ECONOMíA › SOLUCION OPTIMA DE MORGAN STANLEY
Veinte años pagando
Por Julio Nudler
Se confiesan asombrados por la relativa estabilización que alcanzó la Argentina estos últimos meses, a pesar de “carecer de un marco de política económica”, pero afirman que la calma será sólo temporaria. Para los economistas Karim Abdel-Motaal y Fergus McCormick de la banca estadounidense Morgan Stanley, el problema básico del país es patrimonial: “El sector de no transables (servicios), y particularmente los bancos, está quebrado.” Pero el Gobierno de Eduardo Duhalde, señalan, decidió dejarle al próximo la tarea de determinar el tamaño de la pérdida neta de capital y quiénes y en qué medida la sufrieron. Es probable, según cree Morgan Stanley, que las compañías afectadas y los bancos abandonen el mercado argentino, como ya han hecho algunas entidades financieras foráneas. “Existen serios riesgos –agregan– de que empiecen a cortarse los servicios públicos si no aumentan las tarifas.”
Pero estos analistas conocen dos soluciones. La primera y “óptima” es que el Estado se haga cargo de la pérdida de capital de las empresas de servicios, asumiéndola como una deuda adicional, y los contribuyentes argentinos se pasen los próximos 20 años levantando ese muerto. Es decir, del 2003 al 2022. La segunda y peor solución consistiría en hacer que la inflación lave el quebranto acumulado, saldándolo con emisión. El escrito no lo explica, pero se supone que en esta variante habría, vía precios, una transferencia de recursos desde el resto de la sociedad hacia -principalmente– las privatizadas para sanearles los balances.
Los economistas de Morgan Stanley aseguran que el próximo gobierno, cualquiera sea él, tendrá que encarar y resolver el mencionado problema patrimonial, “con o sin la asistencia de un programa crediticio plurianual del FMI”. Es obvio que sería un debut muy poco popular, pero juzgado inevitable. Aun así, “hay riesgo de que la situación argentina se precipite aun antes de que asuma un nuevo presidente... El mayor riesgo radica en que de las urnas surja un presidente no peronista...” Este temor puede resultar auténticamente asombroso en banqueros estadounidenses, y quizá deba atribuirse el milagro a diez años de neoliberalismo menemista. A MS también le preocupa que suba “un peronista débil”, incapaz de aunar al establishment político. Si ello ocurriera, “se volvería prontamente inevitable una alta inflación como mecanismo de ajuste”.