Sobre todo es pianista. Un artista. Y un militante social. Desde hace unos años, también es el representante argentino ante la Unesco. Miguel Angel Estrella ya era embajador de buena voluntad de ese organismo internacional cuando Néstor Kirchner le ofreció convertirse en el embajador oficial. Primero se resistió. Pensaba que era un puesto destinado a lidiar con la burocracia y con responsabilidades que, se imaginaba, no le dejarían tiempo para la música y la familia, sus prioridades de toda la vida, pero sobre todo desde que fue liberado de los centros clandestinos uruguayos, donde estuvo secuestrado. Con el tiempo, aunque reniegue, fue adquiriendo parte del savoir faire de la negocación diplomática. Así, siguió el recorrido y las posibilidades de que las Abuelas de Plaza de Mayo reciban el premio más importante del organismo internacional y también, cuenta, se peleó con la representante de México, que no quería que una funcionaria enviada por Alicia Kirchner presidiera una sesión del Most, el programa de la Unesco que realiza y fomenta la investigación en Ciencias Sociales y que preside la ministra de Desarrollo Social argentina.

“Nosotros le teníamos fe a lo de Abuelas. El día que se otorgó me dijeron que el coordinador del premio quería hablar conmigo, querían saber el día a día de las Abuelas, qué significan en la sociedad argentina. Les dije que tienen una omnipresencia y que en la Argentina hay una política muy seria de derechos humanos desde el Estado. Les conté el día a día de Abuelas, que a mí me había tocado muchas veces acompañarlas a cárceles, hospitales, jardines de infantes y que tenían un discurso muy diáfano, transparente y que tenían palabras para hablar con chiquitos de cinco años, de nueve, catorce, secundarios, universitarios. Hicieron un camino enorme sobre información. El jurado se entusiasmó mucho. Un africano dijo que el premio iba a ser también un espaldarazo para las mujeres africanas y para las mujeres del mundo árabe, que están relegadas... El género tiene mucho que ver, pero va a ser un ejemplo para la humanidad, porque se está premiando una acción militante, muy seria y que dio sus frutos, encontraron 105 nietos”, se entusiasma Estrella.

“Con las Abuelas yo trabajo mucho. Son mujeres que tienen un estilo, un poco marcado por Estela (Carlotto), de no vociferar, decir cosas contundentes pero a veces con una sonrisa, a veces con una lágrima también. Y a mí me emocionan mucho y me emociona mucho más este premio que haber logrado, por ejemplo, que el tango sea nombrado patrimonio universal, algo que como músico me emocionó. Pero este reconocimiento me emociona mucho más”, asegura.