Ayer, mientras los dirigentes de las entidades rurales intentaban, puertas adentro, convencer a los senadores de la necesidad de reformar el proyecto de retenciones móviles, Alfredo De Angeli lanzaba desde la calle arengas y advertencias que ya son una marca propia. “Minga nos vamos a arrodillar”, “si votan en contra del campo, se van a avergonzar en sus provincias”, fueron dos entre tantas. Al mismo tiempo que Eduardo Buzzi, titular de Federación Agraria, anunciaba que la marcha inicialmente prevista para hoy al Congreso había quedado diferida sin fecha, ya que “mientras estén funcionando las instituciones, tratando el tema de las retenciones, es inconveniente confrontar”, De Angeli, desde afuera, convocaba para hoy a una movilización en Chajarí, sobre Ruta 14, y a una marcha federal desde todo el país al Congreso para el miércoles 16. La vía negociadora de Buzzi fue acompañada por los dirigentes nacionales de las otras tres entidades. Junto a De Angeli se alineó Carbap (filial regional de CRA), llamando a asambleas y tractorazos en Saladillo y Pergamino, y una marcha a Buenos Aires, coincidentemente. Podría ser que dos líneas diferentes de intervención empiecen a mostrarse en escena o bien que la mano de intereses ajenos a la dirigencia agropecuaria estén mostrando su juego. Desde la disputa por la conducción de la Federación hasta el montaje de un escenario muy parecido al de diciembre de 2001 (caída de Fernando de la Rúa), aparecieron ayer en el análisis. La calidad de personajes que aparecen rodeando al mediático líder rural de Gualeguaychú ayudan a alimentar estas hipótesis.

Las banderas de partidos de izquierda u organizaciones sociales en las concentraciones de De Angeli dejaron de ser novedad. El Partido Comunista Revolucionario, PCR, lo ensalza en sus publicaciones y lo reivindica casi como propio. “Es amigo nuestro desde hace mucho tiempo”, describe el piquetero y dirigente del PCR Amancay Ardura. Otros dirigentes que lo acompañan en la conducción de la Federación Agraria entrerriana reconocen su cercanía al partido maoísta: Carlos Paillole, Juan Ferrari y Juan Echeverría. Se dice que son las voces que más escucha De Angeli, junto a la de Nicolás Matteauda, un empresario rural de la zona que encabezó las listas de Recrear y es dirigente actualmente del PRO, el partido de Mauricio Macri. Extraña mezcla. O no tanto.

El “chacarero simple y directo” que exhiben las cámaras de los noticieros de TV por cable es, en realidad, un dirigente que aglutina hoy a variadas fuerzas políticas, para las que los ingresos de los productores no es más que una excusa. A los mencionados se suman otros respaldos impensados, como los del ex gobernador Jorge Busti o el ex senador Augusto Alasino, quien apareció en los últimos días acompañando “la lucha”, aunque no haya quien se atreva a mostrarlo en público.

Otro que limitó su exposición pública es Echeverría, después de la condena por defraudación fiscal que le decretó la Justicia (es dueño de frigoríficos y tiene negocios en la comercialización de carne y granos). Ferrari vinculó a De Angeli con la Corriente Clasista y Combativa y con el MIJD de Raúl Castells, estructuras que le acercan “calor” cuando De Angeli se mueve en Buenos Aires. El “puente” con Carbap, la regional de CRA probablemente más tradicionalmente conservadora, es Jorge Srodek, secretario de esa organización.

Detrás, o a la par de FAA Entre Ríos y de Carbap, se mueven los “autodenominados” autoconvocados. En el conflicto aparecieron como fuerza de choque sin responsable nominal. Ahora son los que “acompañan” la vuelta a las rutas de aquellas filiales. En el acto de hoy en Chajarí, la convocante es la Carpa de la Unión Nacional, una multisectorial instalada a mediados de 2001, en dicha zona, en el tramo final y en declive del gobierno de De la Rúa.

Todo un símbolo. Desde diversos sectores empiezan a caracterizar a este sector como un núcleo cuya principal coincidencia es buscar desestabilizar al Gobierno. “No son duros, son irracionales. No tienen propuesta, por eso cuando el Gobierno concede a alguno de sus reclamos, enseguida cambian el planteo y niegan lo anterior. En la interna de Federación Agraria, a Buzzi lo están corriendo por izquierda, pero desde una concepción autoritaria, antidemocrática y de derecha. En Entre Ríos, los demás sectores, el comercio, la industria, ya no los bancan. Sólo tienen apoyo en los partidos que hacen su juego contra el Gobierno y en la clase media y alta que se compra el discurso por televisión”, aseguró a este diario un dirigente de la provincia. Los días que vienen permitirán ver si el diagnóstico se verifica, si no hay cortinas que lo tapen.