EL PAíS › QUE HAY DETRAS DE LA NUEVA MOVIDA DE BRINZONI

En busca de una cuota de poder

 Por Horacio Cecchi

“Es una institución muy útil a la sociedad”, dijo el jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni. Se refería al servicio militar obligatorio. Entre los especialistas llamó la atención lo “extemporáneo” del putsch militar, cuando están desplegadas sombras y durísimos cuestionamientos por la muerte del cadete Segundo Cazenave, cuando el gobierno de Eduardo Duhalde tiene más de provisorio que de nacional y cuando la imagen de la colimba obligatoria fue sepultada por la sociedad después del caso Carrasco y de la desastrosa épica malvinense. La reinstalación pública de la colimba no apareció despegada de la variante más social, puesta en escena por Horacio Jaunarena. “El Ejército viene pidiendo pista en acciones sociales desde hace tiempo –señaló el sociólogo especialista en temas militares, Ernesto López–. Algunos están convencidos de que es una forma de recuperar imagen frente a la sociedad.” Obviamente, en el tira y afloje, además de imagen, se juegan otros intereses: convocar a 60 mil colimbas implica una cuota mayor de poder y otra cuota interesante en fondos para mantenerlos.
Brinzoni desató la polémica durante una visita a la Base de Apoyo Logístico La Liguria, de Resistencia, donde mantuvo una reunión con el gobernador chaqueño Angel Rozas. “Hablamos de las tareas que vamos a cumplir aquí, especialmente de apoyo a la comunidad”, explicó Brinzoni, aunque tal apoyo fuera una propuesta inmobiliaria: vender a los chaqueños los terrenos de adiestramiento que desde hace décadas se encuentran en desuso. “Están buscando arañar fondos de donde sea”, confió una fuente parlamentaria.
El mismo curioso concepto del jefe del Ejército sobre la acción social fue puesto de manifiesto, en el mismo lugar, cuando reveló la utilidad social de la colimba obligatoria y defendió su reimplantación. El marco en que realizó esas declaraciones resulta tanto o más curioso que el giro de la acción social uniformada: no pasaron dos semanas desde que tomó estado público la muerte del cadete Segundo Cazenave, cuya madre responsabilizó a Brinzoni por los malos tratos recibidos por su hijo en la Escuela General Lemos.
“Es, por lo menos, extemporáneo –dijo a Página/12 Ernesto López, ex vicerrector de la Universidad de Quilmes, y director del Programa de Investigaciones Fuerzas Armadas y Sociedad, de la misma universidad–. Es una muestra más de que no puede parar de emitir declaraciones que después no puede sostener. No es la primera vez que tira un globo de ensayo y se pincha a los tres metros de altura. Ya ocurrió con el escándalo del hábeas data y su abogado nazi, el repudio de la comunidad judía por su conflicto con Héctor Timerman. Pero, además, es extemporáneo por la oportunidad en que reclama el servicio militar obligatorio: largar una propuesta de semejante calibre cuando Duhalde está preparando su salida deja mucho que pensar”.
“Mi impresión es que el servicio militar obligatorio se murió en Malvinas –agregó López–. Hoy, el Ejército tiene 15 mil voluntarios. Cuando se anuló el servicio militar, se convocaba a alrededor de 60 mil conscriptos. Esto significa dotar de hombres a las unidades y también podría significar aumentar el presupuesto militar, porque a esos conscriptos hay que pagarles manutención, ropas, albergue. Habría que analizar si reinstalar el tema entra dentro de la perspectiva de una mayor cuota presupuestaria y de poder.”

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