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El llamado testigo C, un oficial de inteligencia iraní, ha despertado una fuerte polémica. La primera vez que declaró, en 1998, no mencionó nada de una supuesta coima a Carlos Menem para que no se siguiera acusando a Irán por el atentado. En 2002 volvió a declarar y esa vez dijo que efectivamente un funcionario de Menem estuvo en Teherán y se le depositaron diez millones de dólares al ex presidente en una cuenta en el Banco de Luxemburgo, sucursal Ginebra. Nunca se pudo comprobar. A principios de diciembre de 2002 ratificó ante el juez y los fiscales su declaración, aunque no pudo identificar por fotos al supuesto funcionario argentino que gestionó la coima en nombre de Menem. El 20 de diciembre pasado envió una carta manuscrita al titular de la SIDE, Miguel Angel Toma, diciéndole que jamás habló de que se le pagó una coima a Menem. En estos días, la SIDE reconoció que mantuvo una extensa reunión con C en Alemania en octubre pasado. Sin embargo, el informe de ese encuentro se le entregó al juez recién ahora. La DAIA, la AMIA y las agrupaciones de familiares han denunciado una manipulación política en lo referido al testigo C y existe una exigencia de que ese testigo sea traído a la Argentina para que sea interrogado por todas las partes y no como hasta ahora que estuvo sin control en manos de la SIDE, el juez Galeano y los fiscales.