SOCIEDAD
La nueva moda del delito es robar autos al por mayor en los garajes
En la semana ya asaltaron tres garajes. De cada uno robaron entre tres y cinco autos. Ese tipo de hechos no ocurría desde los 70.
Por Alejandra Dandan
Buenos Aires se prepara para abrir un nuevo capítulo en sus crónicas policiales: la versión garaje express, un especial dedicado al robo masivo de autos. Sólo esta semana, en la Capital, hubo tres garajes asaltados por bandas que actuaron tipo comando para llevarse entre cuatro y cinco autos a la vez de cada lugar. El robo toma unos minutos; los ladrones neutralizan al encargado del garaje para dejarlo noqueado y fuera de juego. La Federal no tenía antecedentes de este tipo de robos desde la década del 70, cuando las bandas hacían idénticas operaciones organizadas en grupos de asalto. Las causas que han reactivado ahora esa modalidad aún son inciertas, pero estos casos se ajustan a las estadísticas que manejan los hombres del mercado de los automotores: en el primer semestre de 2002, el robo de autos se disparó 80 por ciento. El emergente: la crisis, la devaluación, el precio de los repuestos y de las autopartes. Todo eso, mientras crece el mercado ilegal de reventa en los desarmaderos dentro y fuera de la Capital.
La Cámara que nuclea a las asociaciones de comerciantes de la Ciudad de Buenos Aires (CAME) tiene en su poder las estadísticas con los datos sobre el aumento de robo de autos, donde los valores alcanzan el 80 por ciento. Hasta hace treinta días exactamente, cuenta un vocero del CAME, los autos en peligro eran los más caros o los que llevaban un tanque de gas. Pero en estos últimos días las modalidades cambiaron y se detuvieron, por ejemplo, los robos de tanques. Según el CAME, eso ocurrió a raíz de una nueva reglamentación de Enargas que les exige a quien posee el tanque un título de propiedad.
En ese escenario donde los delitos van cambiando, apareció ahora este nuevo estilo de asalto relámpago. Tanto el CAME como la División Sustracciones de Automotores de la Federal analizan estos casos en relación con la crisis, la estampida de precios desde la devaluación y el costo de materiales de autos importados.
Estas serían algunas de las razones por las que el miércoles, por ejemplo, la comisaría 37 de Colegiales abría un nuevo rubro entre las estadísticas de delitos del barrio. Allí, en un garaje de Virrey Loreto 3737, a las nueve y media de la noche, entró un auto con vidrios oscuros desde donde bajaron cinco muchachos. Rápidamente ataron al portero y se llevaron cinco autos. “Todos los autos eran nuevos, pero ninguno importado”, le decía a este diario el subcomisario Fernández, a cargo de la investigación. La lista de autos robados incluye dos Renault Mégane, uno azul y otro gris, un Fiat Duna, un Renault Twingo y un Ford Focus.
El destino de esos coches hasta anoche era desconocido, aunque para la Federal aún no salieron de la Capital: “Existe un operativo cerrojo muy fuerte en todo el cordón de la ciudad –decía una fuente de Automotores– y en esas condiciones es posible que si los desarman lo hagan acá”. No existen datos aún para vincular el caso de Colegiales con los otros dos casos de asaltos del tipo relámpago ocurridos en estos días.
Uno de ellos, de hecho, ocurrió también el miércoles, pero en Palermo. En esa ocasión fueron cuatro los hombres que entraron en un garaje de la calle Vidt 1655 para llevarse cuatro autos. Después de atar a quien estaba a cargo de la seguridad, se metieron en el local y se llevaron dos Ford, uno Ka y otro Escort, un Chevrolet Corsa y un Renault Mégane. En este caso, la policía recuperó uno de los autos después de una persecución. El que manejaba era un joven de 17 años.
Con esos dos casos, el que se produjo el lunes pasado en Caballito cobró el tono de disparador de lo que algunos ya piensan como efecto contagio. Allí fueron robados tres autos del garaje de Guayaquil 280. “Le dimos instrucciones a todos los garajes de la zona –dice el subcomisario Fernández– para que no abran de noche y también para que intenten no trabajar con horarios fraccionados.”
Pero todo eso poco le importa ya a la Cámara de Garajes y Estacionamientos. José Antonio Cabrera, su presidente, está escandalizadono por los robos sino por la inseguridad: “Estamos absolutamente desamparados. ¿Qué quieren que hagamos? ¿Que nos pongamos a elegir a los clientes? Si trabajamos con el 50 por ciento de los locales ociosos, ¿de qué vamos a seguir viviendo?”.