EL PAíS › OPINIóN

No somos campo, somos tierra

 Por Red Puna *

Durante los últimos meses hemos visto con desolación y con desesperanza el conflicto planteado por las entidades empresarias del campo, y la primera pregunta que nos hicimos en nuestras comunidades fue: ¿mejorará algo para nosotros, los excluidos de siempre, los de la Puna y la Quebrada? ¿Los que trabajamos la tierra todos los días al sol y con nuestras manos? Pasados los días nos fuimos dando cuenta de que estábamos viviendo en “el mundo al revés”. Los que estaban reclamando por las retenciones de la soja y el girasol eran los empresarios del campo, que desde que nuestro país dejó la convertibilidad en el 2002 se vienen enriqueciendo y mejorando su situación económica y, en muchos casos, son los mismos que desalojan cientos de familias campesinas y comunidades indígenas en nuestro país, desmontando y arrasando con total impunidad para sembrar soja.

Las llamadas “entidades del campo” (SRA, CRA, FAA y Coninagro) sólo pronuncian los dictados de los agronegocios. Su símbolo actual es la soja transgénica, que por su alta rentabilidad ha devastado bosques, desalojado comunidades campesinas e indígenas, contaminado suelos y aguas y aumentado los precios de los alimentos en el mercado interno. Quieren paralizar al país reclamando una baja en las retenciones a la exportación de soja y girasol, diciendo que así se mejorará la situación del “campo”. Pero sabemos que estos empresarios cada día ganan más.

Por ello, nosotros, como comunidades aborígenes y campesinas de la Puna y Quebrada jujeña, miembros de la Red Puna, queremos expresar:

- Los campesinos, indígenas y pequeños productores representamos el 70 por ciento de los productores de nuestro país. Sembramos alimentos y criamos animales que comemos o comen nuestros vecinos en los pueblos, fortaleciendo nuestra economía campesina y no para exportar.

- Somos parte de la tierra y no la consideramos un medio para hacer negocios. La tierra es parte de nuestra cultura y nuestra identidad. No tenemos nada que ver con la soja ni con los agronegocios.

- Somos quienes impulsamos la producción agroecológica, cuidando nuestra salud ambiental.

- Somos la agricultura de los campesinos en profunda crisis social, económica y productiva, la agricultura de los que aún estamos lejos de ecuaciones con grandes ganancias. Lo nuestro es una forma de producción y un modo de vida, que pese a su invisibilidad histórica, reviste gran importancia para el país, entre otras cosas por el aporte que hacemos a la soberanía alimentaría, la generación de empleo y el arraigo rural.

- No estamos en las rutas y no formamos parte del reclamo por bajar las retenciones, porque no son para nosotros el motivo de nuestras angustias y de nuestros problemas. Porque antes de disputar mayores márgenes de ganancias, todavía hoy continuamos reclamando por el acceso a derechos básicos elementales como la tierra, el agua, el manejo de los recursos naturales, la salud, la educación, los caminos.

- Estamos en contra del lockout del campo y a favor de las retenciones a las exportaciones, como medida para frenar el avance del actual modelo de los agronegocios y la soja transgénica.

- Pero esto no es suficiente para lograr justicia económica en nuestro país. Es necesario distribuir la riqueza, frenar los desalojos de campesinos y comunidades aborígenes y que el Estado entregue las tierras que ancestralmente nos pertenecen.

- Es necesario establecer un modelo de producción agroalimentaria que garantice los alimentos para toda la población y a precios accesibles. Ello significa garantizar la soberanía alimentaria de nuestro país, o sea que podamos decidir como país: ¿qué producir y para quiénes producir? ¿Para alimentar a nuestro pueblo o para exportar como forraje para el ganado europeo?

- Algunas de esas entidades empresarias pretenden representar a los “pequeños productores” para disfrazar sus oscuras negociaciones. Nosotros nada tenemos que ver con los reclamos que hacen. En este sentido, también queremos denunciar que el Foro de la Agricultura Familiar es una pantalla con la cual la Federación Agraria Argentina negocia sus intereses y cargos en el Gobierno, usando el nombre de pequeños productores.

- Esta es una oportunidad para redefinir las estrategias de desarrollo en función de la agricultura campesina indígena, del pequeño agricultor que vive en el campo y del trabajador rural. Esa estrategia debe contar como actores fundamentales a las organizaciones campesinas y los pueblos originarios, destinar recursos a subsidios que mejoren la infraestructura comunitaria, productiva y de servicios sociales en el campo real; detener los desalojos de familias campesinas e indígenas, planificar la redistribución de la tierra y el repoblamiento del campo, garantizar la producción de alimentos sanos para la población y centralizar en el Gobierno las exportaciones para regular los precios internos y redistribuir los ingresos.

* Integrante del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI)

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