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En un gesto que según el propio arzobispo Estanislao Karlic, presidente del Episcopado, debe ser considerado como “un signo severo de nuestro juicio sobre la situación económico-social de la Argentina” y también como una manifestación del “compromiso” de los obispos con el momento que vive el país, la jerarquía católica argentina decidió ayer convocar a una asamblea extraordinaria de todos los obispos del 25 al 28 de septiembre próximo motivada “en la gravedad de los hechos” y en la necesidad de “impulsar en el pueblo cristiano las actitudes propias de ciudadanos responsables”. El anuncio fue hecho al término de una reunión de cuatro días de la Comisión Permanente y el hecho por sí mismo refleja la preocupación del Episcopado tanto por los hechos sociales como por una campaña electoral que expresa “frivolidad” y falta de percepción acerca de la “gravedad de la situación real de nuestro pueblo”. En el mismo momento se reafirmó el “Diálogo Argentino” como herramienta de construcción de consensos ciudadanos, sin ocultar la decepción episcopal porque quienes tienen poder para producir cambios no hayan implementado las decisiones ejecutivas que corresponden a partir de las propuestas elaboradas en ese marco.
Por otra parte, ayer mismo un grupo de 83 “Sacerdotes en la opción por los pobres” provenientes de todo el país y que se reunieron durante cuatro jornadas en San Miguel (Buenos Aires), emitieron una declaración en la que señalan que “estamos desconcertados”, pese a lo cual “vemos con claridad” que “no nos van a ayudar las mismas propuestas y el mismo modelo neoliberal” ni “los mismos ejecutores”, y advierten que “no creemos que se pueda construir un nuevo país en una Mesa de Diálogo que no distinga claramente víctimas de victimarios y no esté presente en ella la voz de los pobres verdaderos como protagonistas”.
La decisión del Episcopado fue tomada después un largo diálogo entre la veintena de obispos que conforman la Comisión Permanente, en el que quedó de relieve la preocupación que luego se tradujo en el comunicado. “Hemos notado –dicen los obispos– un agravamiento de la realidad económico-social”, agregando que “somos testigos del desencanto de nuestra gente, porque los índices de pobreza, inseguridad, falta de trabajo y marginalidad han alcanzado un nivel nunca visto”.
Los índices
Los índices de pobreza difundidos anteayer, pero sobre todo la realidad que cada uno de los obispos percibe en sus propias diócesis, sumados a las características que ha tomado la campaña electoral, generaron un clima de gran insatisfacción y preocupación en la sala principal de reuniones de la sede capitalina de la Conferencia Episcopal en la calle Suipacha. “En las últimas semanas y por la convocatoria a elecciones, sorpresivamente adelantada, crece una campaña electoral de una frivolidad tal que muchos actores parecen no percibir la gravedad de la situación real de nuestro pueblo.” Según los obispos, “se busca un cambio de personas sin que se hubieran llevado a la práctica reformas que legitimen y hagan creíbles la acción política”.
Partiendo de la base de que el “Diálogo Argentino” representa para la mayoría de los obispos un instrumento válido para la construcción de consensos sociales, pero que las propuestas que allí se elaboraron no encontraron eco en los dirigentes políticos ni en los niveles de gobierno que debían ejecutarlas, fue evidente el malestar de quienes participaron del encuentro episcopal. “Lamentamos no haber encontrado la respuesta esperada en los poderes de decisión para implementar consensos”, dice el comunicado.
Haciéndose eco de otra voz que surge de la misma Iglesia, el grupo de sacerdotes de la “Opción por los pobres” puso de manifiesto su rechazo a”todo discurso que aliente el temor, la mano dura, y todo aquello que recuerde los tiempos de la dictadura militar”. Y agregaron que “del mismo modo rechazamos la mentira y los operativos de prensa que crean más confusión y desaliento, o que buscan dividir a los pobres demonizando sus luchas populares”.
Los mismos curas aseguran que “otro mundo es posible y, si bien el camino es incierto, reafirmamos claramente nuestra opción por los pobres, nuestro compromiso por su liberación, y un indeclinable rechazo a todo aquello que –aunque maquillado– contribuya a acrecentar modernas esclavitudes y dominaciones”. Al mismo tiempo rechazan “las mentiras electorales que engañan y defraudan a quienes las siguen, así como rechazamos los caudillismos nacionales, provinciales o locales, encarnados por verdaderos gerentes del sistema que sólo buscan perpetuarse en alguna instancia del poder”.