Martes, 17 de febrero de 2009 | Hoy
EL PAíS › LA ANTROPóLOGA SABINA FREDERIC, SUBSECRETARIA DE FORMACIóN MILITAR
Por primera vez una mujer, antropóloga social, es la encargada de supervisar qué y cómo se forman los oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas. El perfil de los cadetes y los objetivos de la educación para la defensa.
Por Nora Veiras
Casi cinco mil jóvenes estudian para ser oficiales o suboficiales de las Fuerzas Armadas. Un poco menos de un tercio son hijos de militares y una gran parte proviene de sectores socioeconómicos medios bajos. La absoluta mayoría son del nordeste y el noroeste, en la Patagonia no se registran vocaciones castrenses. Una antropóloga social, egresada de la Universidad de Buenos Aires y doctorada en Utrecht, Holanda, es la nueva encargada de orientar y supervisar qué y cómo aprenden. Desde un despojado despacho del décimo piso del Edificio Libertador, Sabina Frederic, flamante subsecretaria de Formación Militar, explica los cambios que se están poniendo en práctica. “Los oficiales ya repiten que el grado no garantiza el mando. Hoy tienen que explicar por qué una orden es cómo es”, comenta esta mujer que depende de otra mujer, la ministra Nilda Garré, que a su vez depende de otra: la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Frederic considera que “afortunadamente” los militares ya no son los de los ’70 y advierte que los “intelectuales y académicos de las universidades públicas” tienen como asignatura pendiente acercarse a ver cómo son hoy las Fuerzas Armadas
–¿Quiénes estudian hoy para ser oficiales de las Fuerzas Armadas?
(Piensa.) –No tengo los suficientes datos para decir quiénes son. Tengo más impresiones, percepciones de visitas y dichos de los militares. En general hay un porcentaje de hijos de militares que todavía eligen la carrera, debe rondar un 30 por ciento, es significativo. Hay por supuesto condiciones particulares que lo promueven. La vida militar incluye a la vida familiar, la socialización de los hijos de militares también los introduce a ese mundo. Después hay un porcentaje muy alto que viene de otras trayectorias familiares. La tendencia que se observa es que hay menos sectores medios-altos y más sectores medios-bajos que ingresan. Es indistinto en las tres fuerzas. Hay una mayoría de reclutados en las zonas del Noroeste y Noreste, en la Patagonia prácticamente no hay reclutamiento. La mayor cantidad es de Tucumán, Salta, La Rioja, Misiones, Corrientes, Formosa y también Capital y Gran Buenos Aires. Esto se acentúa en las épocas de crisis económica y pasa en todos los países del mundo. Hay ahora cifras de España donde hay un auge de la carrera militar porque la recesión en la que entraron es impresionante. Entonces la gente busca un lugar donde asegurarse un salario fijo.
–¿Qué porcentaje de mujeres ingresa en la carrera militar?
–Hay un 25 por ciento que entra en la Armada, un 10 o 12 en el Ejército y un 20 en la Fuerza Aérea. Hay una tendencia a la feminización de las fuerzas. Ese es otro elemento que modificó muchísimo el patrón de relaciones internas. La incorporación de la mujer y todas las medidas que la ministra ha implementado. Hay dificultades que superar día a día. Es uno de los temas del curso de instructores militares para establecer criterios comunes en las tras fuerzas sobre cómo abordar por ejemplo el rechazo de grupos de varones a la presencia de mujeres o al desempeño de mujeres. Hay mujeres que son muy buenas, son mucho mejores que muchos varones, y eso genera dificultades. Son jóvenes de 18, 19 años, dificultades que por ahí también se podrían generar fuera del ámbito militar, pero es un ámbito muy masculino, donde se busca explotar más lo corporal, la destreza, la resistencia. Eso para los oficiales instructores, que son los que se encargan de la formación netamente militar, es un tema que tienen que resolver diariamente.
–Algunos oficiales comentan lo difícil que les resulta imponer órdenes y a su vez respetar el derecho del otro a que le justifiquen esas órdenes...
–Es interesante trabajar sobre esa relación. Cuando uno está en una relación de subalterno debe obedecer, pero a su vez esa orden tiene que ser responsable. El punto es cómo se hace para formar a superiores que den órdenes responsables y razonables que no afecten la dignidad de las personas. Hoy en día cada vez más los subtenientes, los guardiamarinas y los alférez que salen de las escuelas aprenden que no pueden dar con facilidad órdenes arbitrarias porque las órdenes arbitrarias no se cumplen. Se encuentran con oficiales, a los que tienen que mandar en las unidades, que requieren de explicaciones. Ellos dicen: “El grado no te garantiza el mando. Hoy tenés que explicar por qué una orden es como es”.
–Este es un cambio total en la concepción de una estructura tan jerárquica...
–Creo que hay que pensar en la institución militar diferenciada generacionalmente. Hay un sector que llegaría a los 45, 46 años –también hay coroneles que tienen un pensamiento más cercano a los jóvenes–, es gente que viene de una sociedad democrática. Esa gente es diferente, hay ahí una tensión. Eso también provoca a los altos mandos, porque hay quienes dicen que hay que escuchar a los más jóvenes y otros que no lo ven muy bien.
–¿Hay 15 mil civiles estudiando en institutos universitarios militares?
–Gran parte está haciendo posgrados y la mayor parte está en el Instituto Universitario Aeronáutico de Córdoba.
–Se habló de la necesidad de revisar esta competencia entre institutos militares que ofertaban lo mismo que las universidades nacionales.
–Eso es algo sobre lo que hay que trabajar, pero la normativa lo que señala es que los institutos de Defensa no pueden superponer su oferta académica con la que se dicta en las universidades nacionales. Cuando la ministra asumió, ya estaba mal. Hay que corregirlo pero es un proceso lento porque, hay derechos adquiridos. La ministra les ha dicho a los directores de los institutos que el tema es privilegiar las necesidades de la defensa. El Instituto Universitario Aeronáutico lo que tendría que hacer es concentrarse en la formación de ingenieros y las investigaciones vinculadas con lo aeroespacial.
–¿Qué significa hoy formar para la defensa a un ciudadano militar?
–El ministerio trabaja sobre el desarrollo profesional. El prisma de los ’70 está presente. Todos estamos interesados en que los juicios se aceleren y se resuelva todo eso, pero la realidad actual del oficial instructor ya no es ésa, afortunadamente. Se piensa en el militar como un profesional que está al servicio de la sociedad argentina. Hoy la Argentina no tiene hipótesis de conflicto, entonces se trabaja sobre capacidades internas. La teoría que utilizan los militares, de sentido común, es bastante gráfica: es una reja, un perro, una Trabex... uno la tiene para persuadir al otro de que no se meta en su propia casa. En relaciones internacionales, la Argentina no tiene hipótesis de conflicto con nadie, la integración en el Mercosur es muy importante, con Chile es fabulosa. Lo que hay es un proceso de cooperación regional y eso es algo en lo que los militares se forman. No es fácil, porque ha habido una historia de pensar en hipótesis de conflicto. La Presidenta ha sido muy clara y ha dicho que la Argentina tiene necesidad de incluir los recursos naturales dentro de lo que es la protección nacional. Los recursos naturales son espacios vitales y sabemos que hay países, o empresas, que tienen intereses, y ésa es una zona de protección y de defensa importante. Pero nunca pensando en un enemigo externo.
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