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María Rachid siempre habla en plural. Un plural que la incluye a ella, a su pareja Claudia Castro y a todas las parejas homosexuales que reclaman la posibilidad de casarse. El 14 de febrero de 2007, mientras miles de parejas festejaban el Día de los Enamorados, la presidenta de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (Falgbt) se presentó ante un registro civil porteño junto a Castro y pidió turno para formar matrimonio. Tras la negativa, ambas iniciaron el largo camino judicial que desembocó en el recurso de queja que acaba de recibir la Corte Suprema de la Nación.

–¿Qué respuesta esperan?

–Tenemos expectativas de que la Corte Suprema falle a favor nuestro y declare inconstitucional que en nombre del Código Civil se impida el casamiento entre personas del mismo sexo. Nuestro reclamo está avalado por la opinión pública: las encuestas dan a un 73 por ciento de la población a favor, la gente realmente quiere cambiar esta situación. Además, el tema ocupa un lugar muy importante en los medios, que dieron un gran apoyo a este reclamo.

–¿Y los políticos son un reflejo de esto?

–Esperamos que el Congreso haga lo mismo. Hay un proyecto de matrimonio presentado y esperamos que se trate rápido. En este momento está en la Comisión de Legislación General.

–Vilma Ibarra apoyó el proyecto y acaba de ser nombrada presidenta de esa comisión.

–Por eso queremos que se trate rápido, si esa comisión da un dictamen favorable tiene que pasar a la Comisión de Familia y después al Senado. El problema es que este proyecto de ley va a perder estado parlamentario a fin de año. Si pasa esto, vamos a tener que presentarlo nuevamente y eso va a atrasar el debate legislativo.

–¿Cómo puede acelerarse el proyecto?

–Poniendo el tema en la agenda de la gente. Instalándolo. Es un tema muy fácil de patear para adelante, sobre todo porque la Iglesia Católica presiona mucho al poder político para que trabe cualquier debate, aunque estamos en un país laico...

–Hubo un cambio cultural importante de todos modos.

–El nivel de aceptación es muy importante. Lo veo en la calle, en el supermercado, en mi barrio, cuando la gente se acerca para felicitarme. También en los movimientos sociales y políticos que nos apoyan en este reclamo.

–Si la Corte Suprema falla a favor, ¿modificaría el escenario político?

–Pueden pasar dos cosas, si el fallo es favorable. Por un lado podría intimar al Registro Civil para que adoptara otra interpretación del Código Civil. De hecho, no está explícita ni clara la prohibición de casarse, no dice que la unión debe ser solo entre un hombre y una mujer. Es una interpretación. Si la Corte dice que esa interpretación es discriminatoria ni siquiera haría falta cambiar la ley. La otra posibilidad es que la Corte obligue al Poder Legislativo a solucionar esta situación discriminatoria en un plazo, por ejemplo, de 180 días. El Congreso puede aprobar la ley de matrimonio homosexual o la unión civil, aunque nosotros creemos que la unión civil no es una solución porque no garantiza la igualdad jurídica.