A la cabeza de una escisión de 56 gremios, Luis Barrionuevo se fue de la CGT y creó “una central obrera disidente”. La fractura fue anunciada en una conferencia de prensa en el sindicato de los gastronómicos, a la que los medios fueron convocados al mismo tiempo que Hugo Moyano era reelecto. Barrionuevo lo acusó de haberles impedido participar en las elecciones internas. “No queríamos ser la CGT de Kirchner ni la CGT de De Vido”, dijo el catamarqueño en su primer discurso. También cargó contra la Presidenta: “La conocí como una mujer capaz, pero está rodeada de zánganos”.

Como correspondía a la ocasión, para el anuncio de la ruptura los dirigentes sindicales colgaron en el auditorio, de pared a pared, un cartel que decía “Por la unidad del Movimiento Obrero”. E hicieron, como contrapeso de las críticas al Gobierno, fuertes reivindicaciones de su identidad peronista: fotos de Perón y Evita, vivas a José Ignacio Rucci, un cierre a toda orquesta cantando la marchita.

En el escenario, Barrionuevo –camisa blanca, chaleco blanco– se mostró acompañado por los secretarios generales de los gremios de su nueva CGT. Petroleros privados, viajantes, trabajadores de estaciones de servicio y garajes, papel cartón y químicos, juegos de azar (Aleara), seguridad privada, plásticos, viales, maestranza, empleados del vidrio, de cementerios, boxeadores, remiseros, artistas de variedades y los docentes de la UDA son algunos de ellos.

En las butacas se ubicaron los congresales que, según acusaron en la conferencia, no habían podido participar por la mañana en el Confederal de la CGT porque les ocuparon sus asientos. Imputaron además a Moyano el haber desplegado una banda de camioneros en las inmediaciones del congreso, listos para avanzar. “A los apoderados no les permitieron meter ningún miembro en la Comisión de Poderes ni en la Junta Electoral. No había garantías de una elección limpia”, fue el principal argumento sobre la ruptura.

Antes de Barrionuevo hablaron algunos dirigentes. Todos le pegaron a Moyano por su cercanía al Gobierno y se mostraron molestos por el homenaje al abogado Norberto Centeno, asesinado por la última dictadura, en el que los Kirchner estuvieron junto a Moyano, respaldándolo. “Ayer (por el lunes) la señora Presidenta y el secretario general de la CGT (silbidos) rindieron homenaje a un importante abogado que ha existido en el país, pero han olvidado que esa casa y ese lugar fue enaltecido por el compañero José Ignacio Rucci”, dijo Blas Alari, el segundo de la CGT barrionuevista. Barrionuevo también se quejó por el acto: “Fue un mensaje, un día antes de la elección, en la propia CGT. Inventaron un homenaje a un abogado laboralista a quien la Presidenta no conocía, no sabía su historia e inventó, fue un mensaje para decir ‘éste es mi candidato, acompáñenlo’”. El gastronómico, a quien en los últimos tiempos se vincula con el ex presidente Eduardo Duhalde, les hizo un guiño a las entidades del agro. Dijo que el conflicto por las retenciones “no debió durar más de 48 horas” y que la reelección de Moyano fue “similar a los que acabamos de vivir con la ley del campo en el Congreso, donde a última hora andaban circulando los ATN y otras cosas más. La billetera y los aprietes están funcionando más que nunca para que todo sea palo y a la bolsa”.

“Y ya lo ve / y ya lo ve / hay una nueva CGT”, cantó la hinchada en los huecos que dejaba el discurso.

Barrionuevo fue proclamado secretario general de la central secundado por el dirigente papelero Blas Alari. En la mesa de conducción también tiene un lugar el macrismo, con la presencia del legislador y titular de Aleara, Daniel Amoroso, como secretario de Asuntos Legislativos. Otros son sus históricos aliados, como Fabián Hermoso (Químicos), quien durante años fue el delegado del barrionuevismo en el PAMI.

La decisión de escindirse tomó por sorpresa a muchos, ya que el anuncio se produjo cuando los sectores que apoyaron la reelección de Moyano seguían negociando con los hombres del dirigente gastronómico en busca de una lista única para la renovación de autoridades. Barrionuevo venía amenazando con presentar una lista propia, con la cual se suponía que integraría la central obrera como primera minoría.