Miércoles, 24 de marzo de 2010 | Hoy
EL PAíS › HOMENAJE A TRABAJADORES CANADIENSES QUE DENUNCIARON A LA DICTADURA
Hace treinta años, los estibadores del puerto canadiense de Saint John, New Brunswick, se negaron a cargar un envío de agua pesada para el reactor nuclear Candu de Río Tercero y se sumaron a una campaña de denuncia de la dictadura militar argentina. Bajo el eslogan “No Candu for Argentina”, los trabajadores repudiaron las violaciones a los derechos humanos de los militares y consiguieron la liberación de varios presos políticos, en un gesto solidario que será reconocido mañana en la Cámara de Diputados con un acto organizado por la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). “Este homenaje es una deuda de gratitud que teníamos pendiente desde el día mismo en que nos enteramos de que en un lugar distante, en un país del norte, había trabajadores decididos a hacer lo que los gobiernos no hacían”, expresó a Página/12 Hugo Yasky, titular de la central obrera.
En la madrugada del 3 de julio de 1979, el barco carguero “Entre Ríos II” llegó al puerto canadiense de Saint John para recibir un cargamento de agua pesada a ser usada en el reactor Candu, instalado años antes en Río Tercero. En la terminal de contenedores lo esperaban unos cien trabajadores convocados por el Consejo Laboral del Distrito de Saint John, que llevaron pancartas con los lemas “Hot cargo” y “No Candu for Argentina” y realizaron un piquete, negándose a cargar el envío.
La campaña había sido organizada por la Comisión No Candu y difundida por el exiliado argentino Enrique Tabak, denunciando que el gobierno canadiense continuara comerciando con la Argentina a pesar de la dictadura, exportando incluso tecnología nuclear. Pronto proliferaron los afiches con el lema “Hot cargo” y el día del piquete la ciudad de Saint John estalló en solidaridad obrera. Se sumaron a la protesta trabajadores del papel, de correos, autónomos, maquinistas, empleados públicos y hasta grupos religiosos. La huelga se generalizó y atrajo la atención del gobierno: un día después, dirigentes de la comisión se reunieron con la secretaria de Estado Flora Mac Donald y enviaron a los gobiernos de Canadá y Argentina una lista exigiendo la liberación de presos políticos, entre ellos el metalúrgico Alberto Piccinini. Doce de ellos consiguieron la libertad.
“Aquel granito de arena –recordó Yasky en diálogo con este diario– fue muy importante en el marco de la resistencia que nos permitió recuperar la democracia.” El secretario gremial de la CTA, Victorio Paulón, subrayó por su parte “la acción solidaria de un sindicato que logró presionar exitosamente a la dictadura militar argentina”. Esa central organizará mañana a las 18 un homenaje a los trabajadores de Saint John “por sus acciones en defensa de los derechos humanos y sindicales” en el Anexo de la Cámara de Diputados, con la presencia de Pat Riley y George Vair, dirigentes del sindicato portuario de la ciudad canadiense, y de trabajadores de la CTA y la CGT detenidos durante la última dictadura.
El lunes último, el embajador argentino en Canadá, Arturo Bothamley, condecoró con la Orden de Mayo a Pat Riley, en representación del sindicato de estibadores, reconociendo “a toda la gente que puso en riesgo su seguridad por personas que se encontraban a miles de kilómetros de distancia”.
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