegobernador. A Carrió la voy a visitar, con ella discuto en los ámbitos partidarios.
Cerca de las 20.30, mientras la ganadora se debatía entre un remolino de micrófonos y cables, los periodistas que habían llegado más tarde tuvieron un premio impensado. Por la puerta apareció el gobernador Hugo Cóccaro acompañado por su esposa y sus hijas. Era el rostro de la derrota. Unos minutos antes había advertido desde el bunker del Frente para la Victoria. “Gobernar no es tarea fácil. Ya van a ver ellos cuando les toque.” Con dignidad, Cóccaro se hizo paso entre los simpatizantes del ARI para saludar a Ríos por su victoria. “Hay que tener la mente fría y pensar bien. La provincia de Tierra del Fuego se merece lo mejor”, dijo ante la insistencia de los periodistas. El clima no era el mejor para el candidato del FPV. “Y ya lo ve/ y ya lo ve...”, se oía de fondo. Una voz se sobrepuso a las consignas. “Tené cuidado Fabiana que ése discrimina a los chicos”, gritó un hombre de unos cuarenta años, desencajado. Parecía a punto de golpear a Cóccaro pero el gentío se lo impidió. Viejos rencores de provincia chica -–un padrón de 90 mil electores, donde todos se conocen– afloraban en el momento menos pensado.
Ríos partirá mañana a la tarde a Buenos Aires. Mientras esté volando, los colaboradores de su despacho en el Congreso solicitarán oficialmente una reunión con Kirchner en la Rosada. La flamante gobernadora electa prevé reunirse también con Carrió. Ayer hablaron varias veces por teléfono, la última fue a las 21. “El triunfo es tuyo. Festejalo con tu pueblo y nos vemos el miércoles”, le dijo la fundadora del ARI. En un reportaje radial que dieron en tándem, una desde Buenos Aires y la otra en Río Grande, Ríos recordó el momento en que conoció a Carrió. “Un encuentro inolvidable, en julio de 2001. Con toda generosidad, Lilita nos permitió construir el ARI en Tierra del Fuego”, dijo.
Ciertas señales parecían anticipar lo que se vendría. La imagen de Ríos como sinónimo del triunfo. El primer indicio llegó a las 11.30, cuando Cóccaro bajó de su auto para ir a votar. Lo seguían su esposa y su hija. Hace siete días lo habían acompañado para la primera vuelta, había que repetir las cábalas. En la calle había una gruesa capa de nieve helada, los 14 grados bajo cero del sábado a la noche habían dejado sus marcas. A Cóccaro lo seguía una nube de periodistas. “Va a ser una elección muy pareja. Acá las elecciones siempre han sido muy parejas. Salvo en el ’95, cuando (José) Estabillo ganó en primera vuelta, todas fueron muy reñidas”, aseguró.
–No pudo asistir al acto de Río Turbio. ¿Se sintió respaldado por el Presidente para esta segunda vuelta? –-le preguntó Página/12.
–No pude ir porque estábamos trabajando acá. No había un minuto que perder.
Vivado por sus simpatizantes y por un ex intendente peronista de Río Grande, Cóccaro se despidió y prometió que no hablaría más hasta el final del comicio. Antes de subirse al auto, sacó diez pesos y le compró un billete de lotería a un vendedor ambulante. El beneficiado bailaba de la alegría.
La candidata del ARI votó una hora después en la escuela 23 del barrio AGP, que se llama así por Administración General de Puertos. Ríos llevaba unos lentes de diseño moderno marca Wanama. Ante las preguntas de la prensa, Ríos habló como si ya fuera gobernadora. Después de votar, Ríos saludó a fiscales y presidentes de mesa. Algunos le dedicaban gestos de reconocimiento. Entre los que habían votado o estaban por votar se encontró con una mujer de unos setenta años y ropa gastada. “Mejor que gane Cóccaro así va a haber trabajo y no van a echar a nadie”, le dijo la mujer a la candidata del ARI. No la había reconocido. De nombre Artemia Rogel, la mujer no ocultó su simpatía por el Presidente. “Avisale al Presidente que hay una señora que va a votar por él”, pidió a Página/12.
Artemia, seguro, no estuvo entre las decenas de personas que anoche salieron a festejar en caravana por las calles heladas de Río Grande.
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