En un pasillo del Congreso, rodeada de militantes que pasan y la saludan, la diputada Vilma Ibarra, una de las autoras del proyecto en debate, dice que tiene la impresión de que “va bien”, de que se aprueba. Y lo dice después de haber recorrido el recinto y hablar con diputados de todos los bloques. Sobre los que optan por el proyecto de unión civil, la diputada señala que hay un concepto antiguo de que “la igualdad es para los que son iguales y lo diferente para los que son diferentes; para los juristas más modernos frente a la existencia de la pluralidad, lo que debe hacerse es fijarla en igualdad ante la ley”.

La diputada insiste en la razonabilidad por la que se debe discriminar, por ejemplo, entre quienes tienen menor poder adquisitivo a la hora de cobrar impuestos. “Pero no se puede utilizar la orientación sexual para quitar derechos”, explicó. La discusión, admite, se fue por otros carriles pese a sus aclaraciones sobre la adopción. “Nadie me contestó con argumentos, nadie pudo justificar el heterosexismo”, agregó la diputada, antes de fundirse en un abrazo con Alex Freyre y José María Di Bello, el primer matrimonio homosexual de América latina.