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Los piqueteros de la Coordinadora Aníbal Verón y los pequeños productores que ayer marcharon a Plaza de Mayo se toparon con un clima policial duro, con planteos al borde de la provocación. La Policía Federal, apoyada por la Prefectura, desplegó un fuerte operativo sobre el Puente Pueyrredón como preámbulo al corte de ruta. Y exigió cachear uno por uno a los manifestantes si pretendían entrar en la Capital.
–Hay que cachearlos porque ya tuvimos casos de gente armada –argumentó el comisario René Derecho, a cargo del operativo sobre el puente.
–¿Cuándo encontraron piqueteros armados? –le preguntó Página/12 cuando se fueron las cámaras de televisión.
–No dije que haya pasado acá, en este puente –aclaró el comisario–. No acuso a esta gente. Pero sí pasó en otra manifestación, hace unos días.
–¿En cuál manifestación?
–En una anterior.
–¿En qué lugar?
–Búsquenla en el archivo.
–¿Por qué no nos dice la fecha y el lugar de esa movilización, así podemos comprobarlo?
–No puedo dar esa información porque no estuve a cargo –concluyó el comisario.
Por supuesto, mentía. No existen, en todo el conurbano, antecedentes de protestas piqueteras en las que se hayan encontrado armas de fuego a los desocupados. El detalle no pareció importarle demasiado. Una vez planteado el tema en esos términos, la marcha de los piqueteros hasta la Plaza de Mayo se toparía con una sucesión de obstáculos por el estilo. Ya antes de su inicio, como preludio del clima que se iba a generar, un operativo policial allanó el Barrio La Fe con la excusa de un delito ordinario.
Varados sobre el puente ante la exigencia del cacheo individual, y mientras a la zona llegaban refuerzos policiales que hacían temer un episodio de represión, los manifestantes decidieron llegar a la Capital en tren. Lo tomaron en la estación de Avellaneda, llegaron a Constitución, se encontraron en los andenes de la estación con el mismo despliegue policial que sobre el puente.
Hizo falta más de una hora de negociación para que les permitieran pasar, tras una revisación de los bolsos en los que no se encontró más que equipos de mate y pañuelos palestinos.
En la movilización participaron, junto a los integrantes de la Verón, el Movimiento Campesino de Santiago del Estero, la Asociación de Productores del Noroeste de Córdoba, estudiantes de Agronomía y asambleas barriales. La movilización tuvo tres puntos de reclamo: reforma agraria, con la regularización de la tenencia de tierras a los pequeños productores, soberanía alimentaria (un concepto vinculado a que el país pueda decidir qué se produce) y el fin de la represión a las organizaciones sociales.
Las Madres de Plaza de Mayo retrasaron su marcha de los jueves para que la movilización pudiera sumarse a la ronda. La columna llegó al Cabildo escoltada por fuerzas policiales.
Hubo un pequeño acto en el que se leyó un documento. “Pedimos un proceso de reforma agraria que regularice la tenencia de tierra de campesinos e indígenas y que permita el acceso a la tierra de los que quieran vivir y trabajar el campo de acuerdo a las característica de cada región”, señaló el texto. Los santiagueños hicieron en la Plaza una representación sobre la pérdida de sus tierras. “Venimos a apoyar su lucha (la de los desocupados) porque es igual a la nuestra”, dijo un representante del Mocase. “Nosotros peleamos por la tierra porque es nuestra única posibilidad de tener trabajo.” Del otro lado del vallado que rodea a la Casa de Gobierno la infantería permaneció apostada con camiones hidrantes. Las rejas ya ni siquiera se sacan cuando termina una manifestación. Instaladas de manera permanente, ahora están amuradas al piso mediante bloques de cemento.